domingo, 19 de febrero de 2012

DE APELLIDOS GUANCHES Y EUROPEOS




CAPITULO II (I)

Eduardo Pedro García Rodríguez.

Dada la favorable acogida por parte de los lectores de la serie divulgativa De apellidos Canarios y europeos, los cuales tratan de la ascendencia por parte paterna del preclaro descendiente de guanches el Dr. Díaz Núñez y la cual hemos extraído de la extraordinaria obra del Catedrático de la Universidad de La Laguna Dr. D. Octavio Rodríguez Delgado(1): El Dr. D. Agustín Díaz Núñez (1796-1866) Su vida, su familia y su obra, nos anima a continuar –contando con el beneplácito del Sr. coordinador de elguaguanche.net- con esta serie de artículos, en esta oportunidad dedicados a la ascendencia materna del Dr. Díaz Núñez.

El objeto de este trabajo es el de divulgar algunos aspectos de la integración de determinadas familias guanches en el nuevo orden impuesto por el sistema dominante, de las cuales tenemos constancia mediante documentos públicos. Creo que nos llevaremos una grata sorpresas el día que se haga una investigación científica exhaustiva y metódica en esta línea de los antiguos protocolos notariales y documentos públicos generados en los primeros tiempos de la invasión de las islas, hueco que incomprensiblemente, continua abierto en la bibliografía canaria.

En este caso concreto que nos ocupa y referido a una sola familia del Menceyato de Güímar, no solo es extensible a otras muchas familias guanches de la isla Chinech sino que además es aplicable a las demás pues tuvo lugar el mismo proceso con anterioridad.

La ingente cantidad de datos que nos aporta el autor relativo a una sola familia y a un solo lugar –el Valle de Güímar- nos abren un amplio abanico de nombres apellidos europeos portados por nuestros antepasados  proporcionándonos  un amplio conocimiento de la pervivencia de nuestros ancestros ocultos bajo nombres y apellidos foráneos.

