miércoles, 26 de noviembre de 2014

¿QUIENES SOMOS LOS MAZIGIOS CANARIOS?







Capitulo VIII

Eduardo Pedro García Rodriguez

 




               
LAS DEIDADES DE LOS ANTIGUOS IMAZIGHEN CANARIOS

El panteón de los mazigios canarios, como otros tantos aspectos de nuestra cultura ancestral, nos han sido trasmitidos de manera fragmentada cuando no desvirtuada por las concepciones etnocentristas de los primeros cronistas. Siendo como era, uno de los primeros objetivos del sistema colonial la implantación a toda costa de la religión católica, (excelente instrumento de dominación y sometimiento de los pueblos, en manos del sistema colonial) todo lo concerniente a los aspectos materiales de la religión del pueblo sometido fue inmediata y salvajemente destruidos. En cuanto a los aspectos espirituales, al ser mucho más difíciles de eliminar de forma instantánea, paralelamente al adoctrinamiento de los catecúmenos, el clero iba desarrollando toda una saga de leyendas, cuentos y anatemas en torno a las creencias que trataban de erradicar, por ello, no dudaron en ir enfermando paulatinamente las mentes de los neófitos, presentándoles a sus antiguas deidades como representantes en este mundo de todo lo horrendo que imaginarse pueda, siendo además las causantes directas de todos los males que afligían al pueblo incluso de los causados directa y despiadadamente por los propios cristianos. No obstante, los alzados de todas las islas, supieron mantener viva la llama de sus creencias durante muchos siglos, realizando sus prácticas en lugares apartados de las áreas de influencia de los conquistadores. Estas prácticas al escapar del alcance del brazo armado secular, por la propia naturaleza de los lugares donde se llevaban – y se llevan - a efecto los ritos mazigios insulares, el clero, empleo (como hemos dicho en otra parte) la táctica de la difamación y el terror, infundiendo en las ya debilitadas mentes de los antiguos mazigios, el infundio de que quien practicaba sus ritos ancestrales, lo que hacían era llevar a efecto horribles aquelarres en los que intervenían los inevitables demonios cristianos, casi siempre en forma de macho cabrío, en contraposición del carnero sagrado mazigio sustentador del padre Sol entre sus cuernos (es interesante hacer notar que, entre el rebaño de la Chaxiraxi, figuraba el carnero sagrado, símbolo de Magek.)  El clero hacía circular todo género de bulos, entre ellos no faltaba el de que en los supuestos aquelarres se sacrificaban niños recién nacidos y de que las enfermedades que aquejaban a la población eran producidas por “las brujas y brujos” que participaban de los ritos ancestrales mazigios. Así, consiguieron que las familias se enfrentaran entre sí, siendo frecuente que los miembros de una misma familia se denunciaran entre sí ante la inquisición española.

En fin, entremos en la nomenclatura que según los cronistas, aplicaban los antiguos mazigios a la deidad suprema y a las secundarias protectoras de las diferente actividades de la vida cotidiana, éstas tenían encomendadas funciones  de amparo similares a las de los santos de la religión católica.

Hasta tiempos recientes, en la iglesia de Chasna, en Noche buena, durante la misa del niño Dios Cristiano, los pastores mazigios, por medio de pellizcos hacen balar a un cabrito, del mismo modo que lo hacía los guanches  para implorar al Dios de los rebaños Guañahé.

Una costumbre igual se practicaba en la parroquia del Salvador, en la Matanza de Acentejo, hasta que un párroco celoso de la pureza de su culto, erradicó esta ancestral costumbre allá por los años cuarenta del pasado siglo.

El fraile Espinosa, nos tramite para Chinet, (Tenerife) como nombre de la deidad suprema:  “Achuhuran o Achuhurahan”, “Achahucanac” y Achguayaxerax”, que según éste autor quiere decir <<el grande, el sublime, el que todo lo sustenta>>, epítetos todos de clara influencia cristiana, por otra parte, Abreu Galindo, otro cronista del siglo XVI, nos dice que: <<adoraban a Dios, a quien llamaban “Guayaxiraxi”; y a santa maría, después que les apareció, la llamaban “Chaxiraxi”. Y es de notar-dice Torriani - que Guaxiraxi quiere decir ”la que carga al que tiene el mundo”. Y por otro nombre llamaron a santa María, “Atmayceguayaxiraxi”, que quiere decir “la que carga al que tiene el mundo”.

