jueves, 22 de agosto de 2013

CAPITULO XV-X



UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS

ÉPOCA COLONIAL: SIGLO XVII


DECADA 1601-1700


CAPITULO XV-X




Guayre Adarguma Anez’ Ram n Yghasen

1603.
Carta del Rey de la metrópoli al Consejo, Justicia y Regimiento colonial de Chinec (Tenerife) en que les dice que ha visto su carta de 22 de julio por la cual suplican dé órdenes para que se fortifique aquella isla, que su intención es que así se haga, pero que convenía primeramente tener entendido el estado en que se encontraban las fortificaciones de Canaria y para cuando estas acabasen de repararse, ya había escrito al Ingeniero Próspero Cazola le informase de ello para tomar resolución, en Madrid en 1603 folio 83. (En: José María Pinto de la Rosa, 1996)

1603. Año de la muerte de Hamete el Dorado, estando a punto de estallar guerra civil entre sus hijos, los colonos de Chinech (Tenerife), sin duda desinformados, pidieron la licencia misma licencia que se dio a Gran Canaria, para sacar dos armadas al año, pues al faltar esclavos, los campos quedaban sin cultivar, estando la isla perdida, pues los "negros que ay de Guinea [son] muy caros, y los vecinos pobres". Vigente el asiento, no es probable que hubiese respuesta. (L. Alv. Toledo)
1603. Teniendo la exclusiva de la trata de esclavos el asentista Rodríguez Coutiño, los criollos de Chinet (Tenerife) solicitaron la autorización, que tenía Tamaránt (Gran Canaria), para formar dos armadas al año, con el fin de saltar en Berbería, pues siendo ubérrima la isla, abundando los esclavos, desde que faltaban, "casi no se cogen azúcares", por ser los negros "que ay de Guinea muy caros" y "los vecinos pobres".
1603. Es enviado a esta colonia por la metrópoli el capitán Juan Martel Peraza, dicen que se amanceba con una lagunera, Lucana Rodríguez. Le dijeron tanto los compañeros que Lucana había sido antes barragana del sargento Francisco de Peñalosa, y había tenido con él un hijo.
1603.
Los criollos de Tenerife pidieron licencia para "saltar" dos veces al año en Berbería. Estando permitido a los de Gran Canaria, alegando agravio comparativo. Rica la isla, mientras hubo abundancia de esclavos, al faltar quedó la tierra en barbecho, perdiéndose la caña, por ser los negros de Guinea “muy caros" y "los vecinos pobres” . No probable que obtuviesen respuesta, pues por entonces Rodríguez Coutiño, asentista oficial de la corona, monopolizaba la introducción de negros en Indias, el derecho a saltar en Guinea y cargar en los depósitos.
1603.
Los criollos colonos de Tenerife solicitaron reanudar las cabalgadas: "antiguamente se solia ir de la dicha isla a la Berberia, en tierra de alarabes, a haber entradas y rescates para traer esclavos". Ubérrimas las cosechas, por contar con mano de obra "en abundancia... a moderados precios", crecía la población y   la renta. Pero prohibidas las armazones, la tierra quedó yerma "por falta de esclavos". "Muy caros" los de Guinea y "pobres" los vecinos, tendrían "notable acrecentamiento... demas de la utilidad que se sigue a los esclavos en reducirlos a la fe catolica, como lo han hecho los que hasta aqui han traido", de poder servirse por sí mismos, como los de Gran Canaria. Definitivo el argumento del precedente, los demandantes pudieron saltear en tierra de alarabes, de San Bartolomé abajo, a condición de no rebasar los límites de la conquista castellana. Reanudadas las   cabalgadas con licencia   restringida, "despues se les dio sin limitación". (Luisa Álvarez de Toledo)

