sábado, 18 de agosto de 2012

CAPITULO XIX


CAPITULO  XIX

Eduardo Pedro García Rodríguez


Retomando el tema del santuario de Galdar recuerdo que hace más de tres décadas cuando el autor de estas líneas defendía públicamente los más que visibles paralelismos entre determinados aspectos de la ancestral cultura de nuestros antepasados con la egipcia y la púnica-cartaginesa, la reacción contra mi modesta persona por parte de los estamentos coloniales autoerigidos en supuestos detentadores de la verdad histórica de esta colonia fueron ciertamente inmisericordes, surgidos de la habitual prepotencia de estas mentes intelectualmente sometidas y deseosas de imponer los postulados de los sometedores, ganado así su beneplácito.

Los epítetos más suaves que me dedicaron fueron los de loco, saqueador,  simple aficionado…, el resto puede imaginárselos el lector.


Imagen superior, dibujos geométricos de la Cueva pintada de Galdar (Gran Canaria), abajo “Muñeca” egipcia conservada en el Museo Británico de Londres, comparece unos y otros y saque sus propias conclusiones.



Pero como sucede casi siempre, el tiempo acaba poniendo orden en las cosas y dando la razón a quien la tiene, así tenemos que aquellos círculos académicos de investigadores de salón tan intransigentes con todo lo que significase cualquier aporte a nuestra realidad histórica que contradijera sus inamovibles y retrógrados postulados culturales para este país, hoy asumen sin el menor rubor el hecho de que efectivamente existieron esas conexiones culturales que unas décadas atrás tan vehemente demonizaban. Tal como expuso públicamente una reconocida figura de la arqueología en Canarias en una conferencia impartida sobre la metodología arqueológica practicada en las islas “habían decidido cambiarse el Chips”

Continuando con la descripción de las construcciones precoloniales cultuales de nuestros ancestros algunos de cuyos restos arqueológicos perduraron hasta la segunda mitad del siglo XX, creemos oportuno reproducir parte de un excelente trabajo del investigador Sebastián Jiménez Sánchez titulado: Exponentes megaliticos cultuales de los canarios aborigenes.

Dicho trabajo fue presentado en el V Congreso Panafricano de prehistoria y Estudios del Cuartenario y, publicado por el Museo Arqueológico de Santa Cruz de Tenerife en el año 1966.

Si bien no estoy de acuerdo en que un estudio de estas características sea encuadrado temporalmente como “cuartenario”, falacia etnohistórica sostenida por el sistema colonial como  medio para desprestigiar nuestra milenaria cultura, me animo a reproducirlo en parte, con la idea de que sirva para un mejor conocimiento del tema por parte de los lectores ya que este tipo de trabajos de investigación suelen publicarse en  revistas especializadas a las cuales tienen acceso un círculo muy limitado de especialistas y siendo prácticamente desconocidos para el gran público. Teniendo en cuenta que esta serie de artículos tiene como único fin el ser un elemento de divulgación de nuestra ancestral cultura tanto material como espiritual. Como he dicho muchas veces, nuestros ancestros tuvieron que adaptar su cultura material a los elementos que les ofrecía el territorio, como sabemos, en las islas no existen metales factibles de ser elaborados artesanalmente, en cuanto a los aspecto morales y espirituales la cultura guanche era con mucho superior a la europea de la época, un reflejo de ello nos lo ha trasmitido el piloto Niccoloso da Recco en 1341: “…Su canto es dulce; su baile es análogo al de los Franceses; son vivos y alegres y más civilizados  que muchos de los Españoles.”

a) Almogarenes o santuarios y casas de oración, al aire libre y en cuevas.

Se da el nombre de almogarén o simplemente mogarén a un especial recinto natural, al aire libre y al abrigo de la roca, situado en excepcionales colinas, atalayas o en las cimas de altas montañas; también este recinto puede estar situado en cueva. En uno y otro caso es lugar de oración y altar de los holocaustos, más concretamente dentro de la cultura canaria, el ara de las libaciones místicas en obsequio de la deidad. En estos santuarios tenían lugar las ceremonias sacrales en las cuales intervenían el "Faycán " o Gran Sacerdote, auxiliado por  las vestales o sacerdotisas. Aquéllas estaban dirigidas a impetrar del la Divinidad, la benevolencia y protección en favor de la lluvia, de la fecundidad de las cosechas y del ganado, del bienestar del pueblo, de la paz, de la salud
y de la libertad. En estas ceremonias intervenían asimismo el pastor con su ganado sediento, el cual era encerrado en cuevas durante tres días, sin comer ni beber, para que con sus permanentes balidos mover más la piedad de la Todopoderosa.