Según los autores de Las Pirámides Canarias y El Valle Sagrado de Güímar, nos trasmiten: ACHUHURAHAN, ACHUHURAN, ACHORON, teniendo en cuenta la equivalencia Ch<>K, resultaría Akrun=”el que protege”,” el protector”, (según el Prof. F. Pablo De Luca, et al. 1996:111)

ACHAHUCANAC: ...la palabra guanche que se refiere al ser Supremo podría descomponerse así: AT-HEKK-N-AK = “el que cuagula lo de todos”, pienso que en clara referencia a la conversión del agua en nieve cuando se alcanzan bajas temperaturas...Así mismo se explica el topónimo guanche Ucanca <> Hucanaca <> Hekk-n-akw = “la (tierra) que coagula lo de todos”; pronunciar hekkenaka <> hekkenka <> Ucanca, por deformación fonética posterior. Valle cubierto de nieve en las rigurosas épocas invernales. (Ibidem)

ACHGUAYAXERAX:  En la lengua tamazight existe una equivalencia fonética entre la “k” y la “Sh” (ejemplo: menshey<>menkey), y entre esta última y la “h” más o menos fuerte, equivalente a la “j” española (ejemplo: <>shenata<>jinete). Aclarado esto podríamos traducir Achguayaxerax por la expresión: AT-WA-Y-GER-AK = “(el) este (que está) cerca de todos (hacía todos), el que vela por todos. E n la obra “Algunas frases de los antiguos dialectos de Canarias”, del autor Isidro Brito Enríquez (1928), aparece la denominación ACHGUAYAXERAC = “el sostiene todo”. Al margen de la más o menos afortunada traducción, observamos la “c”, más arriba indicada, lo que confirma nuestra anterior interpretación. (Ibidem)

CHAXIRAXI, CHAXIRAX: Se refiere claramente a “la madre” del Ser Supremo. Podría descomponerse: TA-GER-AK = “la que está cerca de todos”, de evidente carácter femenino y al mismo tiempo de velar por todos. La “ch” = “t” y la “k” = “ch” = “x”. Lógicamente, fue una denominación que surgió entre los guanches después de la aparición de la Virgen de Candelaria.(Ibidem)

ATMAYCEGUAYAXIRAXI o también separado: ACHMAYEC GUAYAXERAX, como luego veremos en la frase completa de Antón Guanche. La traducción podría ser: A-TA-MAY-GH N WA-Y-A-GERAK = “¡oh! Esta nuestra Madre de este (el que está) cerca de todos (que vela por todos)”. En la denominación guanche no aparece la “n” apartenencia, equivalente al “de” castellano, omitida por deformación fonética. Señalar también que “GER”= hacía, con el significado de “cerca de”. Y MAY-GH =madre nuestra (nuestra madre) ambos en el dialecto del MR central. (Ibidem)

Hubo noticia en levante de esta isla, llamada infierno, por los aragoneses llegados á la parte sur donde es Adeje á tratar de paz por los años del Señor 1347, y vino allí un Rey solo que dice tenia la isla, llamado Betzenuriga con muchos capitanes, supieron el temple de toda la isla y cómo eran idolatras teniendo un Dios llamado Jucanche, y como no admitieron tener con ellos paz diciendo que si allí volviesen otra vez á este fin no saldrían vivos.

