lunes, 29 de septiembre de 2014

Comercio exterior canario durante la Primera Guerra Mundial:



1917 junio 30.

El comercio de ultramar con el imperio y las Américas era vital para Gran Bretaña y Francia. Más de la mitad de la comida y las materias primas procedían del comercio exterior. Por importantes rutas comerciales circulaban grano, carne, nitratos, cobre y cuero para el esfuerzo bélico. Los corsarios alemanes operaron hasta febrero de 1915 en tres zonas de Sudamérica. Por Canarias pasaba la mayor parte de buques con destino a la costa este sudamericana (Pernambuco, Río, Buenos Aires). El plátano canario había sido pionero en introducirse en mercados europeos. Las expectativas de futuro del producto eran muy prometedoras. Hamburgo era uno de los grandes centros redistribuidores del Atlántico Norte con una gran influencia sobre el Báltico y los países escandinavos. El sector frutero canario era incapaz de satisfacer el incremento de la demanda de plátanos de Europa. La idea alemana de ataques rápidos y decisivos fue convirtiéndose en una larga guerra de desgaste en enormes frentes atrincherados.
Bloqueo británico sobre Alemania:
Los británicos iniciaron un bloqueo formal en marzo de 1915 con decretos ley que permitían el embargo de bienes destinados a Alemania. Gran Bretaña utilizó su poderosa posición comercial y financiera en todo el mundo para presionar a estados y empresas para que limitaran sus suministros a Alemania. Dentro de Alemania se producían carestías por diversas causas internas y los efectos del bloqueo no pueden determinarse con precisión. La pérdida de piensos y fertilizantes extranjeros paralizó la agricultura. En 1917 el consumo de carne había descendido a menos de un tercio del nivel de preguerra, y el consumo de grano a la mitad. El bloqueo aliado de materias primas hacia Alemania se demostró como una estrategia decisiva para la claudicación de los Imperios Centrales.
Desarrollo de la guerra:
Tras la inicial interrupción del tráfico marítimo, éste se reanudó parcialmente. En diciembre de 1916, época del bloqueo de los submarinos alemanes, se produce la completa retirada de la navegación internacional (así lo hacen Elder & Fyffes Co.Ltd., Yeoward Brothers, etc.), tras la recomendación del Almirantazgo británico de evitar nuestras aguas. La política de eliminación de gastos superfluos de Inglaterra y Francia impone la no importación de frutos coloniales. La insuficiencia en los transportes animó a exportadores, cosecheros y comerciantes a solicitar una subvención al Gobierno para fundar una naviera que no fue atendida. Lo mismo ocurrió con la solicitud de reducción de fletes e impuestos. El intento de penetración de la fruta en el mercado norteamericano fracasó. Era un mercado monopolizado por poderosas compañías con intereses internacionales.
Naviera Tinerfeña:

La prensa reclama la constitución de una compañía de vapores fruteros. Las desavenencias insulares imposibilitan la creación de un proyecto unitario. A finales de 1915 se funda en La Orotava la Naviera de Tenerife, con un capital inicial de 600.000 pesetas, que se destinan a la adquisición de dos pequeños vapores. El 30 de noviembre de 1916 el Punta Anaga naufragaba frente al Puerto de la Cruz y en febrero de 1917 un submarino alemán hunde el Punta Teno en su cuarto viaje a Europa. Del 1 de febrero al 30 de junio de 1917 los submarinos alemanes hunden 4.600.000 toneladas de barcos aliados. El 6 de abril de 1917 EE.UU. declara la guerra a Alemania haciendo especial mención a su agresiva actividad submarina.
Consecuencias económicas:
  • El precio del plátano bajó a una peseta por racimo.
  • Se generalizó la inseguridad en los negocios
Se puso de manifiesto la fragilidad de la economía canaria, dependiente en extremo del exterior.
  • Se experimentó una importante carencia de buques
  • Alzas considerables en los fletes
  • No se aprovechó el espectacular crecimiento de la economía peninsular para paliar las dificultades canarias.
Dificultades económicas:
La espectacular reducción del tráfico portuario repercutió en los demás aspectos de la vida de las Islas. Entre 1912 y 1918 el número de vapores que atracaron en Santa Cruz de Tenerife descendió prácticamente un 90%. Este dato nos da idea de la reducción paralela del comercio exportador, que pasó, por ejemplo, de unos 3,5 millones de huacales de plátanos en 1913 a medio millón en 1917. La presencia en las aguas isleñas de submarinos alemanes desde finales de 1916 agravó los problemas. Máximos exponentes de esta asfixiante sensación de aislamiento fueron la supresión del servicio a Nueva York decidida por la naviera Otto Thorensen a principios de 1918 y la incapacidad de poner en pie una flota canaria que diera a la fruta salida a los mercados extranjeros... La práctica paralización de la actividad del puerto y del comercio de la fruta no pudo compensarse con los trabajos ocasionales ni impedir el aumento del precio de los bienes básicos: los sindicatos reaccionaron con manifestaciones, en ocasiones reprimidas violentamente... [Cabe resaltar] la importancia que cobró, ya desde finales de 1914, el rastrillado del carbón -hasta entonces marginal- a la hora de recuperar los fragmentos de mineral perdidos años atrás en la bahía de Santa Cruz en las operaciones de carga y descarga. (Ricardo Martín de la Guardia)
[Gente anónima] faenaba por las noches con el auxilio de alguna embarcación para, al amparo de la oscuridad, intentar burlar la vigilancia de la Comandancia de Marina, dado que ésta prohibía el arrastre de los fondos para preservar los criaderos de peces. (Julio Yanes)
Buques alemanes incautados por España (1914-1918):

