miércoles, 23 de abril de 2014

CRIMENES DE LESA HUMANIDAD COMETIDOS EN CANARIAS






CAPITULO XXV


Chaurero n Eguerew


INVASIÓN, SAQUEO Y OCUPACIÓN DE LA ISLA CHINECH (TENERIFE) XIX

Achimenceys, Sigoñes, Cichiciquítzos:

Achimenceyes, Capitanes y nobles en defensa de sus hermanos guanches esclavizados I.



La sociedad guanche era patriarcal en cuanto a los aspectos de la guerra, gobierno, impartir justicia etc.,  y matrilineal en otros aspectos. El concepto de matrilinaje, en sociología y antropología, esta definido como un sistema de organización social en el que la descendencia se organiza siguiendo sólo la línea femenina y todos los hijos pertenecen al grupo de la madre.

Este sistema se asocia a veces con la herencia por línea femenina de los bienes materiales y prerrogativas sociales. El matrilinaje está vigente en numerosas culturas de todo el mundo.
En las sociedades matrilineales, las mujeres son respetadas con veneración- nos dice Espinosa que si un hombre guanche se encontraba en descampado con una mujer, no le estaba permitido dirigirle la palabra, si lo hacía caía en graves sanciones-, esencialmente en virtud de su ascendencia social se habían asegurado un trato justo y favorable, este aspecto está ampliamente documentado en Canarias mediante contratos notariales de compra-venta y testamentos donde la mujer dispone libremente de sus bienes, al contrario de la sociedad colonial donde la mujer no podía disponer ni siquiera de su herencia sin permiso del marido.
La sociedad guanche pre-colonial estaba estructurada verticalmente siendo el Mencey el máximo responsable del Estado, estando asistido de un Consejo de notables compuesto por ancianos y consejeros capitanes a guerra o sigoñe. El territorio de cada menceyato estaba dividido en achimenyatos o “provincias” al frente del cual estaba un achimencey, generalmente un hermano, hijo o pariente próximo del mencey, a su vez el achimenceyato se subdividía en auchones o familias civiles al frente del cual estaba un chaurero o noble de segunda según la nomenclatura aplicada por los castellanos en los momentos de la invasión.

Los menceyes y nobles estaban estrechamente ligados entre sí por lazos de sangre y parentesco.

La organización política grosso modo era la siguiente:

Mencey (rey) era la máxima autoridad, y el depositario administrador de las tierras de cultivo y pastoreo las cuales eran comunales las cuales se repartía para su usufructo cada año según las necesidades de cada familia, también era depositario de los tributos los cuales eran pagados en especies y revertían de nuevo a la comunidad mediante la atención a los necesitados, los iboibos y las fiestas Beñesmeres cuyos costes eran asumidos en su totalidad por el mencey.

El Tagoror o Asamblea Nacional compuesto de ancianos notables, amusnaus,[1] sigoñes,
 y nobles, en los tagorores se legislaba e impartía justicia y se repartían el usufructo de las tierras.

Los achimnenceyes como queda dicho eran los gobernadores de los distritos o achimenceyatos, también algunos de ellos eran Capitanes a guerra jefes del Tabor de su demarcación.
Los auchoneros o segunda nobleza, patriarcas, personas que por su edad y sabiduría ejerce autoridad en la familia civil o grupo de familias, en los aspectos pastoriles y de orden interno del auchón y representa al mismo en el tagoro del achimenceyato.
Los Katuten o guerreros.

Los axicatnas o trasquilados, generalmente eran los pastores y quienes preparaban la tierra para el cultivo, la siembra y cosecha estaba al cargo de las mujeres. El colectivo más despreciado era los intocables es decir, los carniceros e iboibos. Durante la guerra de invasión cuando nuestros ancestros querían castigar a algún prisionero castellano de los especialmente crueles, lo destinaban al oficio de carnicero.

En el aspecto religioso el clero guanche se componía de:

Guadameñe, generalmente un hermano del mencey.

Las Maguadas o sacerdotisas cuidaban especialmente de culto a la Diosa Madre-Chaxiraxi, y de la educación de las jóvenes, en ocasiones vivían en comunidad.

Los Kankus, sacerdotes que cuidaban del culto a las Divinidades paredros, Diosa Magek (La Sol), del Dios Luna y de la Divinidad Achuguayu.

Los Samarines, sacerdotes-médicos, cuidaban de la salud de la comunidad y libraban a los poseídos por xaxos arrimados.

