miércoles, 17 de abril de 2013

CANARIAS LACERADA, II- VI






ALZAMIENTOS Y MOTINES CONTRA LA  REPRESIÓN COLONIAL EN CANARIAS

Capitulo X




Eduardo Pedro García Rodríguez

1840 agosto 17.
La misteriosa muerte del Marques de La Fuente de Las Palmas
El pleito seguido por Alonso Fernando Chirino, marqués de La Fuente de Las Palmas, sobre la posesión de 12 fincas, se había fallado el 20 de julio de 1833, siendo confirmado por auto del Superior Tribunal de Canarias el 10 de abril de 1840.
A partir de aquí parecía que las disputas llegaban a su término, pese a los esfuer­zos de los contradictores al intentar el recurso de nulidad e injusticia notoria, junto a otras acciones. El libramiento de una real provisión en Gran Canaria para al Juez de Primera Instrucción de La Orotava el 18 de agosto de dicho año para que hiciese cum­plir la ejecutoria, parecía estar destinada a la conclusión de la pelea, pero los acon­tecimientos se precipitaron.
La situación había llegado a tal punto de deterioro, que un nuevo suceso va a sacudir aun más, la enturbiada realidad de la comarca de Abona, nos referimos al ase­sinato de Alonso Fernando Chirino del Hoyo el 17 de agosto de 1840, cuando contaba 48 años de edad en el camino de Vilaflor a Granadilla, en el punto conocido como "La Cruz de Juan Bello".
"En veinte y uno de agosto de mil ochocientos cuarenta se dio sepultura en la capilla mayor del extinguido Convento de Padres Agustinos de este Lugar de Vilaflor de Tenerife que esta sirviendo de cementerio a esta Iglesia Parroquial matris del Sor. Sn. Pedro Apóstol al cadáver de Dn. Alonso Fernando Chirino del Hoyo, Cavallero de la orden de Mantesa, Marques de la Fuente de las Palmas y Coronel de Milicias retirado; hijo legitimo de Dn. Domingo Chirino y Soler Caballero profeso de la orden de Santiago Coronel de milicias retirado y Marques del mismo titulo, y de Da. Ana del Hoyo Solorzano, natural y vecina de la ciudad de La Laguna y residente en este Lugar ¿le Vilaflor ha tiempo de dos meces. Murió soltero de cuarenta y ocho años de edad, hiso su testamento serrado, y no resibio los Santos Sacramentos por haberlo asesinado ale­vosamente el día dies y siete del mismo por la noche en el camino que sale de este Pueblo para el otro ...Granadilla, donde nombran la Crus de Juan Bello; y para q. conste lo firmo=JoséLorenso Grillo...".

La tragedia por grave que fuera no podemos llegar a calificarla de sorprendente, pues existen noticias, de que al mismo personaje le habían llegado advertencias sobre el riesgo que corría, así parece desprenderse de las siguientes líneas:

"...y en ella Don Alonso, cuya conducía fue siempre gallarda, escribe: "El Marqués de las Palmas desprecia tanto más estas ofensas cuanto está seguro de que nadie se atre­vería a hacérselas personalmente, pero no puede menos de extrañar se haya escogido para ello la salvaguardia del foro donde más que en nunguna otra parte son prohibi­das". Es fama de que fue avisado del peligro y despreció la oportunidad de esquivarlo. Sus palabras era, pues, sinceras, y su confianza, alimentada por su entereza de carác­ter, temeraria.".
Darías Padrón señala que el cura de Granadilla le había avisado del peligro que corría, pero temerariamente desoyó la advertencia. Germán Fumero también seña­lará años más tarde, que su amigo Gregorio Francisco de Frías le aconsejó que per­noctara en su casa, indicación que desoyó el Marqués.
El Juez de La Orotava se trasladó al lugar de los hechos para tratar de esclare­cer lo sucedido e instruir la causa criminal. Pero los autos promovidos aportaron poca claridad, limitándose a decir que habían sido 12 los asesinos. Lo cierto fue que un férreo hermetismo rodeo el suceso, el vecindario se limitó a encerrar la acción en una lapidaria frase "¿dicen que mataron al Marqués?,¡eso dicen!".
Pasados los años, Germán Fumero señalará que la opinión pública atribuyó el hecho a los carabineros del Resguardo que en aquella época vigilaba los puertos y ensenadas de esta parte de la Isla, para evitar el contrabando y alijo de tabaco que hacía frecuentemente un buque velero, llamado "El Místico".
Las razones y los protagonistas de que en la noche del 17 de agosto, se diera muerte a Alonso Chirino, siguen en la actualidad ocultas, pero a través de nuestro tra­bajo nos acercamos a una situación de conflictividad local, que puede hacer entendible la aparición de la violencia, o al menos, el hermetismo y el sellado de lo aconte­cido por una comunidad que de forma directa o indirecta se sentía agraviada por las pretensiones del Marqués, particularmente en un momento en que la vía legal les había defraudado.
Es posible suponer, que el magnicidio no debió entristecer a una vecindad que, con este hecho, al menos conseguía una nueva tregua, pero el paso de los años y el misterio que envolvió los sucesos llevan a hacer narraciones novelescas, como la que nos ofrece Germán Fumero en 1932:
"Caballero en su trotón depura raza árabe salió don Alonso Chirino de Hoyo, mar­qués de la Fuente de Las Palmas, de su casa-palacio de Vilaflorpara dirigirse a los limítrofes pueblos de San Miguel y Granadilla, con objeto de inspeccionar impor­tantes trabajos agrícolas que, en varias fincas emprendía a la vez, con el doble fin de mejorar aquéllas y proporcionar sustento a los pobres de la comarca".
Los acontecimientos relativos a la muerte del Marqués serán narrados en múlti­ples momentos. De los autos sobre su testamentaría sabemos que Alonso Fernando Chirino a mediados del citado mes de agosto residía en una casa-finca de sus mayo­razgos en Vilaflor, territorio bajo la jurisdicción del Juzgado de La Orotava, y como a las siete y media de la noche del día 17, en que iba desde Granadilla hacia Vilaflor, fue asesinado en el camino.
Los herederos del difunto Marqués, mostrarán en sus posteriores acciones legales la convicción de que los ejecutores del magnicidio habían sido los mismos contradic­tores, así manifiestan:
"poco después de oscurecido el sol yendo desde el lugar de la Granadilla a su casa y hacienda situada en el de Vilaflor pereció victima de una descarga que le disparó una cuadrilla de asesinos emboscados detras de una pared contigua al camino por donde trancitaba; este atentado horroroso Exmo. Señor que no ha sido el primero cometido en aquellos pueblos, de natualeza feroz y de costum­bres perversas, obra fue a no dudarlo, maquinada por los adversarios del difun­to en el litis de que se ha hecho mérito...".
Para entender, la repercusión que tal acontecimiento provocó en la sociedad del momento, podemos citar las palabras que el Licenciado Benítez Suazo, Beneficiado de la Iglesia Catedral, escribió en su libro de Memorias:
"...cerca de las oraciones mataron a don Alonso Chirino, Marqués de las Palmas, natural de esta Ciudad, y la muerte fue en Vilaflor de Chasna por doce chasneros, que al pasar por el camino que iba de Granadilla para su casa de Vilaflor, con su criado y los dos chiquitos de la criada Pepa le hicieron una des­carga cerrada de fusiles y lo dejaron muerto a él y al caballo en que iba mon­tado. El criado alcanzó un balazo en el muslo y los dos niños también alcanza­ron, pero no sé en que parte".
También la prensa de la época se hizo eco del suceso, criticando duramente la ineficacia de la justicia (hubo detenciones y encarcelamientos, pero no se sacó nada en claro) y el sobreseimiento del caso a los dos años del crimen, así podemos rescatar algunas de las opiniones vertidas:
"El Sr. Marqués de Las Palmas D. Alonso Chirino, es horrorosamente asesina­do, no a favor de las tinieblas de la noche, sino a favor de la luz del día...nada se pone en claro, todo permanece en la oscuridad... El Juez que a la sazón ejer­cía la jurisdicción en la Villa de la Orotava, en vez de presentarse inmedia­tamente en el sitio donde se cometiera el tremendo crimen, deja pasar los momentos mas precioso...Se intruyo un ruidoso sumario que tuvo por conse­cuencia el no descubrise nada ¡Un hecho como este, cuyas ramificaciones eran tantas, venir a parar en un desenlace semejante! ¿Cual no habrá sido pues nuestro asombro al informársenos que el Juez actual ha sobreseído ya en una causa tan grave?.