En esta isla de Thenerife unos afirmaban que no había en el cuerpo alma racional, ó en que muriendo el cuerpo todo se acaba: otros confesaban haber un Dios universal, y llamaban Jucancha; juraban solemnemente por el sol, llamado Acaman y que había otro señor que gobernaba el mundo, y las cosas sublunares llaman Iguaya hiraji, compuesto de guaya que significa espíritu, hireji cielo. Conocen haber demonio y llaman guayote, y que él sólo tiene la pena en la tierra. Y en los sitios donde hay volcanes, fuego y azufre, y en particular en el monte de Teide. Adoraban por cosa celestial y suprema deidad a la Virgen de Candelaria y al niño en su mano derecha llamaban Chijoraji; hasta el tiempo de la conquista, contaban haber cien años solares que tenían á esta Señora en su tierra, Muy poco más ó menos, y hacía en ellos admirables prodigios en medio de ser paganos é idolatras; hacían largas romerías á visitar los huesos de sus sepulcros en todo semejante á los canarios y en particular había los más frecuentes en el pico del Teide y tamién juraban por los huesos de sus antepasados á modo de venganza ó pleito homenaje; en sus sacrificios se le aparecía el demonio en varias apariencias, y lo ordinario en la de perro grande y todo lleno de lana, llamaban cancha y guacancha; Otros ponían el cuerpo tendido boca abajo hablando algunas palabras dentro de un hoyo, y así llamaban al ausente aunque fuese de muy larga distancia (Tomás Marín de Cubas, Historia de las siete islas de Canarias. (págs. 220-221) 

En estos pasajes. Don Tomás, nos expone los comienzos de una clara disociación entre las deidades ancestrales Jucancha y Acaman, el Dios Sol, y la nueva deidad que se va implantado paulatinamente mediante la acción misionera de los frailes cristianos en las bandas del sur, Iguaya hiraji, ésta en principio es aceptada como <<espíritu celeste>> es decir como un ente de segundo rango, pero no como deidad principal. El centro del panteón guanche lo sigue ocupando el divino Sol, los epítetos de “sublime”, “el grande” “el que todo sustenta” etc., son de indudable factura cristiana y serían aplicados a la imagen de la Chaxiraxi, deidad que fue cristianizada “oficialmente” después de la conquista de la isla. Es evidente que Jucancha no es un dios, sino una deidad, posiblemente intermediaria entre el Dios y los hombres, un genio protector, como lo era para los palmeros Iruene y para los herreños Aranfaibo, que como el propio autor recoge se le da el nombre de Guacancha, lo que por simple deducción podríamos traducir como “hombre perro” ya que gua , es “hombre”, y cancha quiere decir “perro”, por consiguiente, el Dios Supremo de los guanches es Achamán o Acamán como tendremos oportunidad de ver más adelante.

No deja de ser interesante el dato recogido por Don Tomás referente a que los guanches hablaban con los espíritus de sus antepasados  a través de un hoyo abierto en la tierra. Esta costumbre tuvo su paralelismo en las creencias egipcias, veamos una narración sobre el particular: <<...En una ocasión en que Ra se sintió indispuesto, y sólo una potencia subterránea podía remediar su enfermedad los allegados al rey solar no pudieron hacer otra cosa que pedir a las autoridades de Heliópolis que redactara una misiva. Pero, como el asunto era muy acuciante, no esperaron a que ésta llegara a su destino, sino que decidieron leer el llamamiento a través del suelo, por la abertura que en Occidente comunica con el Mas Allá, con la esperanza de que los auxilios o los consejos llegaran más rápidamente. >> (Demitri Meek y Cristine Favard Meek, 1996, 134-135)

En Araya de Candelaria, existe una roca una oquedad natural en forma de  “bucio”, llamada precisamente el “bucio”, que según la tradición usaban los guanches para comunicarse con determinados espíritus.

Tenían un dios  a quien llamaban en su lengua:

ACHGUAYERXERAN ACHORON ACHAMAN, que quiere decir en nuestro lenguaje <<sustentador de cielo y tierra>>. También lo llamaban ACHUHUYAHA y ACHUHUCANAC y ACGUAYAXERAC, que es decir <<el grande>>, <<el sublime>>, <<el que todo lo sustenta>>.
Cuando había menester agua o tenían alguna necesidad, tomaban las ovejas y cabras, y con ellas se juntaban todos, hombres mujeres y niños en ciertas partes; a allí las tenían dando voces toda la gente y el ganado balando, alrededor de una vara hincada en el suelo, sin que comiesen, hasta que llovía.(Fr. J. De Abreu Galindo, Historia de la conquista de las siete islas de Canarias, págs. 316-317)

ACHURAN: nombre de una deidad, recogido en una leyenda popular de Tenerife.