1603.
Durante gran parte de los siglos XVII y XVIII la zona del Charco de los Camarones estuvo propuesta para la construcción de un puerto artificial. El primer sistema defensivo con que contó el Puerto de la Orotava fue construido a principios del Siglo XVII, posiblemente en 1604, consistía en cinco rudimentarias baterías, meros parapetos donde se emplazaban algunas piezas de artillería para protección de las milicias. Estaban situadas a lo largo del Puerto Viejo junto al barranco de San Felipe, lo que es hoy la Ranilla y el Puerto Nuevo. Construida por Antonio de Franchi y Fonte del Castillo su hijo Juan Francisco Franchi Alfaro y Francisco Suárez de Lugo y Ponte, quien financió con su peculio parte de las obras, ya que en 1603 estos habian solicitado al Cabildo la construccion de las misma y. fue facultado para mandar a romper las grandes rocas que estorbaban en la entrada de la bahía.
Antonio de Franchi y Fonte del Castillo, fue de los primeros colonos en asentarse en Mequinez (Puerto de la Cruz) en 1603, casó con Beatriz Alfaro Marmolejo y Lugo, cuya población formó por especial comisión del Cabildo al que pertenecía, fundó la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Peña de Francia y comenzó la fortificación del referido Puerto, construyendo dos plataformas con artillería en el Puerto Viejo y levantando otras trincheras y reparos hasta el Puerto nuevo.
Juan Francisco de Franchi Alfaro y Lugo, casó con Agustina Interian de Ayala, primer patrono del convento de San Francisco del Puerto de la Orotava en 1644, regidor perpetuo de Tenerife en 1637, hizo construir en el Puerto de la Orotava un reducto capaz para seis piezas; sirvió en la defensa de la isla contra los ingleses; contribuyó con 22.400 reales de plata, cantidad importante en aquella época, a la formación del tercio de Canarias que pasó a hacer la guerra de Extremadura y para la fábrica del castillo de San Felipe del Puerto de la Orotava,
Francisco Suárez de Lugo y Ponte casó con Catalina de Ponte y Cuevas, hizo justificación ante Rodrigo de Vera, escribano público a 16 de noviembre de 1628, en presencia del gobernador de la isla Diego de Alvarado Bracamonte, de haber fabricado a su costa murallas y trincheras, reparado piezas de artillería y abierto, picándolo en las playas, lo que fue luego Puerto de la Cruz, certificando la verdad de todo aquella autoridad el 20 del mismo mes.
En el año 1610 el Ingeniero Militar Jerónimo Mines diseñó y proyecto para el lugar conocido como Puerto Nuevo los planos de un muelle, recomendando lo fácil y útil que sería su construcción. Que a su vuelta del viaje a las Indias, donde parece iba en comisión de servicio, no perdía la esperanza de dejar realizada la obra. También se hacía constar, según declaración del capitán don Nicolás Grimaldi Rizzo y Cospedal, que en los años de 1609 al 1610 debería encontrarse en las Actas del Cabildo cierto acuerdo para la construcción de dicho muelle en el llamado Charco de los Camarones. Pero las obras no dieron comienzo hasta los años 1.641-1650, Consistía en un muelle semicircular, fue comisionado para su construcción el Capitán Juan Francisco de Franchi-Alfaro, en el mes de octubre de 1641 presentó memorial al alcalde de La Orotava, el maestre de campo don Juan de Urtusáustegui y Villanueva, quejándose de que un tal Juan de Vergara, vecino del Puerto, estaba construyendo una casa de piedra y barro en el Charco de los Camarones y casas de la parte norte con el solar que ocupaba la casa de Lercaro. En dicho memorial pedía que se demoliesen dichas casas por haber sido aquel lugar el escogido para abrir el puerto.
En 1739 Inglaterra inició nuevamente hostilidades en contra de España, en la llamada “Guerra de la Oreja” Un incidente sin mayor importancia, la amputación de una oreja al contrabandista y corsario británico Robert Jenkins., este fue el pretexto que Gran Bretaña necesitaba para interponerse en la enorme expansión comercial y política de España. El curioso nombre con el que es conocido históricamente este episodio se debe que en 1731 un galeón guarda costas español al mando del capitán de navio Julio León Fandiño detiene en aguas caribeñas al navio llamado “Rebecca” capitaneado por el británico Robert Jenkins, contrabandista y corsario inglés. Según el testimonio de Jenkins, que compareció en la Cámara de los Comunes en 1738, como parte de una campaña belicista, dijo que el Capitán español Julio León Fardiño, apresó la nave y le cortó una oreja al tiempo que le decía (según el testimonio del inglés): «Ve y dile a tu rey que lo mismo le haré si a lo mismo se atreve». En su comparecencia Jenkins denunció el caso con su seca oreja metida en un cofre en salmuera, el Primer Ministro Mr. Robert Walpole se vio obligado a regañadientes a declarar la guerra a España el 23 de octubre de 1739.
Durante mucho tiempo fueron bloqueados los puertos del America incluidos los de Canarias y apresadas sus naves, perdían sus registros e interrumpido su comercio interior y exterior, desde 1739 los mares de las islas estaban intervenidos por Corsarios y Piratas británicos hasta la firma del Tratado entre España y Gran Bretaña llegaron a un acuerdo en Madrid el 5 de octubre de 1750, que puso fin a todas las hostilidades.
En la Descripción de la Isla de Tenerife firmada por el Ingeniero Militar Coronel Antonio Riviere el 26 de Diciembre de 1740 en Santa Cruz de Tenerife, dice de esta batería;

