martes, 23 de julio de 2013

MARTIN FIERRO-XXII





3655    En una nueva dentrada
Le pegué un golpe sentido ", Y al verse ya mal herido, Aquel indio furibundo Lanzó un terrible alarido
3660    Que retumbó como un ruido que se sacudiera el mundo.
Al fin de tanto lidiar *" En el cuchillo lo alcé: En peso lo levanté
3665    Aquel hijo del desierto; Ensartado lo llevé, Y allá recién lo largué Cuando ya lo sentí muerto.
Me persiné dando gracias
3670    De haber salvado la vida. Aquella pobre afligida, De rodillas en el suelo, Alzó sus ojos al cielo Sollozando dolorida.
3675    Me hinqué también a su lado A dar gracias a mi santo; En su dolor y quebranto, Ella, a la Madre de Dios, Le pide en su triste llanto
3680    Que nos ampare a los dos.
Se alzó con pausa de leona Cuando acabó de implorar, Y sin dejar de llorar Envolvió en unos trapitos
3685    Los pedazos de su hijito, Que yo le ayudé a juntar.

[LA VUELTA DE MARTIN FIERRO]
Dende ese punto era juerza Abandonar el desierto. Pues me hubieran descubierto;
3690    Y aunque lo maté en pelea, De fijo que me lancean Por vengar al indio muerto.
A la aflijida cautiva Mi caballo le ofrecí,
3695    Era un pingo que alquirí, Y dondequiera que estaba, En cuanto yo lo silbaba Venía a refregarse en mi.
Yo me le senté al del pampa;
3700    Era un escuro tapao **.
Cuando me hallo bien montao, De mis casillas me salgo; Y era un pingo como galgo Que sabía correr boliao *".
3705    Para correr en el campo
No hallaba ningún tropiezo; Los ejercitan en eso, Y los ponen como luz M, De dentrarle a un avestruz
3710    Y bollar bajo el pescuezo **.
El pampa educa al caballo Como para un entrevero5a. Como rayo es de ligero

En cuanto el indio lo toca; Y, como trompo, en la boca *" da güeltas sobre de un cuero.
Lo barea SB en la madrugada; Jamás falta a este deber. Luego lo enseña a correr Entre fangos y guadales5", ¡Ansina esos animales Es cuanto *° se puede ver!
En el caballo de un pampa No hay peligro de rodar **, ¡jué pucha!, y pa disparar Es pingo que no se cansa; Con proligidá lo amansa Sin dejarlo corcobiar.
Pa quitarle las cosquillas Con cuidao lo manosea; Horas enteras emplea, Y por fin sólo lo deja Cuando agacha las orejas Y ya el potro ni cocea.
Jamás le sacude un golpe, Porque lo trata al bagual Con pacencia sin igual; Al domarlo no le pega, Hasta que al fin se le entrega Ya dócil el animal.
Y aunque yo sobre los bastos "* Me sé sacudir el polvo S7°, A esa costumbre me amoldo; Con pacencia lo manejan Y al día siguiente lo dejan Rienda arriba571 junto al toldo.
Ansí, todo el que procure Tener un plago modelo. Lo ha de cuidar con desvelo,

3750    Y debe impedir también El que de golpes le den O tironea en el suelo.
Muchos quieren dominarlo Con el rigor y el azote,
3755    Y si ven al chafalote **
Que tiene trazas de malo, Lo embraman m en algún palo Hasta que as descogote.
Todos se vuelven pretestos
3760    Y glieltas para ensillarlo;
Dicen que es por quebrantarlo. Mas compriende cualquier bobo Que es el miedo del corcobo Y no quieren confesarlo.
3765    El animal yeguarizo,
perdónenme esta alvertencia, Es de mucha conocencia Y tiene mucho sentido n4; Es animal consentido m;
3770    Lo cautiva la pacencia.
Aventaja a los demás El que estas cosas entienda. Es bueno que el hombre aprienda, Pues hay pocos domadores
3775    Y muchos f rangoyadores **
Que andan de bozal y rienda •".
Me vine/como les digo, Trayendo esa compañera; Marchamos la noche entera,
3780    Haciendo nuestro camino
Sin más rumbo que el destino, Que nos llevara ande quiera.

Al muerto, en un pajonal Había tratao de enterrarlo,

3785    Y después de maniobrarlo "* Lo tapé bien con las pajas. Para llevar de ventaja Lo que emplearan en hallarlo.
En notando nuestra ausiencia
3790    Nos habían de perseguir, Y al decidirme a venir, Con todo mi corazón Hice la resolución De peliar hasta morir.
3795    Es un peligro muy serio
Cruzar juyendo el desierto; Muchísimos de hambre han muerto. Pues en tal desasociego No se puede ni hacer fuego
3800    Para no ser descubierto*".
Sólo el albitrio "• del hombre Puede ayudarlo a salvar; No hay auxilio que esperar, Sólo de Dios hay amparo.
3805    En el desierto es muy raro Que uno se pueda escapar.
¡Todo es cielo y horizonte En inmenso campo verde! ¡Pobre de aquel que se pierde
3810    O que su rumbo estravea M1! Si alguien cruzarlo desea Este consejo recuerde:
Marque su rumbo de día Con toda fldelidá,
3815    Marche con puntualidá. Siguiéndolo con fijeza, Y si duerme, la cabeza Ponga para el lao que va.

Oserve con todo esmero 3820    Adonde el sol aparece;
Si hay neblina m y le entorpece Y no lo puede oservar, Guárdese de caminar, Pues guien se pierde perece.
3825    Dios les dio istíntos sutiles A toditos los mortales; El hombre es uno de tales, Y en las llanuras aquellas Lo guían el sol, las estrellas,
3830    El viento y los animales.
Para ocultarnos de día A la vista del salvage, Ganábamos un parage En que algún abrigo hubiera,
3835    A esperar que anocheciera Para seguir nuestro viage.
Penurias de toda elasa Y miserias padecimos: Varias veces no comimos
3840    O comimos carne cruda;
Y en otras, no tengan duda, Con relees nos mantubimos.
Después de mucho sufrir Tan peligrosa inquietó,
3845    Alcanzamos con salú A divisar una sierra, Y al fin pisamos la tierra En donde crece el ombú "•.
Nueva pena sintió el pecho
3850    Por Cruz, en aquel parage, Y en humilde vasallage A la Majestá infinita Besé esta tierra bendita Que ya no pisa el salvage.

3855    Al fin la misericordia
De Dios nos quiso amparar; Es preciso soportar Los trabajos con costancia, Alcanzamos una estancia*"
3860    Después de tanto penar.
Ahí mesmo me despedí De mi infeliz compañera. «Me voy, le dije, ande quiera, Aunque me agarre el Gobierno,
3865    Pues infierno por infierno, Prefiero el de la frontera.»
Concluyo esta relación, Ya no puedo continuar. Permítanme descansar:
3870    Están mis hijos presentes,
Y yo ansioso por que cuenten Lo que tengan que contar.









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