Decían que ACORAN era Dios solo, eterno, omnipotente, y le adoraban en idea, juraban por Majec, que es el sol; decían ser un solo demonio, que él solo padecía tormentos y fuego eterno en las entrañas de la tierra llamado Gabiot; al alma tenían por inmortal hija de Majec, que padece afanes, congojas, angustias, sed y hambre, y llévanles de comer á las sepulturas los maridos a las mujeres y ellas a ellos; á los fantasmas llaman Majios ó hijos de Majec; llaman Tibicenas á las apariciones del demonio, que muchas y frecuentes veces al día y de noche se aparecían en forma de perros lanudos y otras aves como pava, gallinas con pollos etc. Adorábanle en muchos sitios sagrados y venerados, así montes, cuevas, bosques, casas, riscos, y juraban por, muy solemnemente. El mayor adoratorio donde hacían romerías era Almogaren de Humiaya, que es una casa de piedra sobre un alto risco en Tirajana, llamado risco blanco, que fueron de Antón de la santidad, conquistador; aún allí hay tres braseros de cantos grandes, donde quemaban de todos frutos menos carnes, y por el humo si iba derecho o ladeado, hacían su agüero, puestos sobre un paredón á modo de altar de grandes piedras y enlosado en lo alto del monte, y ha quedado una capilla y sacarrones dentro todo de una cerca de piedras muy grandes, y es el risco más descollado de todos aquellos sitios. (Tomás Marín de Cubas)

Por otra parte, algunos autores ponen en duda la veracidad de las afirmaciones de Don Tomás, cuando dice que según manifestaciones de los antiguos habitantes el genio maléfico de los mazigios canarios se les aparecía en forma de gallinas con pollos, pavos y caballos entre otros. Los detractores, se basan en que según ellos, los antiguos canarios no conocieron el caballo. Nosotros por el contrario afirmamos que nuestros antepasados sí conocieron al caballo, quizás en una época remota, quizás milenios antes de la conquista europea y guardaron memoria de él, tal como lo demuestra un panel de petroglifos localizados en el Lomo de Los Letreros Barranco de Balos, Agúimes, (Tamarant). En este panel aparecen representados tres caballos con jinetes, teniendo como fondo siete árboles, presumiblemente pinos. En la alta Nubia egipcia, existe un panel de similares características y factura en que también se representan a tres caballos con jinetes, éste panel está datado en el 3.200-3500 A.C. Creemos este ejemplo nos confirma que efectivamente, los mazigios canarios tuvieron conocimiento de los caballos.

La figura del genio Tibicenas, a quien el catolicismo se ha empeñado en colgarle el “San Benito” de diablo maléfico, en un claro paralelismo con su demonio provisto de cuernos y tridente, en realidad no es tan perverso como nos lo presentan los cronistas, es más, hasta es casi simpático, pues en realidad en sus apariciones se limita a asustar a los viandantes sin causarles ningún daño. Contrariamente a lo que se pudiera creer, la figura del Tibicenas no es cosa del pasado, continua vigente en las creencias populares de los actuales mazigios canarios. Como ejemplo, vamos a narrar algunas apariciones de éste genio en pleno siglo XX en la isla de Tamarant. Uno de los pocos casos recogidos en que el Tibicenas se presenta en forma semi humana, lo narra Pedro Castejón en su obra Una Dinastía Guanche, en ella, nos dice que un campesino (maúro) de la zona de las Rosas, Gáldar, (Tamarant), tuvo un encuentro en el año 1932 con un Tibicenas que caminaba erguido.

A mediado de los años cuarenta un vecino del Barranco de Mogán, en Tamarant, se dirigía desde su domicilio a las tierras de labor que explotaba barranco arriba, antes del amanecer para comenzar su jornada diaria. Aún era de era de noche, al llegar a un pequeño paso se topó con un cochino de medianas dimensiones, extrañándole porque su cuerpo estaba cubierto de abundante pelo negro y brillante. El hombre quedó petrificado ante la súbita aparición de tan extraño animal, tras observar detenidamente al cochino creyó ver en el hocico del animal un rostro vagamente conocido. En tal punto el cochino le habló diciéndole: “tú sabes quien soy yo...”, transfigurándose en el acto en una mujer que conocía bien, pues era vecina del entorno. Nuevamente ésta se dirigió al pasmado vecino diciéndole: “No puedes contarle a nadie quien soy; este secreto te lo tendrás que llevar a la tumba, de no ser así, tu familia lo pagaría”, tras recibir esta amenaza el maúro continuó a sus quehaceres profundamente preocupado, no atreviéndose a confesar esta aventura a su familia hasta muchos años después, sin revelar el nombre de la mujer Tibicena. En esta ocasión el Tibicenas adopta la figura de una mujer, lo que entronca con la clásica bruja tan frecuente en el acervo cultural canario.