Los conocidos como Babilones, temidos sacerdotes detentadores de la magia,  fueron acérrimos enemigo de los invasores.

Los Iboibos, sacerdotes encargados del mirlado o momificación de los difuntos, así como de los sepelios y enterramientos.

Todas estas actividades sacerdotales podían ser realizadas indistintamente por hombres o mujeres, en el caso del sacerdocio Iboibo,  los difuntos  eran mirlados por individuos de su mismo sexo.

En esta sociedad donde de los medios de producción solamente el ganado era de propiedad privada y, en la que el trabajo agrícola era comunal  donde la ayuda mutua era norma de vida, donde el respecto por los ancianos y los lazos familiares eran muy fuertes y cohexionaban al grupo,[2] cuando un individuo, familia o grupo sufría una desgracia, esta era de inmediato a sumida como propia por el resto de la comunidad, este extremo está reflejado como hemos visto en las actas del Cabildo colonial donde exponen: “…porque como todos son de una nación y biven en los campos e sierras acójense y encúbrense unos a otros y esto házenlo tan sagazmente, de más de ser la tierra aparejada para ello,… Especialmente porque es jente que aunque unos a otros se quieran mal encúbrense tanto e guárdanse los secretos que antes morirán que descobrirse y tienelo esto por honra y este estilo tenían antes que la dicha isla se ganase y todavía se les a quedado, pues saverlo dellos por tormentos es inposible aunque los hagan pedaços, porque jamás por tormento declaran verdad…”

De estos sentimientos de pertenencia, lealtad y amor a la libertad innatas en el pueblo guanche inducen a los nobles a desplegar  titánicos esfuerzos en de defensa de sus parientes y hermanos étnicos. Son múltiples los ejemplos de las acciones desarrolladas por estos héroes frente a los inhumanos invasores esclavistas, tanto en la metrópoli como en las islas, en esta oportunidad y por razones de espacio vamos a reseñar solamente a algunos de estos luchadores y luchadoras, pero antes veamos unas breves reseñas de algunos capitanes.

CHIMENCHIA-TINGUARO

Fue el más insigne de los sigoñe de Benchomo y artífice de la mayor derrota que jamás sufrieran las tropas mercenarias invasoras en Canarias e incluso en América. Al parecer el nombre propio de este Capitán era Chimenchia[3]  que el criollo y poeta lagunero Antonio de Viana sustituyó por el topónimo del lugar y cueva donde estuvo depositada la imagen de la Diosa Chaxiraxi versus Virgen de Candelaria, como se desprende de un  estudio del Dr. Ignacio Reyes:

Tinguaro. m. Tf. ant. Top. Nombre de unas cuevas pertenecientes al mencey de Güímar donde fue depositada la imagen de la Virgen de Candelaria tras su hallazgo. Expr. t. Chingaro, Chinguaro. 2. m. Tf. ant. Antr. Falso antropónimo utilizado por el poeta Antonio de Viana (1604, III, IV y ss) como nombre del hermano de Benytomo
čingwaro < *ti-n-garaw, conj. det. f. lit. ‘la(s) (cueva) de reunión’. *ta, te, ti > či, pl. ti, f. pron. dem. f. de [T] ‘ésta, la; éstas, las’.*n, prep. de [N] ‘de’. *garaw > ggwaro, n. vb. f. sing. de [G·R·W] ‘reunión’. (Dr. Ignacio Reyes, 2004).


El fraile Alonso de Espinosa recogió esta anécdota relativa a la intervención de este Capitán en la Batalla de Acentejo: “El capitán de los de Taoro, viendo que los españoles iban de huida[4] y que los suyos hacían carnicería en ellos, sen­tóse sobre una piedra muy de propósito. No tardó mucho que el rey de Taoro no viniese con el resto de su gente a darle favor, y como halló sentado a su hermano con tanto reposo sobre la piedra, díjole reprendiéndole: — ¿Qué haces ahí tan descuidado, andando tu gente a Galano dicho la melena con sus enemigos? Respondió el hermano con mucho peso, y dijo: — Yo he hecho mi oficio de capitán en vencer y dar orden para ello; hagan ahora los car­niceros el suyo, prosiguiendo la victoria que les he dado.” (Espinosa, 1980: 99-100)