La compañía tenía repartidos los buques por todos los puertos de su itinerario y algunos quedaron internados en las aguas neutrales de la jurisdicción española y portuguesa. Entre ellos se encontraban los vapores Teneriffa y Arucas, que permanecieron en el puerto de La Luz desde agosto de 1914 hasta el final de la contienda. Ambos fueron entregados en 1919 al Gobierno de Francia en compensación de daños pos guerra. Por su parte, el vapor Telde fue apresado en mayo de 1916 por el crucero nombre de Huntsholm. Durante la guerra, la Marina Mercante española sufrió numerosas pérdidas humanas y materiales como consecuencia de la campaña indiscriminada de los submarinos alemanes a partir de 1917. Presionado por los navieros y la opinión pública, el Gobierno español inició en agosto de 1918 conversaciones con las autoridades germanas para compensar el tonelaje perdido por la flota nacional. En octubre se aprobó la toma de posesión efectiva de varios buques alemanes refugiados en puertos españoles, equivalentes en tonelaje a las pérdidas registradas, dejando pendiente el arbitraje y la resolución definitiva en lo que se mantenía desacuerdo con Alemania. Para la gestión de los buques en tráfico marítimo nacional se autorizó la creación, mediante real orden, de la Gerencia de Buques Incautados por el Estado, que procedió a hacerse cargo de los seis vapores sobre los que se había llegado a un principio de acuerdo con el Gobierno alemán. Tres de los seis buques se entregaron a compañías navieras privadas, en concepto de compensación de pérdidas sufridas durante la contienda: España nº1, ex Eriphia, pasó en 1924 a la contraseña de la compañía Vasco-Cantábrica de Navegación con el nombre de Sardinero; España nº2, ex Javorina, se cedió a la Compañía Trasmediterránea en 1924 y navegó con el nombre de Generalife; y España nº4, ex Crefeld, que primero navegó por cuenta de Compañía Trasatlántica y después pasó definitivamente a Compañía Trasmediterránea, siendo rebautizado Teide. Este último embarrancó el 8 de junio de 1932 en aguas de Guinea Española y se perdió definitivamente. Los buques España nº3, ex Roma y España nº5, ex Riga -que había pertenecido a OPDR-, permanecieron al servicio del Estado, adscritos durante muchos años como unidades de transporte de los Ministerios de Marina y de la Guerra respectivamente. El vapor España nº6, ex Neuenfels, se entregó a la Marina de Guerra en octubre de 1921 para su británico Essex e incorporado al Almirantazgo con el nuevo  reconversión en el portahidros Dédalo. (Juan Carlos Díaz Lorenzo)
Desembarco de prisioneros del corsario alemán Moeve (24/02/1916):
En la tarde de anteayer llegó a Tenerife el vapor inglés Westburn enarbolando el pabellón de guerra alemán. Este venía tripulado por varios marinos del corsario alemán Moeve y conducía a unos doscientos prisioneros procedentes de las tripulaciones de los vapores Corbridge, Author, Trader, Ariadne, Flamenco, Horace, Clan Mac-Tanish, Appan, Edinburg, Luxembourg y Drsmonthy, capturados y hundidos por el corsario. el Westburn fue apresado por el Moeve hace unos 20 días cerca de las costas de Brasil, a la altura de Pernambuco [...]. Luego el Westburn emprendió un peligroso y accidentado viaje a través del océano, esquivando el encuentro de los buques aliados hasta llegar a Tenerife. Los prisioneros ingleses fueron desembarcados en la mañana de ayer, embarcando luego en el vapor Athenic para Londres, y los de otras nacionalidades han quedado en Santa Cruz. Ayer a las tres de la tarde el Westburn, que se hallaba fondeado en la bahía, levó anclas, hizo rumbo a las playas de San Andrés y fue a estrellarse en las rocas inmediatas a punta Antequera. La tripulación alemana logró salvarse y ha ingresado en la cárcel por orden de la Comandancia de Marina. (Prensa de 1916)
Aumento del proteccionismo durante la posguerra:
La necesidad de ingresos motivada por la contienda obligó a Francia, Alemania, Gran Bretaña y otros países a elevar considerablemente sus derechos arancelarios. Muchas tarifas fueron revisadas a fin de facilitar el control del comercio que exigía la eficaz prosecución de la guerra. Gran Bretaña estableció fuertes cargas sobre los artículos de lujo tanto para ahorrar espacio de transporte como para procurarse ingresos. La I Guerra Mundial afectó profundamente a las economías nacionales y a la internacional. En el interior pudo observarse que las relaciones entre la industria y la agricultura habían sido profundamente alteradas, especialmente en los países europeos. Las exigencia bélicas obligaron a crear nuevas industrias y a ampliar las antiguas. Como la producción agrícola europea resultara totalmente inadecuada para satisfacer las primeras necesidades, se estimuló el rendimiento de otras zonas agrícolas, especialmente en Australia y ambas Américas. Las perturbaciones monetarias y las alteraciones provocadas en la situación crediticia internacional dificultaron extraordinariamente en la posguerra el restablecimiento de los antiguos lazos comerciales, destruidos por los reajustes en la demanda. A estos factores se unió un vigoroso movimiento autárquico. Las múltiples exigencias de la guerra moderna acentuaron los abundantes puntos débiles de las economías internas de los países industriales; al firmarse la paz fueron muchas las naciones que se dedicaron a corregir tales deficiencias, por ejemplo, estimulando las industrias claves. En la mayoría de los nuevos estados creados por los tratados de paz, tales tendencias fueron alentadas por un poderoso sentido nacionalista, expresado en forma de aspiraciones de independencia económica. En tal circunstancia no es de extrañar que el movimiento proteccionista alcanzara proporciones más vastas y profundas que en cualquier época anterior. (Jesús María Marín Ortiz)  Tomado de Mgar.net.



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