A la continuación de la batería del Muelle se nesesita construir otra bateria más capaz para defender las embarcaciones, que darán fondo al limpio de las caraveras y las que serán más serca del castillo de San Phelipe, por lo que se necesita artillería de a veinte y quatro libras de bala en esta batería propuesta a la continuación del muelle que llaman trajin, se embarca todos los vinos malvasia, vidueño y aguardiente que produse la isla de la parte del norte.
De lo descrito por Antonio Riviere (1740-1743), la batería del muelle era solo un mero parapeto, estaba artillado con cuatro cañones de doce montados sobre cuareñas, dos de hierro y dos de bronce, luciendo estos últimos las armas de Portugal y Holanda, estos pertenecieron a un barco holandés que el Comandante General don Luis Fernández de Córdoba y Arce, Caballero de Santiago (1638-1644) los repartió entre las fortificaciones de la Isla. Estas piezas de artilleria eran muy débiles para defender el limpio de las Carabelas.

En 1741 el Rey Felipe V envía para la defensa de las Islas como Comandante General de Canarias a Andrés Bonito Pignatelly, de la Casa de los Duques de Isola de Nápoles, Mariscal de Campo de los Reales Ejercitos (1741-1743), quien manda a construir entre otras la Batería de Santa Bárbara, el Coronel de Ingenieros Antonio de la Riviere la proyectó y construyó en 1741, trabajando en ella como capataz Juan Pérez Ochoa, según consta en escritura pública ante el escribano Gabriel del Álamo y Viera (1733-1756 folio 171). Es la tercera de las cuatro fortificaciones establecidas en el sistema defensivo militar del Puerto de la Orotava.
Esta batería consta de una empalizada con treinta estacas embutidas sobre un pretil y clavadas a una cinta de madera que las sujetaba por la parte inferior, sirviendo esta empalizada para cerrar la batería por la parte de la plazoleta. Al centro de la estacada esta el rastrillo es de doble hoja con cinco balaustres en cada una de ellas. La explanada dotada de loza de piedra. La garita es de madera situada a la derecha de la entrada. El repuesto ó casilla-polvorín adosado a la parte norte de la Casa de la Real Aduana, tiene la puerta de una sola hoja y ventana de dos hojas cuyas medidas de cuatro varas de largo por dos y medio de ancho con el piso de tablas y la cubierta de teja vana a una sola agua. Donde empieza la parte circular hay una escalera de diez pasos que se utiliza como desembarcadero y se cierra con una escotilla de madera de tea en rejas. En los salones de la Casa de la Real Aduana que dan a la plazoleta ó patio de armas de la Calle de la Marina, se utiliza como cuerpo de guardia, tiene un armario para diez fusiles, y dormitorio para seis hombres que la guarnecen. El entresuelo interno se utiliza como oficinas y dormitorio del comandante de dicha batería.
 Don Antonio Miguel Gutiérrez de Otero y González-Varona Mariscal de Campo de los Reales Ejercitos, fue nombrado en 1790 Gobernador y Comandante General de las Islas Canarias por el Rey Carlos IV, toma posesión del cargó el 30 de enero de 1791 en Santa Cruz de Tenerife. Este ordena al Cuerpo de Ingenieros levantar planos e informes del estado de los castillos, baterías y fortines de toda Canarias. Son designados para estas tareas, el jefe de Ingenieros, Coronel Luis Marquelli Bontempo saboyano del Milanesado ó Ducado de Milán, Italia, para levantar planos de las fortificaciones.
Ayudante de Ingenieros Juan Latigué de Conde y Fuchs, francés al servicio de la monarquía española, para realizar informes disponiendo en cada lugar los arreglos necesarios y lo más favorable para su defensa.
En el año 1792 se realizan las visitas a las fortificaciones del Puerto de la Orotava en lo referente al fortín de Santa Bárbara indicaba que:
Esta construida de buena sillería y á barbeta, su frente ó costa que sigue la dirección de esta población se halla llena de escollera hasta el Castillo de San Felipe, cuya ventaja y la de ser el mar muy bravo en toda esta parte del norte hace que está naturalmente defendida no permitiendo desembarco alguno, pues únicamente puede acercarse á dicha Batería ó Muelle las lanchas practicas del país, en cuyo paraje forma una pequeña caleta por donde desembarcan la gente y efectos de Aduanas con mucha incomodidad y riesgo, por lo que convendría hubiese una rampa contigua a la escalera, para comodidad y resguardo de la gente y mercancías.
En el muro principal se han caído cuatro sillares que deben remplazarse. En el cuerpo de guardia y repuesto deben componerse los tabiques y restejar sus techos, también deben componerse el tablado de la tropa, remplazar una garita, y poner una puerta en el cuerpo de guardia, sus reparos ascenderían á 486 Reales de Vellón.
Santa Cruz de Tenerife á 24 de Diciembre de 1792