Era hermano de padre e hijo de una madre Cucaha. Tenía casi la edad del rey Benchomo, su hermano, a quien se parecía mucho, y se hallaba rigiendo el achimenceyato de Acentejo,[5] donde se libró la batalla de este nombre, cuando la invasión española. Mortalmente herido en la batalla de La Laguna, donde mataron a Benchomo, en el mismo lugar celebraron las exequias de ambos. Por esto dice la tradi­ción “que no se separaron ni en vida ni en muerte”. Fue muerto por  Pablo Martín Buendía, canarii, soldado de a caballo quien le lanceó y remató  al ya mal herido Chimenchia-Tinguaro, en la sierra de Sejeita, (San Roque) durante la batalla de La Laguna. Este Pablo fue generosamente datado por el adelantado entre otras obtuvo datas en:

“una cueva que era auchón del rey de Tacoronte, q. cabo la mar que agora vos teneis (1497). En la Rambla de los Caballos, debajo del camino que va a Daute, 2 caíces unas cuevas y una fuente (1502). 2 caíces de tierra de sequero...desde la cruces donde murió la mujer en la lomada hacía la mar (1501).  Conjuntamente con Pedro de la Lengua-también canario-obtuvieron las tierras de Charco del Pino (Chimiche) en Granadilla, cuya data transcribimos: “...Pedro de la Lengua y Pablo Martín. Una lomada de ta. en Abona en Arcamaze, dende el barranco donde están los charcos e un pino hasta otro barranco q. esta hacía Agache, a donde está un drago, e por arriba unas montañas e aguas vertientes a la mar, con las cuevas q. hay dentro deste cercoito  con una fuente q. esta a la parte de arriba del drago, cabo unos pinos, hasta  en cantidad de 8 c. 4. para cada uno, e más vos doy dentro de las mismas tas. Dos asientos de colmenas, así como conquistadores q. fuiste desta isla. Digo q. vos doy 3 c. Con los asientos de colmenas. 24-XI- 1511. (Data de Tenerife, libros I al IV).

SEBENZUI




Señor o Toparca de la región de Aguahuco en tiempos de la invasión española denominada por los invasores como Punta del Hidalgo. Fue un significado Sigoñe (capitán) de Benchomo.
Zebensui. m. Tf. ant. Antr. Jefe de la comarca que hoy se conoce como Punta del Hidalgo cuando se produjo la colonización europea. Expr. t. Benseguy, Benzebuy, Cebensui, Sebensui, Zebensaya, Zebensayas, Zebensui, Zebensuî, Zebenzui, Zevensui.
zebbensui < *zăbb-ən-swy, comp. m. lit. ‘moscardón de la ganga (ave)’.*zăbb, s. m. sing. de [Z·B] ‘tábano’, ‘moscardón’. *n, prep. de [N] ‘de’. *swy, s. m. sing. de [S·W·Y] ‘animal que anda trabado’, ‘especie de ganga (ave más gruesa que la ganga ordinaria)’. (Dr. Ignacio Reyes, 2000)

La tamusni no dice que no se sabe en que faceta destacó más Sebenzui, si como esforzado y valiente guerrero o como ladrón de ganados[6].

DORAMAS


DORAMAS:=dorammas  *durar-ammas, comp. m. pl. lit. ‘montañas en medio’, fig.‘anchas narices’. *durar, s. m. pl. de [D·R] ‘risco, montaña, cresta   montañosa’.*ammas, s. m. sing. de [M·S] ‘medio’, ‘centro’, ‘interior’. Caudillo canario que derrotó en varias ocasiones a las tropas invasoras castellanas. (Ignacio Reyes)

Doramas fue un guerrero de finales del siglo XV, guaire destacado de la resistencia guanche ante la invasión castellana en la isla de Tamarant (Gran Canaria) ante las tropas mercenarias invasoras acometida por los nefastos Reyes Católicos, quienes financiaron la actuación con la ayuda económica proporcionada mediante bulas por el Vaticano.

Originario del reino de Telde, pertenecía a la clase social de los axicatnas (trasquilados), como los  canariis conocían a los plebeyos. Estos debían llevar el pelo corto, no como los nobles, que lo llevaban largo rubio o teñido de ese color y, la barba en punta y sin bigotes,  gozaban de los privilegios propios de la nobleza.

