lunes, 17 de junio de 2013

BRUJERIA Y APARICIONES: HISTORIAS DE SEÑA ROSA-XIV





Mónica Díaz Tabares

EL TROPEL DE CABALLOS

Era el tiempo del hambre, y tenía los muchachos sin comer todo el día, dispués por la noche fui con mi cuñado a una huerta a robar papas pa dar de comer; yo estaba al pie del duraznero y pasó por el jocico' mío un pe-rro negro tamaño ansí*, pero yo no le dije nada a mi cuñado. Afuera tenían las muchachas una choza, por arriba de la higuera, y por allí abajó un tropel de caballos... Y dijo Pedro: —Rosaura, vámolos, vámolos—. Y dije: —nos2 vamos, vamos a salir pa'l volcán3 y nos escondemos tras una piedra, a era pa donde va el tropel ese—. Nos escondimos (y al canto abajo donde estaba el duraznero, hasta allí llegó); nos echamos un cigarro, y estuvimos allí sentados y no sentimos más el tropel. Y aquella noche fueron ellas (las muchachas), a La Atalaya a robar papas..., y las ajundieron4 a piedras. Dicen que las piedras pasaban por encima de las cabezas de'llos y no vían piedras nengunas; y cuando pasemos5 pa'cá (que dejemos6 el volcán) pa pasar por lo de la vieja Rosenda (que tenía una vereda pa salir pa'l llano allá) vimos a la vieja con el sobretodo (como se lo ponía ella), y de pie derecho al lado la revera.
¿La vieja estaba muerta?
Sí; el espíritu de la vieja, porque esa mujer no quería que pasara una losca por lo de'lla. Y dice mi cuñado: ahí estás cabrona?!, pos ahora te paso por tu jocico—. Seguimos por allí pa lantre, y cuando llegamos a donde la vieja estaba no había nadie. Dice mi cuñado: —ponte otra vez ahí de vigilanta que te vas a joder—. Y dispués, de las papas que nosotros traímos y mi cuñado) tuvimos que guisar un caldero de'llas pa comer todos, po estaban muertos de hambre. («Los otros» no llevaron papas, pues las pedra das que no vían, les asustaron y se fueron sin nada).
La Atalaya (que está por El Tanque), es el demonio.
LA JOYA DE LOS ACEVIÑOS
En la Joya de Los Aceviños (en el monte de La Culata) salían miédos Había un remate8 de carbón, y había un chiquillo de Los Llanos rompiedo troncos pa hacer carbón, y al pie del tronco le saltó el dinero, y al saltar dinero, el chico pegó a escarbar y a coger dinero; y él, la tierra que los de echaban pa tras, cogía el muchacho el dinero; y ellos no vían nenguno; vino la madre y vio eso, y dijo que su hijo estaba en peligro, porque esc un peligro de sacar el dinero pa aliviarle las penas a otro, y que su hijo seguía; dejó el carbón, se lo dio a los compañeros y se llevó el hijo pa casa; y el guardamontes Policarpo se llevó unas monedas en el bolsillo pa casa (eran monedas de oro), pero cuando fue a buscarlas por la mañana; encontró nengunas, se le esparecieron9 de allí, y dispués los demás no s ron el dinero, porque dijeron que no era pa'ellos, sino pa el muchacho;  todavía está allí el dinero ese, porque nadie lo sacó. En aquella joya, e peso de las doce no había quien estuviera del miedo que hacía, porque habia mucho miedo; (eso era en El Monte del Rey). Se oía el tropel de caballos corriendo por allí pa'riba y nos desarrimábamos, y nos escondíamos, y sei mos a los caballos pasar, pero no víamos nenguno. Una vez estábamos a tadas nosotros en «los cuatro caminos, y hicimos una fogalera, y dijir —Vamos a desarrimarnos de aquí, porque ahí viene un tropel de caballos pero... los caballos se estorcieron'0 por la parte allá el tropel, y no paso por donde estábamos nosotros, nosotros juimos" pero no vimos ningur bailo sino el tropel; tú no ves que los espíritus (si es que volvemos aquí, que volvemos) caminan igual que en vida.