Del libro La Brujería en Canarias, del periodista y escritor Domingo García Barbuzano, recogemos la siguiente aparición del Tibicenas en valle guerra, Chinet, <<”Seña Ángela” que en 1922 contaba con diez años de edad, se encontró una madrugada con un Tibicena en el lugar denominado la Cruz del Tagoro. La testigo iba en una ocasión acompañada de una amiga y alumbrando el camino con un farol, en su ruta hacía el almacén de empaquetado de tomates situado en Las Toscas de Abajo>>, eran tiempos difíciles para el pueblo y las oligarquías caciquiles no dudaban en explotar la mano de obra infantil a partir de que los niños cumplían seis años de edad. Retomando el tema del Tibicenas, veamos lo que nos dice “Seña Ángela” <<recuerda “que cuando volvíamos de buscar el farol, vi en la Cruz de Tagoro un perro tan grande como jamás había visto;  nunca vi cosa igual. Sus ojos eran rojos y se clavaron fijamente en mi, y su color eran blanco como el de una oveja. Viendo aquello me santigüé, aceleré el paso y no paré hasta llegar al almacén>>.



En la década de los cincuenta del pasado siglo, en Arucas, Tamarant, una pareja de la guardia civil española, mantuvo dos encuentros con el Tibicenas. Éstos llevaban muchos años de servicio y conocían muy bien la comarca agrícola donde prestaban sus servicias. Durante una de éstas correrías, en plena madrugada se percataron de que eran seguidos, cuando miraron hacía el lugar de procedía el ruido vieron a un pequeño cochino, al que no prestaron mayor importancia, pensando que se había escapado de algún chiquero. Al rato quisieron ver si el cochinito continuaba en el mismo lugar, al verlo de nuevo comenzaron a sentir temor al ver que el animal había aumentado considerablemente de tamaño, lo que les impulsó a acelerar el paso. Al poco tiempo y picados por la curiosidad volvieron sobre sus pasos para comprobar si el animal continuaba allí, y al observar que había aumentado enormemente sus dimensiones no pudieron hacer otra cosa que echarse a correr. Este relato nos confirma el carácter bonachón del Tibicenas, ya que en su encuentro con la pareja de guardias civiles, éstos salieron ilesos físicamente.

  La presencia del genio maligno en forma de perro lanudo, es común a todas las islas como hemos visto. En la isla de Chinet, son innumerables las leyendas, cuentos y consejas, que en torno a la figura del diablo o demonio cristiano se han mantenido, pero ya revestido de la figura de un perro y no del macho cabrío clásico en la mitología católica.


 En la nomenclatura aplicada a las deidades mazigias encontramos conceptos tales como: <<eterno>>  <<omnipotente>> de clara concepción cristiana, asumidos por los canarios precoloniales indudablemente gracias a la labor misionera de los mallorquines, los cuales como es sabido, llegaron a tener templo establecido en Tamarant. Algunos de éstos frailes mallorquines, bien como consecuencia de las frecuentes entradas que hacían en la isla los piratas esclavistas, o bien porque pretendieron forzar la evangelización de los canarios, fueron ejecutados por estos. En todo caso,  como en Chinech, la Chaxiraxi, en Tamarant la divinidad Acoran, quedaban relegadas en un segundo plano ya que, en los juramentos de verdad cierta, es decir, lo seguro, se jura por Majec, el sagrado Sol, y no por Achoran o Chaxiraxi, así mismo, para los antiguos mazigios canarios, el alma,  esencia del hombre, es hija de majec, y no de ninguna otra divinidad. Como puede apreciarse, tanto los ritos como la concepción de las divinidades son básicamente idénticas en ambas islas.

