martes, 15 de enero de 2013

Conoce y aprovecha las propiedades nutricionales de las naranjas



Conoce y aprovecha las propiedades nutricionales de las naranjas


De octubre a junio se convierten en habituales de la dieta. No en vano son ricas en vitamina C, betacaroteno, ácido fólico y minerales -como el potasio, el magnesio y el calcio- además de ácidos málico, oxálico, tartárico y cítrico lo que hace de ellas un alimento antioxidante, cardioprotector, laxante, diurético, desinfectante, estimulante del sistema inmune y antitumoral, entre otras propiedades. Hablamos de las naranjas, una de las frutas más populares y consumidas en el mundo por su extraordinaria composición nutricional y su demostrada capacidad para ayudar a prevenir múltiples dolencias.
De origen asiático, la naranja es uno de los frutos al que más propiedades le han reconocido las diferentes culturas y civilizaciones a lo largo de la historia no sólo desde el punto de vista nutricional sino también desde el de la prevención y tratamiento de numerosas patologías. ¿Las claves de su éxito? Pues además de su agradable gusto y de que suele ser el primer sabor a fruta que probamos cuando somos bebés contribuye a su popularidad el hecho de que gracias a sus múltiples variedades se pueden encontrar naranjas prácticamente todo el año. Otra ventaja con respecto a otras frutas es que tienen un tamaño adecuado para el consumo individual y su cáscara evita que la fruta se estropee por lo que se puede llevar encima e ingerir en cualquier momento del día. Además las naranjas se pueden consumir en forma de fruta, de zumo, de mermelada, etc.; por otra parte, es un buen acompañante de múltiples platos y se puede emplear para hacer tartas, bizcochos, pasteles, helados, ensaladas, salsas, macedonias, etc. Eso sin mencionar que a lo largo de los siglos se han ido contrastando las numerosas propiedades terapéuticas de sus componentes por lo que hoy se la considera una fruta cardioprotectora, estimulante del sistema inmune, anticancerígena, diurética… Se trata, en suma, de una fruta completa cuyos secretos pasamos a desgajar.
No sólo vitamina C
Se conocen dos especies de naranjas, cada una con numerosas variedades: las dulces -son las que consumimos habitualmente, bien en zumo, bien en gajos- y las amargas o ácidas -que se emplean preferentemente para elaborar mermeladas o salsas y para extraer sus aceites esenciales. En todo caso ambas comparten la misma composición -destacando su riqueza en agua y nutrientes- haciendo de ella una fruta recomendable para la mayoría de las personas, ancianos, niños y bebés incluidos.
Pero veámoslo en cifras. En 100 gramos de porción comestible de naranja encontramos los siguientes nutrientes:
-Hidratos de carbono. Contienen sólo un 10% de glúcidos, básicamente fructosa, un azúcar fácilmente asimilable por el organismo. Ello hace que pueda ser consumida incluso por los diabéticos. Es más, mejora la tolerancia a la glucosa y evita las subidas bruscas de azúcar.
-Fibra. Contienen poco más de 2 gramos, buena parte de la cual se encuentra en forma de pectina, fibra soluble que se localiza sobre todo en la parte blanca y seca que hay entre la pulpa y la cáscara. Su consumo favorece pues el tránsito intestinal -al facilitar los movimientos peristálticos necesarios para la expulsión de las heces evitando el estreñimiento-, ayuda a disminuir la absorción de grasa y colesterol, y coadyuva a controlar la glucemia. Tiene por ello efecto saciante. Además la naranja limpia el tracto intestinal y elimina de él la flora microbiana patógena con una eficacia mayor incluso que la del yogur o el kéfir.
-Minerales. Las naranjas contienen calcio (41 mg), fósforo (28 mg) y magnesio (15,2 mg) si bien lo que destaca es su alto contenido en potasio (200 mg), mineral que interviene en la transmisión y generación del impulso nervioso necesario para la actividad muscular normal y que es vital en el equilibrio de la bomba sodio-potasio. Son pues excelentes para quienes tienen retención de líquidos e hipertensión arterial, para quienes padecen bulimia y pierden sales mirales -por los vómitos- y para quienes padecen hiperuricemia y litiasis renal ya que favorecen la eliminación de ácido úrico.
-Contienen ácido málico, ácido cítrico -ambos son desinfectantes y alcalinizan el organismo-, ácido oxálico yácido tartático. El ácido cítrico es además depurativo y desinfectante intestinal, actúa como analgésico de los dolores estomacales, fortifica los músculos del estómago, disuelve los residuos acumulados y facilita la secreción de los jugos gástricos necesarios para digerir los alimentos. Es más, esos mismos efectos de limpieza de residuos y de estimulación de las funciones se producen también en el hígado, el páncreas –su contaminación por el almacenamiento de grasas es la causa de numerosos trastornos- y la vejiga. En definitiva, su consumo permite eliminar las sustancias que no se han metabolizado y reposan en los distintos órganos o tejidos.