Rubricado
Juan Latigué de Conde

En noviembre de 1795 visita el Puerto de la Cruz de La Orotava, el Gobernador y Comandante General colonial de las Islas Canarias don Antonio Miguel Gutiérrez de Otero y González-Varona, permaneciendo por espacio de cinco días para pasar revista a las Milicias establecidas en la Casa Cuartel, que por estas fechas estaba situada en la calle Las Cabezas, (hoy Calle de Blanco) esquina a Cupido, pasando luego a inspeccionar las cuatro fortificaciones de la localidad. Durante su estancia visito el domicilio del joven pintor portuense Luis de la Cruz y Ríos, posó durante algunos días en su presencia, este fue uno de los primeros personajes históricos que retrato.

Durante los carnavales de 1810, este baluarte fue testigo de un suceso que marcaría una de las páginas más negras de la historia local la llamada “guerra chiquita” al ser asesinados dos franceses acusados de colaboradores con las tropas napoleónicas por los amotinados que bajaron de La Orotava uniéndoseles los del Puerto. El día 5 de Marzo, sin que les detuviesen consejos ni amenazas, saquearon algunas tiendas y toman a un escribiente de la casa comercial de los Cologan llamado José Bressán Paret, natural de Marsella, cuyo único delito era ser francés. Fue asesinado por un andaluz llamado Francisco Rubin (El Curro) quien abriéndose paso entre la muchedumbre, le asentó una puñalada en el corazón que lo dejo muerto en el acto. Esto enfundo nuevas energías a los amotinados lanzándose sobre la casa de otro hombre de la misma nacionalidad que vivía en la Plaza de la Iglesia y se llamaba Louis Beltrán Brual, maestro de primeras letras, latín y música. Avisado a tiempo por algunos amigos, pudo refugiarse en la Batería de Santa Bárbara bajo las órdenes del Coronel de artillería de los reales ejércitos en el real cuerpo de artillería y Gobernador de Armas del Puerto de la Cruz José Antonio de Medrada y Caraveo Leon y Rojas Tello, (1742-1811) que prometió defenderle como era su deber.

La multitud más brava e insolente conforme pasaba el tiempo, sitiaron la fortaleza pidiendo a gritos la entrega del fugitivo bajo amenazas de asaltar la Batería y degollar a su guarnición. El Coronel, temiendo no se desmadrase la chusma contra su autoridad, entro en negociaciones con los asesinos entregándoles al hombre con la promesa de conducirlo al depósito de La Orotava.