Ejemplos de estos centros de oración son: "El almogarén de Cuatro Puertas", en Telde; "El almogarén de La Fortaleza", en Santa Lucía de Tirajana; "El almogarén del Bentaiga", en el centro cumbrero de Gran Canaria; "El almogarén del Baladero", en Telde; "El almogarén de la Montañeta de Moya"; "El almogarén de Tasarte", en la localidad de su nombre; "El almogarén de Riscos Blancos", antiguamente conocido por "Humiaga", en San Bartolomé de Tirajana; la llamada "Casa de Oración", en la localidad de "Los Casarones", en San Nicolás de Tolentino; "El almogarén de Tirma", en Agaete; "El almogarén de Amagro", en Gáldar, etc.

Elementos esenciales de estos recintos sagrados son pequeños pozuelos o cazoletas, canalones o zurcos y crecientes lunares, todos ellos destinados a recibir la ofrenda mística de los pueblos montaraces y pastoriles. Tanto en el, "Almogarén de Cuatro Puertas" como en el de "Roque Bentaiga" se han localizado junto al altar de las ofrendas unos extraños grabados en forma de crecientes lunares enlazados, labrados en la toba roja  del abrigo del recinto, que guardan estrecha relación con el ceremonial cultural y cuyo desciframiento es aún desconocido. Al hablar hace años al profesor Dr. Wolfel de este grabado y llevarlo ante el mismo, le hizo recordar a una de las mesas sacrificiales de la isla de Creta por él admiradas.

b) Cazoletas, canalones, arcos, crecientes lunares y pozuelos discoidales

Son numerosos los que hemos localizado en los propios almogarenes o santuarios al aire libre y en las propias cuevas de oraci6n, unas veces aislados y frecuentemente unidos por estrechos canalones; en algunos de ellos, especialmente en las cazoletas mayores de forma discoidal hemos advertido curiosos y muy resaltados rebosaderos o vertederos, tal sucede en los almogarenes citados y en la gran cueva-almogarén conocida por “Cueva del Rey”, situada en el hermoso complejo arqueológico de la “Sierra del Bentaiga” en Tejeda. Las cazoletas ofrecen profundidades variables, desde diez a veinticinco centímetros. En la citada “Cueva del Rey” llegamos a contar hasta veinticinco receptáculos con diámetros diversos que oscilan entre diez y treinta centímetros.

c) Monolitos y menhires naturales.

El panorama físico y las alturas de las grandes masas rocosas influyeron también poderosamente en el espíritu del antiguo grancanario para mostrar su admiración y reverencia hacia la Omnipotente. De ahí que ellos vieran en los grandes monolitos y menhires naturales una muestra del brazo fuerte de la Deidad. En esos monolitos y menhires naturales que se yerguen imponentes y mayestáticos en las sierras y en las montañas de las cumbres de Gran Canaria creyeron los canarios ver el espíritu y poder de la Diosa: de ahí que “El Nublo”, “Roque Bentaiga”, “Roque Palmés”, “Roque Narices”, etc. fueran tenidos por tronos de la Deidad. Hacia ellos dirigían singulares peregrinaciones en momentos aciagos de la vida insular, por hambre, pestilencia, sequía, invasión o guerra, al igual hacían a los ya descritos almogarenes .

Dentro de cada reino, poblado cantonal o aldea pastoril hubo un pequeño santuario o casa de oración, el popular almogarén. Los numerosos recintos de esta clase localizados así lo prueba.

d) Signos astrales

Como los pueblos más antiguos el canario, según se ha referido, sintió hacia la Sol y el Luna especial devoción; les atraía sobremanera al igual que todo el maravilloso conjunto estelar. Para ellos era una demostración de la Diosa Todopoderosa y Sustentadora del Cielo y de la Tierra. En el Luna encontramos la justificación de los trazos de esos crecientes arqueados que anteriormente citábamos, formando parte de extraños grabados localizados en los almogarenes de “Cuatro Puertas” y “Roque Bentaiga”, y en la Sol y el Luna, las representaciones astrales que ornamentan algunas de las bellas ánforas de la cerámica  de Gran Canaria, que se custodian en las salas de “El Museo Canario”, de Las Palmas, decoración que no sólo tienen expresividad en la panza o vientre de aquéllas sino también en el fondo externo de cuencos y cazuelas; igualmente las representaciones astrales de expresiones rutilantes, concretamente solares, de la Sol en su cénit, o de luceros, por mí descubiertas en uno de los abrigos rocosos del poniente del macizo basáltico del Barranco de Balos, en el término de Agüimes. Representaciones astrales del culto a los cuerpos celestes las admiramos también en la ánfora elegantísima, de hermosa asa femenina y corte asirio localizada en la propia villa de Agüimes, conservada en el mentado “Museo Canario” de Las Palmas.