De complexión fuerte, ancho de espaldas y estatura media, Doramas era conocido por su destreza en el combate y su capacidad de liderazgo. En la batalla se le describe con una rodela de drago a modo de escudo, blanca, negra y colorada, en cuarteado, y portando una enorme espada de madera endurecida al fuego.
El 28 de junio, el capitán  invasor  Juan Rejón envió un mensajero a lo canarios con estas soberbias palabras:
“Decidles que soy enviado por los muy altos y poderosos príncipes de Aragón y de Castilla, don Fernando y doña Isabel, para tomar la isla de Canaria bajo su protección y exhortar a sus habitantes a que abracen la religión cristiana, y que si así no lo hicieren, serán perseguidos sin tregua ni descanso, hasta hacerles perder la vida o llevarles a todos prisioneros.”
Doramas contestó con esta sola frase: —Decidle a vuestro general que mañana le llevaremos la respuesta.
En efecto, el 29 de junio (1478) bajaban por los cerros que dominaban el valle —donde hoy se asienta la ciudad de Las Palmas— numerosas cuadrillas de isleños, y en la llanura que precedía al Real se formaron en orden de batalla…

BENTEJUI


Bentejui: Nació sobre el 1450, probablemente, en las cercanías de la actual Galdar, en Tamaránt (Gran Canaria)) y murió el 29 de abril de 1484, sobre este recayó la dura tarea de dar continuidad a las legítimas instituciones sociales de la población canaria. Pronto, este “gaire, alto, seco, y prieto de grande esfuerzo” que, según afirma Marín de Cubas [1694: 57v] (1986: 207), ostentaba hasta entonces el significativo nombre de Tazarte “= *ta-dsart > tassart, n. vb. f. sing. de [D·S/Ś·R] ‘acusado sentido del honor, dignidad’, ‘rebeldía’, ‘agitación’, ‘maldad’. Nombre de un jefe militar del bando de Gáldar. Expr. t. Tajarte, Tajaste, Taxarte, Tazarte. N. B. Las variantes gráficas que transmite la documentación antigua hacen pensar en una pronunciación faringalizada tanto de la sibilante (*s(s) > ś) como de la vibrante (*r > ŕ).” (Ignacio Reyes).

Bentejuí se trasladó, encabezando un importante contingente humano guanche, hacia la protección que brindaban las agrestes montañas de Tirajana. Pero, de nuevo, fueron cercados en Ansite, paraje cuya localización exacta aún se discute. Esta vez la espera acabó en éxito para los castellanos, previa mediación del converso Fernando Guanarteme, ante la propuesta de rendición Bentejui respondió: Todavía Canaria no ha desaparecido del mundo y aquí la tienes toda sobre estos cerros”  (Viera y Clavijo [1772] 1982, I: 529). Finalmente aceptaron las condiciones de cesión. Todos, menos Bentejuí y el faycán teldense Guariragua, que prefirieron mantener su libertad hasta el último momento de sus vidas: “[…] menos Tazartico y un faisage biejo de Telde, que ambos se derriscaron llegandose el muchacho a el viejo le cojio de un brazo, y diciendo a tiz Tirma, a tiz Tirma, de un salto vajaron hechos pedasos» (Marín [1694: 60r] (1986: 214).

HAPALUPU:
Notable insular gomero al que se le reconocían funciones de arbitraje o intermedia­ción en caso de disensiones entre los bandos. Ú. m. Hupalupa. Expr. t. Chapulapu, Chupulapu, Hapalapu, Hupalapu.*haflufal > šapalupu, n. vb. m. sing. de [H·F·L] ‘cabellera larga’. (Ignacio Reyes)
Pablo Hupalupu, anciano hombre mascota y adivino, al que tenían por favorecido de espíritus superiores, advertido de la ofensa que el tirano colono Hernán Peraza infringía a su pueblo convocó a sus parientes y amigos más próximos en un islote cerca de Tagualache, que después sería conocido por La Baja del secreto, y acordaron poner los medios necesarios para impedir este nuevo ultraje.

Puestos de acuerdo lo conjurados con la sacerdotisa  Iballa, decidieron que esta diera una cita al fogoso Peraza, en la cueva de Guahedún donde le recibiría acompañada de una vieja parienta que estaba en el secreto y, a una señal convenida apresarían al tirano. Hernán Peraza, no tardó en acudir a la llamada de la bella Iballa, haciéndose acompañar de un paje y un escudero, sin sospechar de la celada que se le preparaba, entró solo en la cueva, en cuanto traspasó la puerta de ésta, comenzaron a oírse unos silbidos en los alrededores siendo esta la señal de los conjurados para pasar a la acción. Inmediatamente cercaron la colina donde se ubica la cueva y, deteniendo al paje y al escudero, creyeron asegurada su venganza. Iballa para disipar cualquier sospecha de su complicidad en el acto, instó al tirano a que se disfrazara de mujer y huyera antes de que sus parientes llegaran a la cueva. Ante la imprevista sorpresa, turbado por la situación el galán acepto ponerse unas sayas y una toca; pero la vieja, que seguía los acontecimientos gritó a los suyos: “Ese que va vestido de mujer” Peraza que la oyó, retrocedió y despojándose de las ropas femeninas, tomó la adarga y sacando su espada se adelantó con animo decidido hacía los asaltantes. En lo alto de la cueva estaba apostado un pariente de Iballa llamado Pedro Hautacuperche, quien al ver salir a Peraza le arrojó su banot con tal fuerza y puntería que le atravesó el pecho matándolo en el acto. Al verle caer los resistentes ajusticiaron también al paje y al escudero, fieles servidores de los desmanes de su señor.

