domingo, 13 de abril de 2014

Instalación del telégrafo en Canarias.







En el verano de 1883 el Gobierno español decidió establecer comunicación telegráfica entre Canarias y la Península y, a su vez, entre las islas principales del Archipiélago. La tarea le fue encargada a una compañía inglesa -The Argentville Company-, que destinó dos de sus dos barcos -el Dalmatia y el Cosmopolitan- a tal cometido.

En aquellos años emprender los trabajos para instalar un cable eléctrico que recorriera los fondos marinos suponía todavía un esfuerzo de magnitud extraordinaria, pero ya había empresas destinadas a tal efecto, porque las aplicaciones comerciales derivadas del desarrollo en el campo de la Electricidad se consideraron enseguida muy ventajosas y se hallaban, ya en esa época, en pleno despegue. De la necesidad de colocar cables de telégrafos en el fondo marino empezó a incrementarse el interés por los estudios oceanográficos, absolutamente imprescindibles en las labores de instalación del telégrafo submarino, pues eran capaces de sondear, medir y trazar mapas de las profundidades.


Antigua casa guanche, San Bartolomé


Al comentar esta imagen de la casa guanche de San Bartolomé (Gran Canaria), cuyo nombre aborígen era Tunte, Olivia Stone advirtió que en realidad se trataba de una vivienda de antiguos canarios, no de guanches. Describió, detalladamente en su libro, las dimensiones y las características de esta casa circular, hecha de piedra, barro y madera de pino. La puerta de entrada, un poco más adentro que la fachada, con asientos a cada lado, le suscitó a Stone un pensamiento: Los nobles y perseguidos canarios deben haber contemplado muchas veces desde estos asientos gemelos el risueño valle que se extendía a sus pies. Deben haber odiado intensamente a los invasores, que vinieron a obligarlos a salir de sus tranquilos aposentos y a enseñarles vicios que desconocían, ya que los antiguos habitantes eran puros comparados con sus cristianos y civilizados conquistadores. Examinando esta vivienda, Olivia Stone sintió ganas de saber más sobre los hábitos y las conductas de los guanches, pero sabía a la vez que lamentaba, que esa información, como su lenguaje, había desaparecido sin posibilidad alguna de recuperarla.

Maria Gómez Díaz

Abril de 2014.

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