El Alcalde de Vilaflor pasó oficio a los de San Miguel y Granadilla en la misma noche de la desgracia para que no omitiesen proteger los intereses del Marqués, en uno y otro pueblo (el de San Miguel practicó las diligencias oportunas el 18 del indicado mes y las remitió el 21 a Vilaflor). La misma alcaldía de Chasna el día 18 hizo igual comunicación al Juzgado de La Laguna, con objeto de que asegurase en su territorio los intereses del difunto en la casa que ocupaba en la referida ciudad, por lo que el cita­do juzgado procedió a reclamar las llaves y a solicitar, según indicaciones de la madre, herederos e interesados en la herencia, el testamento cerrado que se decía había otor­gado el difunto.

Para el recogimiento de papeles que tuviera el fallecido en las Casas de Vilaflor, y para hacer venir algunas llaves de las de La Laguna que estaban en poder de una cria­da en Vilaflor, libró el Juez de La Laguna, a instancia de los interesados, requisitoria al de La Orotava a fin de que la ejecutara, pero este Juez hallándose aún en Vilaflor el 5 de septiembre dio auto negando el cumplimiento del citado pedimento. Pasará oficio al de La Laguna para que se inhibiese del conocimiento que había tomado en la testa­mentaria por corresponder al Juzgado de La Orotava, al haber fallecido el Marqués en Vilaflor, pueblo perteneciente a su Término, en donde también radicaban la mayor parte de sus bienes. El Juzgado de la Laguna dio cuenta a la Marquesa, viuda, madre del difunto y a la legataria Josefa Ángel de la Rosa, contestando negativamente a la pre­tensión del de La Orotava.
La muerte del Marqués va a traer múltiples complicaciones a este, de por sí, enreversado asunto. En él se encuadra la disputa que en 1840, tendrá lugar, como ya hemos indicado, entre el Juzgado de La Orotava y el de La Laguna sobre la testamentaría del difunto. La competencia, según el de La Orotava, se fundamentaría en que dicho Marqués era vecino de Vilaflor donde tenía su palacio, poseyendo en el partido de La Orotava la mayor parte de sus bienes.
Estos puntos serían negados por el Juzgado de La Laguna que afirmará que su domicilio estaba fijado, precisamente, en dicha ciudad, tal como se infiere de su testa­mento, confirmado, a su vez, por certificados del Ayuntamiento y de los Beneficiados del lugar ™. Se considera desde La Laguna que aunque la mayor parte de sus bienes estaban en Vilaflor no era ésta suficiente razón para que en el juzgado de dicho parti­do se entendiese en la testamentaría.
Se alude a una de las características del gran propietario, su absentismo, al mani­festar que eran pocos los individuos que residían en el lugar donde radicaban sus bie­nes, sin que jamás se hubiese tenido como requisito para obtener la vecindad el tama­ño y lujo de las habitaciones de las moradas.(Carmen Rosa Pérez Barrios,1998).

1847:
Parte del alcalde corregidor accidental de winiwuada (Las Palmas) a Antonio Halleg.
Testimonio del expediente en averiguación con relación al motín de la papas y el pan.