-Vitaminas. Las naranjas contienen también una cantidad apreciable de betacaroteno -provitamina A- que es la responsable de su color. Esta sustancia es esencial para la visión y el buen estado de la piel, las mucosas y los huesos así como para el adecuado funcionamiento del sistema inmune. En la naranja se encuentran también vitaminas del grupo B, concretamente B1, B2 y B9 (ácido fólico). De hecho, por su abundancia en ácido fólico –del que contiene casi 40 microgramos en 100 gramos de fruta- el consumo de naranjas está especialmente recomendado en las mujeres embarazadas ya que esta vitamina es imprescindible en los procesos de división y multiplicación celular que tienen lugar durante los primeros meses de la gestación. Asimismo interviene en la producción de glóbulos rojos y blancos y en la formación de anticuerpos.
En todo caso el aporte nutricional más importante de la naranja es su contenido en vitamina C (unos 50 miligramos en 100 gramos de fruta), vitamina fundamental que interviene en la formación del colágeno, los huesos, los dientes y los glóbulos rojos, participa en el metabolismo de minerales tan importantes como el hierro y el calcio, evita que el llamado “colesterol malo” se deposite en las paredes de los vasos sanguíneos previniendo la arteriosclerosis, evita el efecto de los radicales libres causantes del envejecimiento de los tejidos y estimula el sistema inmune. Su consumo es por tanto muy recomendable para mantener la salud cardiovascular. Es más, hay indicios de que la vitamina C posee acción antitumoral y previene el cáncer, especialmente el de colon. También se sabe que ayuda en casos de hemorragias y que estimula la regeneración de los tejidos que cicatrizan mal.
Como vemos, son muchas las propiedades terapéuticas de las naranjas. Ahora bien, sepa que los zumos de naranja tomados en ayunas pueden provocar en algunas personas sensibles -no en todas- el vaciado brusco de la bilis contenida en la vesícula biliar así como pequeños mareos y leves náuseas. Ello se debe a la acción colerética y colagoga de las naranjas y, en general, de todos los cítricos. Afortunadamente las molestias no son graves salvo que se sufra colelitiasis (cálculos en la vesícula) pues en este caso sí podría desencadenar un cólico. Sobra decir que para quienes la padezcan está desaconsejado el consumo de naranjas… en ayunas.
Y que también están contraindicadas en casos de gastritis, úlcera gástrica o duodenal, hernia de hiato y litiasis biliar.
Naranjas para prevenir
Los expertos en Nutrición consideran que una sola naranja o un vaso de zumo cubren prácticamente la necesidad diaria de vitamina C de una persona adulta ya que ésta se ha establecido en 60 miligramos diarios (y recordemos que en 100 gramos de naranja hay 50 miligramos de esta vitamina). Sólo que esa cantidad aceptada convencionalmente no es para otros muchos expertos la adecuada; es el caso, por ejemplo, de los especialistas en Medicina Ortomolecular y en Medicina Celular para quienes –en general- la ingesta debe ser al menos de 1.000 mg (un gramo) al día. Sin obviar que hay situaciones que requieren un aporte aún más alto de vitamina C, preferiblemente natural; por ejemplo, tomando naranjas. Situaciones especiales que van desde el embarazo y la lactancia al tabaquismo, el alcoholismo, la toma de determinados medicamentos, la práctica intensa de un deporte, el cáncer, el sida, el estrés, los periodos de crecimiento o de convalecencia, las enfermedades infecciosas y las inflamatorias crónicas. En algunos de tales casos puede estar indicado el consumo diario de hasta decenas de gramos de vitamina C. Y aunque no se encuentre en ninguna de esas situaciones sepa que comer habitualmente naranjas le ayudará a prevenir catarros e infecciones respiratorias a las que tan propenso se es precisamente en los periodos de cambio estacional y durante los meses fríos. Además sus vitaminas y oligoelementos las convierten en excelentes aliadas para evitar y/o combatir diversos estados patológicos -incluida la depresión- además de mantener el tono vital y la buena salud en general.
Así que no lo dude: acompañe su desayuno con un buen vaso de zumo natural recién exprimido o incluya en su dieta diaria una saludable naranja. Lo notará.
Indicaciones
Por sus múltiples componentes, la naranja se ha mostrado efectiva en el tratamiento de:
-Acné.
-Bulimia.
-Catarros.
-Cicatrices.
-Debilidad física.
-Depresión.
-Difteria.
-Dolores estomacales.
-Enfermedades de la boca.
-Enfermedades de la vejiga.
-Estreñimiento.
-Estrés.
-Flatulencia.
-Gota o hiperuricemia.
-Hemorroides.
-Hinchazón.
-Hipercolesterolemia.
-Hipertensión.
-Hipos recurrentes.
-Inapetencia.
-Inflamaciones intestinales.
-Insomnio.
-Intoxicaciones.
-Jaquecas.
-Litiasis renal.
-mala digestión.
-Obesidad.
-Palidez.
-Palpitaciones.
-Pancreatitis.
-Piedras o cálculos biliares.
-Problemas cardiovasculares.
-Problemas de ovarios o matriz.
-Retención de líquidos.
-Reumatismo.
-Sobrepeso.
-Trastornos urinarios.
-Tuberculosis.
Cómo elegir las naranjas
Las naranjas son frutas no climatéricas, es decir, no maduran una vez recolectadas por lo que se comercializan ya maduras. Pero ¡preste atención! porque el color de la piel no es garantía de la calidad del fruto ya que existen variedades que conservan la cáscara verde aunque el fruto esté ya maduro. Para comprar bien debe elegir piezas que pesen –eso indicará que están cargadas de zumo- y desechar las naranjas que suenen a hueco al golpearlas, huelan a rancio o tengan golpes o magulladuras. En cuanto a su conservación sepa que si se meten en la nevera pueden durar más de tres semanas pero darán más zumo si las mantiene a temperatura ambiente.


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