e) Cuevas oráculos

En el notable complejo arqueológico del yacimiento de “La Montañeta”, en el término de Moya, inmediato a la cueva-granero, localizamos en 1946 una hermosa cueva de dos plantas. En el centro de la segunda planta, de piso circular descubrimos una tosca de unos 2'75 metros de diámetro, en la cual, rodeando aun pozuelo central de unos cuarenta y cinco centímetros de diámetro por unos treinta centímetros de profundidad, se localizaron siete cazoletas o braceros discoidales con vestigios de cenizas. Este extraño hallazgo, especie de oráculo, lo vinculamos a prácticas agoreras a través del humo del fuego purificador, frecuentes en los pueblos prehistóricos en determinados días del año y lunaciones. Este tipo de pozuelos o braceros labrados en la tosca o roca lo hemos localizado posteriormente en otras cuevas. Los mismos son exponentes del culto al fuego y a la madre Sol en momentos de danzas rituales.

f) Ojos de los dioses

En algunas vasijas, especialmente en tazos troncocónicos queremos ver el ojo escrutador de la Todopoderosa, a través de cierta ornamentación discoidal, tales son los llamados "ojos de los dioses", enmarcados en singulares motivos decorativos romboidales, en color negro.

g) Decoración triangular, símbolo de la llama de fuego.

En la cerámica  grancanaria destaca corno elemento ornamental la decoración triangular, especialmente la del triángulo equilátero*, que según afirmó Platón es el más bello de los triángulos, al cual sigue el isóscele que con sus dentelladas extáticas simbolizan la llama del fuego purificador de ciertos actos sacrales, imagen que el canario captó y llevó a la ornamentación de sus vasijas de barro e incluso al temario de sus “pintaderas” empleadas en el tatuaje.

h) Betilos y falos

Estos motivos representativos y tan vinculados a la fuente de la vida los encontramos labrados en piedra y formados en barro cocido.

Los betilos en piedra, como los de “Tara”, en Telde, “El Agujero”, en Gáldar, “La Montañeta de Moya”, son exponentes del culto fálico.

Cada una de estas piezas en forma de cigarro puro, anchas en el centro y arqueadas hacia los extremos, tienen longitudes que oscilan entre los treinta y sesenta centímetros.

Pertenecen a las llamadas figuras de pedestal. Exponentes de ese mismo culto lo son ciertas y elegantísimas asas y picos vertederos de ánforas ventrudas, por nosotros llama-
das “asas falópicas” o masculinas, con sus variantes de erectas y ciegas, meramente decorativas, y pico-vertederos, verdadera manifestación del espíritu creativo del  canario, que va asociada a las asas de ranura alargada, esencialmente femenina, que hemos citado anteriormente. Otro tanto decimos de ciertas figuras simbólicas confeccionadas en barro cocido, de estructura peniforme, de largo cuello y doble cabeza humana conjugadas.

i) Tibisenas y figuras femeninas

Se conoce con el nombre de tibisenas o tibicenas y aún con el de arabisen y atabicen en lo antiguo, a ciertas y extrañas figuras que confeccionadas en barro cocido representaban perros lanudos, cerdos, pavas y gallinas y otros animales, considerados por los canarios  como la representación del demonio o del espíritu del mal. De ellas se ha dicho por los antiguos cronistas e historiadores de Gran canaria que se aparecían de noche a los canarios.

En la “Hoya de San Juan”, términno de Arucas, y en el lugar de “Los Casarones”, en San Nicolás de Tolentino se han localizado en estos últimos años figuras de este tipo, al igual que con anterioridad se habían recogido en la aldea de Arguineguín.