Eran los naturales de esta isla de Canaria, bien proporcionados, de buena estatura y grande ánimo y belicosos, alegres, bien acondicionados, nobles, piadosos y verdaderos en lo que decían. Tenían por grande afrenta decir mentiras.

... Decían que en lo alto había una cosa que gobernaba las cosas de la tierra, que llamaban Acoran, que es dios. 

Tenían dos riscos muy altos, donde iban con procesiones en sus necesidades: el un risco se llamaba Tirmac, en el término de Gáldar, y el otro risco se llamaba Umiaya, en Tirahana, que dicen los riscos Blancos, término de Telde; y quien juraba por Tirmac o por Umiaya, se había de cumplir, por juramento grave. Adoraban a Dios, alzando las manos juntas al cielo. Cuando faltaban los temporales, iban en procesión, con varas en las manos, y las magadas con vasos de leche manteca y ramos de palmas. Iban a estas montañas, y allí derramaban la manteca y leche, y hacían danzas y bailes y cantaban endechas en torno de un peñasco; y de allí iban a la mar y daban con las varas en la mar, en el agua, dando todos juntos una gran grita. ( Fr. J. De Abreu Galindo)

<<Cuando falta de agua y esterilidad estas personas religiosas hacían lamentos y súplicas al cielo con visajes y ademanes de manos, ponían los brazos altos y a un solo Dios omnipotente le pedían el socorro; ellas hacían lo mismo; y los demás cogían el ganado de los tales diezmos y lo encerraban o cercado de pared de piedra y allí lo dejaban sin comer aunque fueran tres días. Y lo dejaban dar muchos balidos y toda la gente balaba como ellos, hasta que llovía. Y tardaba el agua, dábanles muy poco de comer, y volvían a encerrarlos. Ellos también ayunaban. (Antonio Cedeño, pág. 20).

<<...también eran devotos a Dios y le hacían sacrificios a menudo; por lo cual cada rey tenía un sacerdote llamado facagh. Este se llevaba consigo a toda la gente, encima del risco más alto en que se podía subir; y allí, después de haber hecho él la oración y llevado a Dios las almas devotas, derramaba en la tierra leche en abundancia, a manera de primicias debidas; después de lo cual, licenciada la gente, volvían a sus casas en procesión.>> (Torriani, pág.103) (Nota de píe de página. Suponemos que Torriani, mediocre conocedor del castellano,  habrá comprendido que quien estaba en lo alto no era Dios, sino la casa de oración, y que los canarios rociaban la tierra, en lugar del templo)   

En la isla de Tamarant, al Ser Supremo lo denominaban ACORAN, que podría venir de AKRUM= “protección” del dialecto Sened, Tunisia. Por otra axiste en el “tamazigt” del         Marruecos central “agwerran” = santo, marabuto,¿el que protege?. (F. Pablo De Luca. Ibidem)

Adoraban los herreños dos ídolos fingidos en la mente devotos de hombres y ganados machos, Orojan de mujeres y hombres; Mon, (¿el Min, cartagínes, de origen egipcio?) á quien pedían agua y buenos temporales y hacía juramentos; no les hacían sacrificios ni otra ofrenda, ideábanlo en dos riscos o peñascos, cercanos  uno del otro, muy altos, delgados y peinados como torreones, en el término de Bentaiga y hoy llaman Los Santillos de los Antiguos: la rogativa para la lluvia era juntarse alrededor de ellos así hombres como sus ganados repartidos á cada uno, los machos a uno las hembras a otro, acorralados, ayunando por tres días, uno dando voces y gritos, bailando alrededor del peñasco, y otros bailando y gruñendo, y con dar vueltas en torno lloraban á gritos; y si no llovía enviaban un adivino á la cueva Arteheita en el término Tacuitanta, y entrado invocaba a los ídolos, y le salía un cochinito llamado Orafaibo, que significaba medianero, y venía con él debajo del tamarco mostrabalo á los demás, y era recibido con fiesta y baile; y lo tenía hasta que llovía bastante, y este animalito era el medianero de las lluvias, y suelto á la vista de todos se volvía á la cueva.(Marín de Cubas, pág. 108)

