miércoles, 17 de septiembre de 2014

MAGUA





Hay algo en los ojos de un canario que denota un aire de tristeza. No sabría explicar que es, pero los naturales de estas islas no sonríen libres. Me percaté de esto, mirando los ojos de un agricultor tradicional de las islas. Su alma gritaba en silencio por su desarraigo en todas las facetas de la vida, pero no sabía descifrar que era lo que le pasaba.

El colonialismo instaurado desde finales del siglo XV en todo el Archipiélago, somete en todas las facetas de la vida a las canarias y los canarios. Los intereses de la metrópoli, que oprime militarmente las islas, son más importantes que los de los pobladores y eso ha creado un conformismo forjado a base de sometimiento por la fuerza y a través de los medios de comunicación al servicio del estatus social, político y económico actual.

El canario no cree capaz a otro canario de producir algo y pensamos que todas las cosas son venidas de afuera. No valoramos lo que nosotros mismos producimos como algo importante, pues no nos valoramos directamente. Además, nuestras metas son modestas: pasar desapercibido y poder sobrevivir más que vivir. Por desgracia no somos amplios de miras.

Nosotros, los canarios, hemos sido domesticados por la fuerza y los indomesticables somos marginales, parece que los ideales y los principios no son propios de canarios. Y ojo que no hablo sólo de política, sino de algo mucho más amplio. Tantos siglos de caciquismo nos hacen gente que nos movamos por favorcitos y si rechazas eso, eres un marginado.

Canarias como pueblo es hospitalario, cosa que se confunde con lameculos de lo de afuera, somos socarrones, confundidos como seres dulzones y graciosillos, somos desconfiados, lo cual suele dar impresión de bárbaros y nos gusta el belingo, algo que suelen confundir con que somos gandules. El problema no es que se piense que nuestra forma de ser es mala por la gente de afuera, sino por nosotros mismos. El canario tiene miedo de ser diferente y se asimila, es un acto de baja autoestima total.

No quiero que esto se confunda como una proclama política, es un relato de actitudes sociales claramente reconocibles, que bajo la opinión de este humilde escritor, responden claramente al status colonial de las islas. Yo soy canario y soy joven y mi orgullo de ser canario va más allá de llevar una pegatina en el coche. Mi orgullo es valorar lo canario, sentir en canario y crear un pensamiento 100% canario sin ataduras coloniales. Desde que lo consigamos un grupo importante, igual conseguimos que se vaya erradicando esta tristeza que invade al canario.

(Publicado por R. V. Canarias)
Maria Gómez Díaz. Septiembre de 2014.


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