* La abuela Era una vez en La Guancha, un hombre anciano que salía de San Juan de la Rambla caminando hasta la casa (porque en-entonces no habían carre­teras, ni había nada, y tenía que dir caminando, y el día a comprar); y antes de llegar a la casa, murió en el camino, y al morir..., él tenía una nieta que llamaban Ramona (porque ellos no tenían más que una hija sola), y estaban solos. Conque le dijo a la hija: —si tú me das la chiquilla pa que nos dé compaña12, le dejo la casa con los alrededores—.
Pero como el viejo se mu­rió, no dio lugar a nada, y la mujer no le había hecho papel a la muchacha tampoco... Entonces vino el espíritu del viejo arriba de la muchacha, pa que la abuela le hiciera el papel de la casa y el terreno, que se lo prometió; pero un espíritu tan malo, que ninguno podía quitarlo de arriba de'lla, ninguno. Porque no quedó curandero que no le llevaron, y de noche el tiroteo era como una guerra.
¿Daban tiros para que se fuera el espíritu?
Sí, pa el espíritu, y se ajuntaba la gente todas las noches. Todo el mun­do tenía revólver antes; y se ajuntaba la gente toda la noche de Dios, vigilan­do, pero luego se le pegó (de la muchacha se le pegó) a un hombre casado que vivía al lado (que ya era un hombre mayor también), y no quería nada, ni cura, ni nada. Un día llevaron al cura de La Guancha, allá abajo, y él es­taba asentado en una silla, y apenas que apareció el cura (tan lejos del pa'riba13...), ya él sabía que venía el cura. Y echó la lengua fuera tan grande... (aquello metía miedo), y al echar la lengua fuera, y eso, ya el cura le dio la estola a otro, y llegó calladito, y se la puso por atrás. Conque dispués traje­ron un notario (a la casa pa hacerle la escritura a la muchacha), y fueron los testigos y eso, y le hicieron la escritura a la muchacha, pero el espíritu dijo (a un muchacho que había allí, que le llamaban Teófilo, que hacía poco que había venido de Cuba), y dice —Teófilo tiene que coger la escritura y poner­la en el fondo de la caja— (una caja de cedro que tenía allí el viejo), y el mu-:hacho se quiso resistir, y dice: —¡no, ponía allí!—; y el muchacho era ahi­lado del viejo, y fue y puso las escrituras dentro de la caja, y cuando sacó la :abeza de la caja, salió loco; y ese muchacho se día a casar al día siguiente 'que tenía todo arreglado pa la boda). Lo agarraron y lo llevaron pa la casa ientro de tres o cuatro hombres; y la casa era un trocito más pa'llá de donde a hace una indicación con las manos para decir el tamaño del perro.
pasó eso. Lo llevaron, pero el otro día... (era una vereda por la huerta p lante, la vereda pa dir a la casa del), y al otro día, se le escapó a los que teni guardándolo. Venía pa cas la abuela, y venía pa'cá corriendo, y en una p; red que tenía poco más de un metro cayó al suelo, y allí quedó muerto, qt si no llegan tan pronto, la tierra se lo traga allí.
¿Por qué?, ¿se abrió la tierra?
Se abrió la tierra, sí señor. Era una cosa mala; nosotros lo víamos po que díamos. Era una cosa... La Guancha aquí, y la Montaña de los Guirn que pasó eso.
(Es un ejemplo que pone la abuela, semejando las distancias, desde n casa a Las montañas de los Guiñes).
Era un pueblito retirado pa bajo; y todos los muchachos como éramos pequeños, díamos a mirar, éramos goledores14. Dispués bautizaron la casa del viejo, y se quedó la mujer y la chiquilla viviendo allí.

1   Sust. Cara.
2   Adv. + Pron. No nos.
3   Sust. Zona de lava. «Malpaís».
4   Verb. Hundieron.
5   Verb. Pasamos.
6   Verb. Dejamos.
7   Verb. Trajimos.
8   Sust. Trozo de monte para hacer carbón.
9     Verb. P. P. Desaparecieron.
10 Verb. P. P. Torcieron.
1' Verb. P. P. Huimos.
12      Sust. Compañía.
13      Prep. + Adv. Para arriba.
Adj. Curiosos.

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