Dichas familias al asumir -por imposición o por aceptación voluntaria- con el bautismo cristiano nombres y apellidos europeos posiblemente no previeron que al aceptar las sibilinas propuestas de los invasores, asumían la ideología dominante de los mismos la cual abarca diferentes y complementarias manifestaciones: patriarcal, progresista unilineal, racista, clasista, militarista, religiosa y otras, que se sostienen en valores conservadores que a su vez difunden masivamente, como el culto a la idea del orden y a al establecimiento de un único orden; el culto a la superioridad, a lo foráneo, a la competencia, al futuro, a la rapidez, a la razón instrumental, al ser humano como centro del universo, a lo masculino; la ambición de poder y de dinero y bienes materiales superfluos; el no-reconocimiento del  otro/a; la consecución de lo fácil; el falso respeto a las tradiciones conservadoras, esa macro-ideología multidimensional que es el soporte del ejercicio del poder-dominación y apela a un discurso que se pretende hegemónico y basado en supuestas "leyes naturales", y, por tanto, presenta los hechos de su conveniencia como "inevitables", y, más aun, como "necesarios" para apuntalar el "progreso de la Humanidad".
Entre los métodos empleados por los invasores para anular la autoestima del pueblo canario está la asignación arbitraria de calificaciones discriminatorias y denigrantes al pueblo sometido y, particularmente a los que se han mantenido alzados durante el colonialismo. La persistencia y/o diversificación de calificaciones racistas sobre El pueblo originario en la actualidad: "tribus" (no pueblo ni nación); "moros" (homogéneos, sin diversidad); "salvajes/bárbaros" (atrasados, violentos, "pre-civilizados"); "buen salvaje (idealización nostálgica: inocentes, puros, pacíficos, (primigenios “ecologistas,)   "Vagos/improductivos" (resistencia al trabajo esclavo, al vasallaje y al trabajo asalariado con sus exigencias de "productividad"). "sucios" (a pesar de la costumbre de bañarse diariamente y defecar fuera de sus viviendas, no se perfuman ni asocian la tierra con "suciedad");  "inmorales/desvergonzados" (no temen a, ni ocultan sus cuerpos, disfrutan por igual de la semi-desnudez y del uso de ropa tradicional u occidental); "desobedientes" (resistencia a la autoridad impuesta); "incultos" (no adoptan fácilmente la cultura del invasor y re-crean continuamente su propia cultura, incorporando y re significando algunos elementos de la cultura envolvente del invasor.
La educación y la cultura no se limitan a lo formal-institucional, siendo más importante la comunidad en la formación de la persona); "supersticiosos" (muchos/as continúan cultivando sus religiosidades ancestrales y los/as cristianizados/as tienen una particular vivencia del cristianismo); "invasores" (cuando una parte del pueblo canario procura recuperar parte de sus tierras ancestrales, ocupa tierras producto del desplazamiento forzoso de las tierras que tradicionalmente han ocupado o, se defienden de los intentos de desplazamiento forzoso de las mismas, se les califica de "invasores").
Caso de la nefasta Ley de costas elaborada desde Madrid –donde no existen costas marítimas-, mediante la cual se desplaza a los naturales de sus tradicionales viviendas o casa de veraneo en las costas de las islas y se permite la existencia de hoteles y urbanizaciones y bloques de apartamentos edificados prácticamente dentro del mar…
La implementación de estrategias de asimilación/integración del pueblo canario pretende su desaparición. El discurso del mestizaje pretende borrar las diferencias. Este proceso persigue imponer la "homogeneidad" socio-cultural del Estado Nacional Colonial y desconocer derechos canarios originarios y específicos.
 El paternalismo de la cultura envolvente del colonialismo interno impone el término "nuestros indígenas", obviando que los pueblos indígenas no le pertenecen a ninguna otra cultura; la única pertenencia asumida es a la Madre Tierra.
La imposición del uso de un concepto limitado de cultura, que posibilita la dominación basada en la desvalorización de la cultura ancestral y de la mal llamada "cultura popular", a las que se le asigna un menor rango y un carácter "arqueológico", "folklórico" o, de "atracción turística", al lado de la cultura de las elites, presentada como "la cultura", en un sentido universalista. Como consecuencia de esa visión eurocéntrica/elitesca se ha desconocido al  idioma  Insualamazigh, calificado como "dialecto" siendo tronchado desde el momento de la invasión (hasta las primeras décadas del siglo xx, en la escuelas rurales de nuestra isla eran castigados físicamente los niños que atrevieran a hablar guanche); a las expresiones artísticas propias y populares, calificadas como "artesanías"; a sus religiosidades, calificadas como "animismos" y "supercherías"; a sus tradiciones médicas y botánicas, calificadas de "curanderismo" y "brujería". En nombre del bienestar, con la ideología del progreso se ha justificado: La apropiación de los recursos de los pueblos de la periferia capitalista mediante el robo y saqueo legalizados, presentándoles como "pago de deudas".
Y a todo este cúmulo de injusticias ha contribuido un hecho aparentemente inocente, como es el cambio de nombres y apellidos guanches por otros europeos.
RAMA MATERNA DEL DR. D. AGUSTÍN DÍAZ NÚÑEZ

La Casa Hernández Franco fue fundada en Canarias por el caballero portugués don Hernán Pérez Franco, natural de Vilarandel de Chaves, quien figuró entre los conquistadores de Tenerife, donde se estableció con su familia a finales del siglo XV; su descendencia se dividió en dos ramas principales. La línea agnada estableció su solar en la ciudad de La Laguna y comenzó usando el apellido "Hernández Franco", que luego simplificó a "Franco", el cual se extinguió en su varonía en la primera mitad del siglo XIX. La otra se trasladó al Valle de Güímar, entroncó en sus primeras generaciones con los Reyes naturales de la isla, tal como se recoge en el Nobiliario de Canarias (tomo IV, págs. 814-820), y empezó empleando sólo el apellido "Hernández", para luego fraccionarse en otros dos linajes: uno que siguió llevando el "Hernández" y el otro que adoptó el apellido "Núñez"; por rara casualidad, también esta segunda rama que adoptó el Núñez desapareció casi al mismo tiempo que la línea lagunera; en cambio, la rama que en este Valle (Güímar)siguió esgrimiendo el Hernández aún pervive en línea de varón.