Destacan entre esas representaciones la de un cuervo con cabeza semihumana en forma de pico, especie de gliptodonte con patas atrofiadas y entre ambas un taladro o agujero como para hacer pasar una cuerda, especie de amuleto, fetiche o talismán, localizada en unión de otra igual en la mentada localidad de “Los Casarones”, las cuales se conservan en  ”El Museo Canario”.

La representación más genuina de la tibisena la hemos registrado en la dicha localidad de “Hoya de San Juan”; se trata de una figura de perro magníficamente esculturizada en barro cocido, hoy expuesta en “El Museo Canario”.

Igualmente merece especial cita la fragmentada figura de un tronco de mujer con piernas amputadas por los muslos, por efecto de rotura; en la misma destaca el órgano femenino; es el clásico tipo de figura femenina con los muslos separados.

Representación idolátrica femenina excepcional, una de las primeras recogidas en el pasado siglo, fue la localizada en “La Fortaleza”, Santa Lucía de Tirajana. Se trata de una figura femenina de largo cuello y cara pequeña y redonda y torax ancho con voluminosos senos; el resto del cuerpo es troncocónico con basamento circular.

Otra notable figura femenina, también en barro cocido y brillante con técnica a la almagre, en color rojo, es igualmente de cuello alargado, torax robusto y brazos y piernas gruesos y mutilados; la posición de piernas cruzadas no permite identificar el sexo, que desde luego es femenino.

Dentro de la pródiga representación femenina no falta el tipo de idolos-placas, que también se exhiben en “El Museo Canario”.

j) Estatuillas en piedra


figura antropomorfa representadita de la Diosa Tanit labrada en piedra, descubierta en 1944 en la localidad de “Los Casarones”, término de San Nicolás de Tolentino, debajo de esta lineas figura representativa de la Diosa expuesta el  Museo de El Bardo, en Tunez.



Es sin duda alguna la figura antropomorfa labrada en piedra, por mí descubierta en 1944 en la localidad de “Los Casarones”, término de San Nicolás de Tolentino, la que ofrece mayor importancia entre todas las que hoy conocemos relacionadas con el culto. Fue encontrada entre las ruinas de una vivienda de planta cruciforme del que fuera poblado canario de dicha localidad, actualmente casi desaparecido por el trazado de una carretera. Ella trae el recuerdo de los idolillos neolíticos en piedra y barro cocido del Mediterráneo Oriental, especialmente de los de Tesalia, Creta y otras culturas del egeo y aún de Malta y de Almería, aunque la técnica sea inferior.

Es figura labrada en piedra traquítica. Presenta una estructura poroso-alveolar debido a su mucha antigüedad y desgaste. Es pieza que constituye un caso único en la investigación historia antigua de canaria. Tiene un alto de 54 centímetros, un ancho en su base de 39 centímetros y una longitud de axila a axila, de 25 centímetros. Es figura de las llamadas de pedestal y de brazos toscos y mutilados. La cabeza es rudimentaria y
extraña. La cara es oblonga y aparece muy desgastada; en ella se advierte aún ojos, nariz y boca. En la parte posterior de la cabeza queremos ver en su suave declive una cierta esculturización del cabello. No cabe duda que se trata de una excepcional figura muy representativa, ya de carácter idolátrico o de una representación humana de uno de los más destacados héroes o jefes del poblado.

k) Bancos votivos

Varias son las modestas construcciones de este tipo que a lo largo de nuestra ya larga tarea investigadora hemos localizado en montañas, próximos a tagoros y almogarenes (lugares de asambleas y santuarios, respectivamente), como colindando con túmulos turriformes de doble y triple planta circular. Son sencillos poyetes de piedras seleccionadas y casi planas, con espaldar de piedras resistentes colocadas verticalmen-te. En estos bancos descansaba la población canaria que peregrinaba al santuario o a la necrópolis de sus antepasados, de ahí que también se les conozca con la denominación de “bancos de los lloros y de las lamentaciones”.

Estos tipos de bancos los hemos localizado en “El Tagóror del Agujero” y en el gran “Túmulo de la Guancha”, en Gáldar; en Temisas, Agüimes; en “Tabaibales de Veneguera”, término de Mogán, Tauro Alto, etc. El más representativo de todos ellos es el del “Túmulo de La Guancha”, emplazado junto a la segunda anilla pétrea y al lado de uno de los enterramientos radiales. Junto a los mismos hemos localizado considerable cantidad de lapas y, sobre todo, en uno de los asientos del “Tagóror del Agujero” al ser desbrozada dicha edificación, que aparecía oterrada. El material recogido se constreñía a cyprea, caparazón de estructura femenina, que trae el recuerdo de las comidas votivas y ultuales.