Adoraban los naturales de esta isla del Hierro dos dioses ídolos, que los fingían macho y hembra. Al macho llamaban Eraoranzan y a la hembra Moneiba. Los hombres eran devotos del varón, y las mujeres de la hembra;  y esta devoción se entendía por los juramientos, ruegos y peticiones que hacían. No les sacrificaban mas de rogarles por los temporales, para yerbaje a sus ganados. Y a estos sus ídolos o dioses no los tenían hecho de ninguna materia, sino solamente eran intelectuales, fingiendo que su habitación y lugar para hacerles bien era en dos peñascos cumplidos a manera de mojones, que están en un término que llamaban Bentaica, que hoy llaman los Santillos de los Antiguos; y que, después de oídos y cumplido el ruego, se subían al cielo.
Y como no tenían otra noticia sino esta falsa opinión, después de ganada la isla por los cristianos y doctrinados e instruidos en la fe, aplicaron a Dios Nuestro Señor el nombre de Eroazan y a la Virgen María el nombre de Moneyba. Y, como estos isleños eran gentiles idólatras y les faltaba la lumbre de la fe, y el demonio es padre de la idolatría, por la aptitud que había en ellos, había el demonio ganado crédito con ellos y hacía que lo adorasen. 

 Y, como el principal sustento de los herreños era el ganado, ya que por la sementera no le pusiese cuidado la falta de agua, poníanles por los yerbaje y pasto para el ganado. Y así, cuando veían tardar las aguas en el invierno, juntábanse en Bentayca, donde fingían estar sus ídolos, y alrededor de aquellos peñascos estaban sin comer tres días, los cuales con el hambre lloraban y el ganado balaba, y ellos daban voces a los dioses ídolos, que le mandasen agua. Y, si con esta diligencia no llovía, uno de los naturales, a quien ellos tenían por santo, iba al término y lugar que llamaban Tacuytunta,  donde está una cueva que decían Asteheyta, y, metiéndose dentro e invocando los dioses ídolos, salía  de dentro un animal en forma de en forma de cochino, que llamaban Aranfaybo, que quiere decir <<medianero>>; porque, como aquellos gentiles vían que por sus ruegos no alcanzaban lo que pedían, buscaban medianero para ello. Y a este Aranfayfo, que era demonio, tenían ellos en lugar de santo, y que era amigo de Eroazan. Y, como salía, lo tomaba y lo llevaba debajo del tamarco adonde estaban los demás esperando con sus ganados, alrededor de aquellos peñascos; y andaban todos dando gritos y voces en procesión, a la redonda de aquellos dos riscos, y llevando el cochino debajo del tamarco. Y, y como el demonio es grande artífice de cosas de cosas naturales, hacía llover, porque fuesen ciegos tras su adoración. Y, si vía el que llevaba el cochino que era menester más agua, teniáse consigo este demonio y, cuando le parecía que había llovido lo necesario, largábalo y volvíase a su cueva, a vista de todos. (Abreu Galindo, págs. 90-91)

Los hombres adoraban a un ídolo macho y las mujeres a una hembra. Al macho llamaban Eraoranhan, y a la hembra Moneiba; les hacían oraciones, sin sacrificio, y creían que vivían en los altísimos peñascos. Además de estas cosas, tenían en gran veneración el cerdo, y el demonio, a quien llamaban Aranfaibo, se les aparecía en esta figura. Cuando tardaban las lluvias, ayunaban tres días seguidos y gritaban al cielo, llamando el agua, estando en un lugar reservado para ello, llamado Tacuitunta, que estaba cerca de una cueva llamada Absteneita; y de esta cueva, a sus gritos, salía fuera el demonio en figura de cerdo, y les daba la lluvia.( Leonardo Torriani, págs. 213-214)

La denominación ERAONHAN, ERAORANZAN o ERAHORANHAN dadas la deidad macho de los herreños, podría traducirse como: ERAORANZAN = AT-HAR-AWN = “el que cuida (envía) a Udes. La lluvia”. La <>”z”<>”h”. (F. Pablo De Luca)

La propuesta para la diosa hembra MONEIBA, es la siguiente: MUN IBBA = la que acompaña a mi padre (al padre o Dios), al Dios protector de los hombres.) Debemos recordar que el “anzar” = lluvia tiene carácter masculino entre los pueblos beréberes, mientras que Moneiba, protectora de las mujeres, tenía una estrecha relación con la Luna. A este respecto señalemos que las sacerdotisas de Tiñor <> ti-n-yyur= “las (tierras) de la Luna”, localidad no lejos de Valverde, donde se llevaba a cabo la adoración del disco lunar. (Ibidem)