El linaje sureño lo fundaron don Álvaro Hernández Portugués y doña Catalina Núñez, establecidos en Arafo. Su hijo don Joaquín Núñez, casado con doña Ana Díaz Afonso, fue el cabeza de la rama "Núñez"; de él en adelante su descendencia masculina no dejó de llevar este apellido, bien solo o acompañado de otro distinto, aunque en todo caso familiar.

Uno de sus hijos, don Diego Díaz Núñez "el Cojo", fue el primero que se estableció en Güímar, encabezando la línea que concluye en doña María Núñez Torres, madre del Dr. don Agustín Díaz Núñez.

Recordando lo escrito en una ocasión por el fallecido Cronista Oficial de Güímar, don Tomás CRUZ GARCÍA:

Entre las casas antiguas que por verdadero milagro aún se conservan en Güímar; se encuentra una en la calle de San Pedro de Abajo, actualmente de mis primos María y Gonzalo Cruz García, que aunque de modesta apariencia, es de una belleza y de un tipismo verdaderamente extraordinarios (...).

Esta graciosa residencia constituyó, durante muchos años, la casa solariega de la familia Núñez, desde el instante en que se domicilió en Güímar: No he podido averiguar la fecha en que se construyó, ni tampoco quien ordenara su edificación (...).

El último varón de esta familia que poseyó la casa fue don José Núñez Rodríguez. Luego pasó a su nieta doña Herminia Rodríguez Núñez, hija de don Víctor Rodríguez Delgado y de su esposa doña Josefa Núñez Hernández, que contrajo matrimonio con don José Pérez Praga, oriundo de Vilaflor, y como éstos tampoco tuvieron varones la heredaron sus dos hijas: doña Lucrecia, esposa que fue de don Arístides Hernández Mora, hijo del coronel de Infantería don Constantino Hernández Rodríguez y de doña María Mora González, natural de La Gomera; y doña Delfina Pérez Rodríguez, que casó con el Lcdo. en Medicina don Manuel Angulo Almenar, natural de La Laguna e hijo del licenciado en Derecho y registrador de la Propiedad de dicha ciudad don Manuel Angulo y Laguna, natural de Sevilla, y de doña María del Carmen Almenar Perera, nacida también en la citada ciudad de La Laguna.

Según comentaba don Tomás CRUZ GARCIA:
La familia Núñez se asentó a raíz de la conquista de Tenerife, en los lugares de Candelaria y Arafo, en especial en este último, donde .fue favorecida con repartimientos de tierras y aguas por el Adelantado, don Alonso Fernández de Lugo, sirviéndose de los poderes que le habían conferido los Reyes Católicos. Que dicha familia ocupaba un lugar relevante en el Valle de GüímaR; lo justifica, entre otras razones, el casamiento del mencionado Alvaro Hernández Franco con Catalina Núñez; que ésta fuera hermana del presbítero don Diego Núñez y de María Báez, casada con Melchor Pérez, alcalde de Candelaria, que sus descendientes adoptaran posteriormente el apellido "Núñez", absteniéndose del "Hernández Franco" o "Franco", posiblemente como homenaje a sus ante pasadas las dos Catalina Núñez, y los enlaces matrimoniales que los "Núñez" realizaron con las otras principales familias del repetido Valle.