Estos mismos tipos de bancos los hemos localizados en las localidades arqueológicas de “Roque de la Pila", “Llanos del Sombrero” Casas Altas, etc., en la Isla de Fuerteventura.

I) Casa de adoración

Con este nombre ha llegado hasta nosotros la denominación que los  canarios dieron a uno de sus representativos templos, santuarios o "almogarenes", nombre que por tradición se perpetuó hasta época reciente en el término de San Nicolás de Tolentino, cuando al mismo llegamos por primera vez para dirigir la campaña arqueológica de 1944, cosa que comprobamos al mantener conversación con los ancianos don Teófilo Segura Ramírez y don Francisco Díaz, especialmente con este último, vecino de “Los Casarones”, en Bocabarranco de la Aldea. En las propiedades de este señor fue localizada la figura idolátrica tallada en piedra, descrita en el apartado j); el citado señor Díaz nos refirió que en “Los Casarones” estuvo emplazada la llamada “Iglesia o casa de adoración” de los canarios, la cual conoció; de ella nos dijo ser hermosa y limitada por paredes de piedras bien seleccionadas y grandes, y que se parecía mucho a la estructura de las plantas de casas cruciforme que la rodeaban y que exploramos en la precitada campaña arqueológica, no existiendo en dicha época. De esta casa de oración hizo cita breve el profesor Dr. René Verneau en su obra "Cinq années de séjour aux Iles Canaries". El sabio etnólogo Doctor Dominik Josef Wolfel habla de santuarios rectangulares en Mesopotamia, que relaciona con los de los antiguos canarios.


II) Torretas troncocónicas

En distintas estaciones arqueológicas de la isla de Gran Canaria hemos localizado buen número de pequeñas torretas troncocónicas, de 1,20 a 1,60 ms. de alto, sin que correspondan a túmulos, aunque su estructura los identifique. Las hemos encontrado en los yacimientos arqueológicos de “Los Castilletes” de Tabaibales de Veneguera, “Llanosde Gamona”, “Ladera del Lomo de los Gatos”, “Montaña Redonda” y en “Lomo de los Ritos, en Tauro Alto”, dentro del término de Mogán, y en “Lomo de San José”, en la localidad de Arguineguín, en el municipio de San Bartolomé de Tirajana.

Son construcciones originales, elegantes y verdaderamente arquitecturales por lo cuidadas. El material de que están edificadas es selecto, por lo general piedras estrechas y alargadas, popularmente llamadas lajas, dispuestas en perfecto ensamblamiento. La planta de estas torretas es circular con ligeras imperfecciones. La mayoría de ellas aparecen un tanto desvencijadas por la antigüedad y la acción solar, que ha hecho que parte del material se presente maltratado, por lo que al tratar de mover algunas de las piedras más directamente expuestas se deshagan entre los dedos o se fraccionen fácilmente si se las tira al suelo. El color de las mismas es ocre rojizo. La masa rocosa de las montañas de que suelen estar erigidas tiene también este mismo color. Todas ellas aparecen muy ligadas a los poblados de cuevas y de casas de piedra suelta, como acontece con las de los yacimientos arqueológicos de “Montaña Redonda”, “Castilletes de Tabaibales de Veneguera” y “Lomo de los Ritos”, anteriormente citados. Estas torretas troncocónicas, similares a cubos invertidos, aparecen en grupos de dos y tres, aunque no faltan algunas aisladas. Otras suelen encontrarse cercadas por una hilada de medianas piedras en forma de círculo.

En un principio creímos que estas torretas eran el coronamiento de un túmulo, opinión que bien pronto desechamos después de hacer varias catas. La propia constitución en arco como de un metro de cuerda, formado por lajas más o menos anchas e hincadas, como si fueran espaldar de un asiento votivo. Este tipo de construcción lo hemos registrado en “Los Castilletes de Tabaibales de Veneguera”, muy próximo al notable tagoro y palacio de justicia de su nombre por nosotros descubierto y dado a conocer.

Otro arco similar unido a estas torretas lo descubrimos en 1963 en “Lomo de los Ritos”, en Tauro Alto.

Construcciones de este tipo, que nos hace pensar en crecientes lunares y, por lo tanto en un culto astral, las hemos localizado también en la isla de Fuerteventura. En tanto en Gran Canaria aparecen orientados al suroeste, en la isla de Fuerteventura lo están al sol naciente.