Las cosechas de cereales y millos fueron «medianas» o «regulares» en todas estas jurisdicciones; en la de Mogán no daba el grano para tres meses. Las papas reportaron pérdidas a los agricultores de San Lorenzo “de seis años a esta parte” y en los Altos no se recogieron ni las semillas. El alcalde de Valleseco, Manuel Sarmiento, efectuó estas reflexiones: “Digo más, si de nuestra isla no se hubieran exportado granos y papas de los pocos que produjo el año de 1846, no se hubieran visto tantas víctimas a cuentas de las hambres en 1847; por consiguiente no debemos exponernos a un peligro, máxime cuando actualmente nos hallamos aislados y sin más entradas de alimentos. (...) Todos saben que de las siete islas la más productiva es la de Canaria, ella fue la que más sufrió el citado año de 1847. ¿Por qué? Porque hizo lo que practicaron algunos padres de familia, que por la escandalosa ambición de vender al precio más subido los pocos alimentos que tenían, vieron después perecer de hambre a sus hijos y perecieron ellos
mismos también”. Se pronunció contra “dos o tres negociantes que sólo atienden a su interés particular y lo menos que piensan es en el bien general”.

Ninguna o muy corta cantidad de papas se recolectaron en Agaete, Guía, Firgas y Aldea de San Nicolás. El alcalde guiense, Blas Betancor, entendió que sería «utilísima» la exportación de granos, pero a la de papas «no debería dársele tanta latitud como a la de cereales por abundar menos». Según Francisco Pérez, en la Vega de San Mateo la recolección de granos era «regular» y la de papas no había sufrido la maleza de años an-
teriores, por lo cual no consumiría ese pueblo ni la tercera parte; se decantó por facilitar las exportaciones del tubérculo mientras los importes no fueran exorbitantes. El comisionado regio anotó: «Sin embargo podré manifestar a Vuestra Señoría que si bien es un sagrado deber el proveer al pueblo de aquellos víveres necesarios para su subsistencia y que éstos estén a un precio módico para que los pobres puedan comprarlos, también debe atenderse a la suerte del labrador...».

La agricultura policultivista pasó también por apuros en los términos municipales cuyos voceros adoptaron el librecambismo. Las recolecciones de granos se presentaban «muy regulares” en San Mateo e Ingenio, siendo “escasas» en Gáldar y sin ofrecer “mayores ventajas” en Moya; en Agüimes “se quedó a la mitad de lo que con bastante probabilidad se esperaba» y en la Hacienda de San Fernando resultó “buena» en cebada y “regular” en trigo y centeno, mostrándose en Arucas “regular» la de trigo y “mediana” la de millo. Los plantíos de papas no fueron muchos por temor a la alhorra en Arucas, Firgas y Santa Brígida y las existencias de Gáldar no cubrían el consumo municipal, “pues se traen fuera del pueblo”; en Ingenio faltaron sin más y la abundancia apenas se admitió en San Mateo.

El coronel Delgado explicó que desde 1845 sólo Gran Canaria «ha sufrido la pérdida total de las papas, particularmente en las medianías», aunque las «medianas» cosechas generales de 1847-1849 sustentaron la prédica librecambista: “Supuesto, pues, que ninguna escasez amenaza a la Isla, y supuesto también que la inmensa mortandad ocasionada por el cólera, disminuye el consumo en un grado verdaderamente aflictivo; y siendo además notoria la baratura de los granos, verdadero termómetro en estas materias, qué razones puede haber para impedir la exportación de las papas...” La prohibición era en su concepto “innecesaria, perjudicial, absurda y tiránica, opuesta al espíritu y letra de las leyes que rigen en la materia...”.

Año 1847: Tejeda-G. Canaria. Movimiento vecinal contra la usurpación  de las aguas que bajan a la Aldea

1851: Relativo al motín de las papas en winiwuda: “El mismo Señor Navarro dijo que tenía entendido que se trataba de fletar un buque con trigo para la Península, donde parece se halla escaso; que por este motivo es de temer que las extracciones se multipliquen, siendo consiguiente que mañana haya necesidad de importar a un subido precio, el mismo grano que en el día se extrae de la isla por uno muy bajo o mediano, sobreviniendo la escasez y un hambre, más temible aún que la calamidad que acaba de experimentarse”.  Libro de Actas..., sesión del 2-IX-1851.

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