I.- DON HERNÁN PÉREZ FRANCO (O YANES)
Caballero portugués, natural de Vilarandel ( o Villarandello, o Villazán, o Villanueva) en el concejo o "término de Chaves en Portugal". Fue conquistador de Tenerife, eh donde se estableció en los primeros años del siglo XVI en unión de su esposa doña Beatriz Rodríguez ( o Perera), con quien procreó a:

II.- DON ÁL VARO HERNÁNDEZ PORTUGUÉS (O HERNÁNDEZ
FRANCO)
Al igual que su padre era natural de San Vicente de Vilarandel, en el concejo de Chaves (Portugal), y fue conquistador de Tenerife. Casó en esta isla en segundas nupcias con doña Leonor Pérez Martín (o Pérez Yanes), hija de don Pedro Martín (o Martínez) Yanes y de doña Catalina Luís Álvarez; el recibo de dote fue otorgado en 1526 ante don
Alonso Gutiérrez. Fueron vecinos de Tacoronte y don Álvaro fue enterrado en la iglesia de San Pedro de El Sauzal.

Don Álvaro otorgó testamento el 17 de octubre de 1547 ante don Gaspar Justiniano, escribano de La Laguna; gracias a dicho documento conocemos sus ascendientes y sus hijos, pues aparece testimoniado en la información de nobleza practicada por su descendiente doña Ignacia Díaz Núñez. y doña Leonor testó en 1572 ante don Juan del Castillo.

Don Álvaro y doña Leonor tuvieron dos hijos:
1.- Don Francisco Álvarez Hernández Franco, Marido de doña Magdalena Hernández Gallegos, hija de don Francisco Hernández Gallegos y de doña Leonor Alfonso, su legítima mujer.

Encabezan la rama mayor de la Casa Hernández Franco, historiada en el Nobiliario de Canarias (Tomo II, págs. 463-471). Los descendientes de este enlace continuaron empleando en el futuro, hasta su extinción, el apellido "Hernández Franco" o solamente el de "Franco". Procrearon dos hijos:

A) Don Pedro Fernández Franco ( o Álvarez), capitán de Infantería  Ostentó el empleo de capitán de Infantería Española por patente dada en Gran Canaria a 12 de julio de 1593, en “atención a sus méritos, servicios y calidad", por don Luís de la Cueva y Benavides, primer capitán general de Canarias y presidente de su Real Audiencia.

Casó dos veces: la primera con doña Nicolasa Rodríguez Álvarez de Toledo, natural de La Laguna, hija de don Gaspar Simón López de Toledo y de doña Magdalena Marrero Núñez, y bisnieta del conquistador de Tenerife don Simón López de Toledo y Báez.

De este primer matrimonio nacieron cuatro hijos: Don Francisco Fernández Franco, doctor en Sagrada Teología y canónigo de la Santa Iglesia Catedral de Canarias; don Angel Fernández Franco, que casó en Tacoronte con doña Águeda Francisca Correa y Lezcano, con quien procreó al " Muy Reverendo Padre Definidor" Fray Ángel Fernández Franco, de la Orden de San Agustín y notario del Santo Oficio de la Inquisición; doña Sebastiana Francisca Franco, casada con el capitán don Félix de Espino Peraza de Ayala y San Juan-Padilla, regidor perpetuo de la Gran Canaria, mayorazgo de la ilustre Casa de su apellido en esta isla, en la que sucedió últimamente la de Bethencourt y Muxica, y progenitores además de las Casas de Bravo de Laguna, Casabuena y otras de la primera Nobleza del País; y doña Isabel Francisca Fernández Franco, esposa del capitán don Juan Domínguez Izquierdo, con quien testó de mancomún en 1668 ante el escribano Núñez Angelín y procreó entre otros hijos al capitán don Pedro Domínguez, teniendo como ultimo descendiente a don Lope Antonio de la Guerra y Peña, regidor perpetuo de Tenerife y mayorazgo de la Casa de Peña en esta isla.

El capitán Fernández Franco contrajo segundas nupcias con doña Isabel Pérez Arocha (o Pérez Alfonso y Riverol), hija del Doctor don Baltasar Pérez Alfonso, abogado de los Reales Consejos, caballero Hijodalgo de las Montañas de Santander, y de doña Catalina de Riverol y Arocha, nacida en Santa Cruz de La Palma, su legítima mujer.