Lo prometieron, y se lo ofreció, apenas salió del rastrillo, la muchedumbre se arroja sobre aquella presa dándole un golpe en la cabeza, cuando, puesto de rodillas, imploraba misericordia dirigiéndose a gatas hacia la casa de los Cullen, el apaleo no cesaba, y retorno de nuevo hacia el fortín, donde falleció. Los dos mutilados cadáveres fueron arrastrados por las calles de la población, colgando uno de ellos boca abajo en los andamios de la popa de un barco que se estaba construyendo en la parte norte de la Plaza del Charco. A los dos destrozados franceses los llevaron por la calle de San Felipe, dejando uno en la Chercha, Cementerio inglés y otro en el llano contiguo, donde fueron enterrados.

En el año 1833, (según Álvarez Rixo), la Real Aduana fue clausurada y agregada a la de Santa Cruz de Tenerife, por lo que se supone, fueron desalojados por parte de la batería los salones y bajos del inmueble, ya que esta era de propiedad privada perteneciendo por Herencia a Francisco Tomás de Franchi-Alfaro, natural de la La Habana, que luego la permuto a Diego Jiménez Pérez por propiedades en Cuba.

En 1836 el Gobernador de Armas de este puerto D. Leonardo Cordero y Vercolme, solicito a la Real Hacienda que se realizaran algunas reformas en las Baterías de la localidad, ya que algunas estaban en estado ruinoso. Fue enviado desde Santa Cruz de Tenerife el Sobrestante Mayor de fortificaciones Alférez Pedro Pérez. Las reformas realizadas en la Batería de Santa Bárbara consistieron en la construcción a la derecha de la entrada del nuevo cuerpo de guardia, de cinco varas de largo por tres de ancho en el que se halla un dormitorio de mampostería enlosada con una viga de tea al frente para sujetar el dicho enlosado y su correspondiente cabecera de pinsapo ateado, dicho dormitorio mide 3 varas de largo por dos y medio de ancho. Se sustituyó la garita de madera por otra de mampostería con puerta, aspillera, zócalo, cornisa y remate de piedra tosca labrada, y se pintó la empalizada se coloco asta y bandera.
En un informe de la Comandancia de Ingenieros de 10 de Octubre de 1.843, se dice sobre esta Batería de Santa Bárbara:

A la derecha del puerto frente a su pequeño muelle en defensa de su entrada y en unión de la Batería de San Telmo para defender los fondeaderos del Rey que esta a su lado y el limpio que esta a su frente, sobre un risco de piedra viva cuyos muros bañan el mar unas 8 horas cada marea por la parte del puerto. Estos son de sillares de piedra dura que solo tiene labrado el paramento exterior, colocados a soga, siendo su grueso de 9 a 12 pulgadas, y sin otra trabazón o unión que la de la mezcla que es excelente.
Este año en la ocasión de la visita se ha reparado la parte del muro que había arruinado la extensión de unas treinta varas cuadradas habiéndose construido con mayores piedras y mejor labradas, poniendo tizones y enlazándolos con los riscos que le sirven de cimientos y al que se une por los costados y cogiendo sus juntas con zulaque. Además se han asegurado varios sillares que estaban movidos, y enlechados y cogido las juntas que lo necesita.

Descripción: Consiste en una línea recta paralela al canal y circular la parte que mira al mar, a barbeta y cerrada por una estacada sobre un pretil de mampostería y rastrillo de dos hojas, cuyas maderas, así como puertas y ventanas del repuesto y Cuerpo de Guardia, se han pintado para su conservación y sus poyos, pretiles y barbeta recorridos y albeados, colocando nuevo un armero para 10 fusiles. Su emplazamiento inclusa la explanada que es horizontal, es de loza de piedra dura, y esta en muy buen estado, tiene un Cuerpo de Guardia con su tablado para 6 hombres y un Repuesto en que también esta depositado los juegos de armas del servicio de artillería. Es capaz de 5 piezas, y tiene montados sobre buenas cuareñas cuatro cañones de bronce de á 16, se le a construido en la misma ocasión una garita de piedra labrada.