Estas pequeñas torretas no funerarias las consideramos de carácter eminentemente cultural; son tronos y soportes de las almas de los héroes, de los antepasados y de los jerarcas de los poblados cantorales pastoriles. En ellas tuvieron efecto ceremonias sacra les de carácter astral. Las mismas recuerdan a los montones de piedras de simbolismo sagrado localizadas en la isla de La Palma y a los de los antiguos bereberes, con los cuales se identifican. Hemos de insistir que no se trata de un simple montón de piedras en perfecto desorden como se aprecia en las torretas funerarias erigidas en los campos lávicos o de maipés de Agaete, Jinámar, Arteara, Isleta, etc. sino de un conjunto de pie-
dras, por lo general lajas, maravillosamente dispuestas en ensamblamiento. Dichas construcciones denotan idealización y alto espíritu estético.

m) Estelas y cipos

Las estelas tienen por lo general un acusado carácter religioso y llevan consigo el recuerdo de un ser fallecido. En esto la estela viene a ser como el soporte del alma del caído en lucha desigual o del fallecido de muerte natural, de ahí que se le considere como un hito u obelisco conmemorativo. La estela implica homenaje y recuerdo emotivo no sólo al héroe sino también al jefe político y religioso del poblado, a la sacerdotisa, al curandero y al buen padre del lugar.

La estela, el obelisco y el cipo a manera de columna o pilar prueba la existencia de un culto. Estos tipos de sencillos monumentos cultuales los hemos localizado en Gran Canaria en las localidades de “Tauro Alto”, “Tufia”, “Majada Alta”, etc., que traen el recuerdo de los de “Lajas Azules”, “Coto del Coronel”, “Llano del Sombrero” y “Llano del Bizcocho”, en la isla de Fuerteventura, y el singular menhir u obelisco de “Zonzamas”, con destacado petroglifo de cinco círculos concéntricos, en la isla de Lanzarote.

Al igual que las torretas troncóconicas cultuales, las estelas y los obeliscos y cipos suelen aparecer dentro de un cerco de grandes y medianas piedras. La altura de estos obeliscos, estelas y cipos es variable; por lo común oscilan entre los noventa centímetros y 1,40 ms. Los más altos los hemos localizados en las islas de Fuerteventura y Lanzarote. Los hay de forma irregular, predominando los de estructura piramidal, prismática y rectangular, como el de Zonzamas. (Sebastián Jiménez Sánchez, 1966: 153-163).

Tagoros

El Morro del Verdugo: En esta zona se encuentra también el "Tagóror del Gallego", el más importante de la zona, puesto que los demás Tagórs hallados, están construidos de piedra y éste, el del Gallego, se construyó en la roca basáltica, contemplándose a simple vista los asientos formados en la roca.
Tagoro del Gallego: con seis asientos labrados en la piedra en la zona de Falairaga
 Tagoro en el Poblado de Tufia: En Silva,
Tagoro en el poblado de Botija: En Gáldar.
Tagoro en Casas de Albarianez: En Mogán.
Tagoro en la montaña de Tauro: en Tauro, en Mogán.
Tagoro del Santuario de Tirma: Asociado a las viviendas se encuentra un recinto de piedra seca interpretado como tagoro.

Continuará.

* Recordemos que el triangulo es también el símbolo más antiguo representativo de la Diosa Tanit, para los antiguos egipcios representaba la forma perfecta, es decir la forma divina y para alguna religión moderna representa a la “trinidad”.

Imágenes:

Pag. 1 Izquierda, grabados geométricos del santuario de Gáldar. Derecha, Paleta procedente del antiguo Egipto catalogada como “muñeca”, está expuesta en el Museo Británico de Londres. Comparece la forma y disposición de los dibujos geométricos, triangulo púbico, así como los colores, con los del santuario Cueva Pintada de Gáldar. Fotografías: Archivo del autor.

Pag.6 A la izquierda, representación de la Diosa Tanit que Jiménez Sánchez atribuye a “una representación humana de uno de los más destacados héroes o jefes del poblado.
Y por su parte M. Carmen del Arco cataloga como “Antropomorfo esquemático” procedente de la Aldea de San Nicolás de Tolentino, isla de Gran Canaria, y cuyas sus medidas son 54 cm de alto x 39 de ancho en la base, con un espesor medio de 12,5 cm.




















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