De este segundo enlace nacieron: Don Juan Fernández Franconco, 1 del nombre, sargento mayor de la Isla de Tenerife, que casó en La Laguna en 1644 con doña María Magdalena de Medina, hija de don Pascual Francisco Gallego y Bello y de doña Ana Vizcaíno de Medina, vecinos de Güímar, con ilustre sucesión; y doña María Ana Francisca, que casó con el capitán don Manuel Gutiérrez de León, hijo de don Manuel Brito de León y de doña María Gutiérrez de Plasencia, quien una vez viudo contrajo segundas nupcias don doña María Espinosa de los Monteros.

E) Don Salvador Francisco Fernández Franco, alférez de Milicias Alcanzó el empleo de alférez de las Milicias Provinciales. Casó en Tacoronte con doña Lucía Rodríguez Beuiel, hija de don Manuel Alfonso Déniz y Contreras y de doña María-Rodríguez Beuiel, que a su vez lo era de don Francisco Rodríguez, conquistador de Tenerife, y de doña Blasona Berriel Fernández de Vera y Negrín. Procrearon dos hijos: Don Eartolomé
Francisco Franco (1614), nacido en Tacoronte, donde casó con doña Catalina Rodríguez de Barrios, hija de don Diego Simón Rodríguez de Barrios y de doña María Hernández Canino, con quien procreó al " Muy Reverendo Padre" Fray Diego Simón, de la Orden-de San Agustín, y a don Salvador Francisco Franco, nacido casado y con descendencia en dicho Tacoronte; y doña Francisca Rodríguez Berriel, que casó en Tacoronte en 1680 con don Cristóbal de Osorio, con quien se estableció en "Indias de Su Majestad".

2.- DON ÁLVARO HERNÁNDEZ PORTUGUÉS, que sigue la línea.

111.- DON ÁL VARO HERNÁNDEZ PORTUGUÉS
Segundo del nombre. Se estableció en el incipiente caserío de Arafo, donde contrajo matrimonio con doña Catalina Núñez Báez, hermana del presbítero don Diego Núñez e hija de don Tristán Báez y de doña Catalina Núñez, vecinos de Arafo; la carta de dote fue otorgada en 1565 ante el escribano don Francisco Márquez y recibida al año siguiente. Se establecieron en Arafo, donde nacieron sus hijos.

Como ya hemos indicado con anterioridad, sus descendientes, prescindiendo del "Hernández Franco" o del "Franco", formaron o constituyeron dos linajes independientes en el Valle de Güímar: uno que sólo empleó en adelante el apellido "Hernández"; y otro que adoptó el "Núñez".

Disfrutó de considerables propiedades en el Valle, tanto en tierras como en animales. En agosto de 1577 una vaca y un buey de su propiedad entraron e hicieron daño en una sementera de cebada, que tenía en El Tanque don Pedro Hernández, mayordomo que fue de don Francisco de Alarcón; así consta en una demanda interpuesta por el dagnificado en "el valle y heredamiento de San Juan de Güímar", ante el escribano don
Sancho de Urtarte [fol. 888 r].

Los herederos de don Álvaro Hernández " el Viejo " dividieron las tierras de La Haya, comenzando desde el naciente, y tocaron a doña Leonor Pérez la primera, a don Joaquín Núñez la segunda, a don Pedro Núñez la tercera, a doña Juana Batista la cuarta, a don Mateo Hernández la quinta y a don Bartolomé Pérez la sexta; cada una de estas suertes tenía de naciente a poniente dos cordeles y tres brazas, y se extendían todas desde el Barranco del Granadillar hasta el Barranco de la Gambuesa; estos datos se recogen en una copia de la antigua partición que firmó don Juan de Baute Fariña "el Viejo", por estar la original "muy vieja". (Continuará)
Enero 2008.

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