Al ver consumada su venganza, los sublevados gritaron: “¡Ya se quebró el gánigo de Guahedum!”, aludiendo a que con aquel acto, quedaba roto cualquier pacto que hubieran mantenido con la casa de Peraza, pactos de colactación que acostumbraba sellar bebiendo leche de un gánigo.

HAUTACUPERCHE


Con la llegada a la Isla de Hernán Peraza “el joven”, este ratificará el pacto de su abuelo, pero mientras Peraza quiso entender el pacto como un acto de vasallaje hacia él, los gomeros lo seguían entendiendo como un acto de hermanamiento y de ayuda entre ellos con una serie de leyes de obligado cumplimiento. Hernán Peraza “el joven” incumplió el pacto, cautivando esclavos y tratando despóticamente a los gomeros.
Este crápula avasallador había sometido durante años a la isla de la Gomera, hasta que Hautacuperche, el valeroso guerrero, acabara con su reinado de opresión y arbitrariedad. Corría el año 1488 cuando el joven guerrero guanche  ajustició al invasor Peraza.
En un lugar conocido como Baja del Secreto se había gestado la conjura para acabar con la pesadilla del tiránico colono invasor.  Avisados los gomeros unos a otros mediante el lenguaje del silbo, una haya de Iballa intentó avisar al tiranuelo: “Ajejiles, juxaque aventamares” (“Huye, que van por ti”).
Pedro Hautacuperche fue quien primero llegó a la cueva de Guahedum donde se hallaban Hernán Peraza y la sacerdotisa Iballa y le dio muerte atravesándolo con un banot, pese a que éste intentaba huir disfrazado de mujer. El propio Hautacuperche encabezó el posterior ataque de los gomeros contra la torre del Conde, muriendo en la acción. La asediada Ninfómana Beatriz de Bobadilla pidió ayuda al judío converso, masacrador de pueblos e esclavista Pedro de Vera, cuando ya había concluido el sitio de la torre. Las tropas mercenarias al mando del invasor conquistador de Gran Canaria asesinaron ahorcaron y empalaron a los varones mayores de 15 años de Hipalan y Mulagua, siendo los niños, mujeres y ancianos vendidos como esclavos en España.



[1] Los Amusnaus era ancianos sabios detentadores de la Tamusni, es decir, de la Historia oral de la nación así como de la escritura Tifinagh y los encargados de trasmitirla a las nuevas generaciones, labor que realizaban indistintamente hombres o mujeres.
[2] El espíritu de ayuda mutua ha pervivido hasta nuestros días especialmente en las zonas rurales donde los campesinos se ayudan mutuamente en las labores de siembra y recolección, e incluso en la construcción de sus viviendas u otros tipos de obras tales como muros, caminos etc..
[3] Díaz Dorta afirma que estuvo casado con Guacimara y en el bautismo por el rito católico Ana Hernández, viuda del Príncipe Tinguaro, era hija de Beneharo II, después  bautizado por el rito católico  como D. Enrique de Anaga, también conocido como D. Enrique de los Santos. Guacimara casó en segundas nupcias con Andrés Díaz Fortuna, guanche de nobleza Real, Instrumento ante Ramírez en 1578. (Díaz Dorta, [1913] 2009: 13)


[4] Era norma en los tabores guanches el no perseguir al enemigo que huía y, al contrario que los castellanos, daban cuartel y buen trato a los vencidos, de ello abundan los ejemplos en la historiografía de la invasión y conquista de las islas.
[5] El Achimenceyato de Acentejo corresponde a los actuales municipios de La Matanza de Acentejo, La Victoria y Santa Úrsula,
[6] En la sociedad guanche era frecuente el robo de ganados entre pastores de los diferentes menceyatos, esto se hacia para evitar la endogamia en los rebaños y como prueba de valentía y habilidad por parte de los pastores-guerreros, no como un acto de puro  latrocinio.

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