Observaciones: Esta adosada por la mitad de su gola a un edificio que sirvió de Aduana, en la que también esta la Casilla de Resguardo que tiene indebidamente una gran ventana a la batería por donde se puede entrar en ella, sin ser visto del centinela establecido a su entrada. También los tiros que desde el mar pueden dirigirles chocando con el edificio de la Aduana, aran caer sus escombros sobre los que sirven las piezas.

El 1 de Mayo de 1.854 se procedió por orden del Gobierno a valorar las fortalezas, sin saber su objetivo, la batería de Santa Bárbara fue valorada en 30.265 reales de vellón. En 1856 se reedificó la batería y se derribo la antigua empalizada que defendía la parte del rastrillo, y se sustituyó por un muralla, esta obra resulta muy perjudicial, ya que cuando venia mar de leva el agua no tenia salida tan inminente como la tenia antes con la empalizada.

En 1859 el Gobierno decreto poner nuevos cañones en las baterías, canjeando los antiguos por inútiles, dos piezas de bronce holandeses que había en la Batería de San Telmo las trasladaron a la de Santa Bárbara, otros de hierro del Castillo de San Felipe los situaron sobré el embarcadero del muelle. El Bergantín de guerra que venia a por ellos y reponer los nuevos jamás llegó, permaneciendo las Baterías en peor estado que antes.

El día 30 de Marzo de 1.869 día de San Fernando, no se enarbola la bandera Nacional en esta batería de Santa Bárbara como todos los días, la tropa que la custodiaba fue retirada y trasladada al cuartel de San Agustín de La Orotava.

Desartillada por Real Orden de 1878 y cedida al Ayuntamiento por Real Orden de 3 de octubre de 1877, según circular del 29 de julio de 1892, y Real Decreto del 24 de mayo de 1893.

Se inscribe en el registro de la Propiedad en la Villa de la Orotava el 16 de noviembre de 1.895 en el folio 140 del tomo 25 del Puerto de la Cruz nº 1.084 inscripción 1º de 756,00 m2 de superficie con una longitud de magistral de 44,00 mts. cota de 4,00 mts. situada casi dentro y al extremo oeste de la población, teniendo su frente marítimo batido por las olas, no existía emplazamiento del artillado y tenia un pequeño repuesto en ruinas de 10,42 m2, un pequeño cuerpo de guardia de 8,00m2 y se componía en general de una explanada con un muro curvo a barbeta, los dos locales mencionados y cerrado por la gola con un muro de mampostería. Linda al N. y O. con el mar y camino que va al contra-muelle, al S. con la plazoleta del mismo muelle que empalma con la calle de las Lonjas y al E. con la casa de D. Diego Jiménez Pérez.

Se suspende la cesión por Real Orden del 20 de abril de 1897. Posiblemente esta suspensión fue debido a la crisis cubana contra la guerrilla independentista, España en el siguiente año de 1898 cedia a Cuba un estatuto de autogobierno, pero la crisis Hispano-norteamericana, culpando estos a España del hundimiento del Maine en la bahia de la Habana, Estados Unidos termino declarándole la guerra a España el 21 de Abril, dándole un bloqueo a Cuba y atacando Santiago y la Habana, Puerto Rico y Filipinas.
En vista de la situación el Capitán General, teniente general Mariano Montero y Cordero, hizo público, el 9 de mayo de 1898, un bando en el que expresaba que a la vista de las graves circunstancias por las que atravesaba el país, y autorizado por el gobierno de S.M., declaraba el estado de guerra en toda la provincia de Canarias. El Diario de Tenerife, en su edición del 5 de mayo de 1898, incluía un editorial basado en la noticia de que el Consejo Naval de los Estados Unidos, presidido por Mackinley, había acordado preparar expediciones para ocupar Canarias.

El Gobierno de Madrid destina un presupuesto para instalar cañones en los lugares más estratégicos de las islas. En el Puerto de la Cruz, fue ocupado el convento de Las Nieves por las Milicias Provinciales de La Orotava nº 2 de Canarias, que estaban establecidas en el Cuartel de San Agustín de dicha Villa. Al teniente general Montero, que cesó en agosto de 1898, le sustituyó el teniente general Manuel Delgado y Zuleta, nacido en 1842, en Sevilla. Un infante que había combatido en África y logrado ascender a comandante y coronel por méritos de guerra en las operaciones contra los carlistas. Llegó a Tenerife el 13 de septiembre a bordo del vapor Alicante, acompañado de su esposa y cuatro hijos, Rindió los honores correspondientes una batería del 9 Batallón de Artillería y el Batallón de Cazadores cubrió la carrera hasta el palacio de Capitanía General.

Se enviaron a Canarias fuerzas de choque que arribaron en los vapores, “Monserrat”, “San  Francisco” y Antonio Lopez” de la Compañía Trasatlántica cedidos a la Armada,
Las costas canarias las custodiaban los torpederos “Ariete” y “Rayo·, botados en 1887 de 128000 toneladas, y 26 nudos dotados de tres cañones de 42 mm. y dos tubos lanzatorpedos. El AZOR botado tambien 1887 de 120000 toneladas, y de 25 nudos dotado de dos cañones de 42 mm. y dos tubos lanzatorpedos, les acompañaba también el navió “Joaquin del Piélago”, de la Compañía Transatlántica cedido a la Armada y utilizado como patrullero, con un registro de 1000 toneladas, y 15 nudos, se artilló con dos cañones de 9 mm. y dos de 57 mm.
Los servicios de espionaje españoles en Estados Unidos detectaron que en Junio una escuadra al mando del Comodoro John Crittenden Watson (1842-1923) buscarian un fondeadero como base abanzada en Las Islas Canarias, Fernando Poo o el Sahara español, para luego atacar la costa peninsular.
Esta escuadra estaría compuesta por los acorazados “Oregon” y Massachussrtts”, botados en 1891 de 10288 toneladas, y 15 nudos, artillados cada uno, con un cañon 457 mm., cuatro de 320 mm., ocho de 203 mm., y cuatro de 152 mm. veintiséis ligeros y seis tubos lanzatorpedos. El crucero “Newark”, botado en 1889 de 4090 toneladas y 18 nudos, dotado de un cañon de 76 mm., doce de 152 mm. y diez ligeros. Los cruceros auxiliares “Dixie”, de 6114 toneladas, y 16 nudos, artillado con diez cañones de 152 mm. y seis de 57mm. “El Yosemitte”, de 6179 toneladas, 16 nudos, artillado con diez cañones de 127 mm. y seis de 57 mm. “El Yankee”, de 6888 toneladas, y 14,5 nudos, artillado con diez cañones de 127 mm. y seis de 57 mm. acompañados de sus correspondientes carboneros. Esta escuadra nunca llego a pasar por Canarias ya que España capitulo el 14 de Agosto. Esta guerra duró 115 días. Con el tratado de París el 10 de diciembre de 1898, España vende la administración de las colonias de Cuba, Puerto Rico y Filipinas a los Estados Unidos de America. En febrero de 1899 el Capitán General de Canarias, don Manuel Delgado y Zulueta, da orden de levantar el estado de guerra en la Provincia, en abril de 1899 fue nombrado jefe del Cuarto Militar de la Reina Regente.
Se propone nuevamente la enajenación del fortín en virtud de lo dispuesto en las Reales Ordenes del 11 de junio de 1899 y 15 de enero de 1903.
En el año 1920, siendo Alcalde Melchor Luz y Lima, por acuerdo plenario de la Corporación Municipal, se pide autorización a Capitanía que estaba bajo la orden del Teniente General don Francisco Rodríguez y Sánchez Espinosa, para poder demoler los muros y garita de la batería. Las exigencias del puerto precisaban su derribó al objeto de que los carros y camiones tuviesen fácil acceso al muelle viejo y pudiesen efectuar las operaciones de carga y descarga de mercancías.
Queda desartillada nuevamente por Real orden de 2 de enero de 1924 se declara inadecuada para las necesidades del Ejército, siendo cedida al Ayuntamiento. (Bernardo Cabo Ramón. Miembro de la Agrupación Ranillera).

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