ARANFAYBO, el genio en figura de cochino mediador entre la divinidad Suprema Eraoranzan, y los bimbaches. Podría traducirse como A-HAR-AWNAFA-IBBA = “el que les cuida a Udes., para el Padre, el que se dirige al Padre, vuestro cuidador hacía el Padre, el intermediario”. Siempre en el mazigio del Marruecos Central. (Ibidem)

ABORA, era el Dios de los beneuaritas los cuales según don Tomás Marín de Cuba: <<Eran grandemente idólatras ó devotos; en cada término había gran montón de piedras solas, y en ciertos días diputados de la luna, venían á él todos los vecinos de la comarca á bailar y cantar endechas y corridos y á luchar, y comían allí carnes medios crudas y asadas, y leche y otras cosas de su uso. Entienden que en lo alto hay un Señor todopoderoso que gobierna todo lo criado, á quien llaman Abora; los el territorio de eccero en lugar del montón de piedras tienen un roque muy alto y delgado de más de cien brazas, muy venerado y de tanta estimación como ídolo llamado Aidafe; á éste iban a pedir en sus necesidades les socorriese, y por siempre estuviese enhiesto y no cayese le hacía rogativas y le ofrecían las asaduras de todos los animales que mataban en aquella rogativa; todos los vecinos y cofrades llevaban las asaduras entre dos cantando y respondiendo, muy poco a poco, y el uno decía “Iguida iguan Aidafe”, que significa “dice Idafe que se ha de caer”, y respondía el otro: “Quegueire iguantaro”, “pues dale lo que llevas y no caerá”, y llegando al pie del risco las arrojaban y las comían las aves, cuervos, milanos, guirres ó quebrantahuesos.

El demonio se les aparecía muchas y frecuentes veces en figura de perro grande lanudo, llámanle Iruene>>.( pags.217-218)

Eran estos palmeros idólatras; y cada capitán tenía en su término a donde iban a adorar, cuya adoración era en esta forma: juntaban muchas piedras en un montón en pirámide, tan alto cuanto se pudiesen tener las piedras sueltas; y en los días que tenían situados para semejantes devociones suyas, venían todos allí, alrededor de aquel montón de piedra, y allí bailaban y cantaban endechas, y luchaban y hacían los demás ejercicios de holgura que usaban; y éstas, eran sus fiestas de devoción. Pero no dejaban de entender que en el cielo había a quien se debía reverencia; y al que ellos entendían que esta en el cielo, lo llamaban       ABORA.  Pero el capitán o señor de Acero, que es La Caldera, no tenía estos montones de piedra, a causa que entre el nacimiento de las dos aguas que nacen en éste término está un roque o peñasco muy delgado, y de altura de más cien brazas, donde veneraban a Idafe, por cuya contemplación al presente se llama el roque de Idafe. Y tenían tanto temor, que no cayese y los matase, que, no obstante que, aunque cayera, no les podía dañar, por estar las moradas de ellos muy apartadas, por sólo el temor acordaron que de todos los animales que matasen para comer, diesen a Idafe la asadura. Y así, muerto el animal y sacada la asadura, se iban con ella dos personas; y llegado junto al roque, decían cantando, el que levaba la asadura: -Y guida y iguan Ydafe; que quiere decir: <<dice que caerá Idafe>>. Y respondía el otro, cantando: -Que guerte iguan taro; que quiere decir: <<dale los traes y no caerá>>. Dicho esto, la arrojaba, y daba con la asadura, y se iban; la cual quedaba por pasto para los cuervos y quebrantahuesos, que en esta isla llaman guirres.

Tenían gran cuenta con los días, por las lunas, a quien tenían en gran veneración, y con el sol.

A estos palmeros se les aparecía el demonio, en figura de perro lanudo, y llamábanlo Iruene. (J. Abreu Galindo, pég. 270)

Eran idólatras, porque adoraban al demonio en forma de perro, a quien llamaban Haguanran; y decían ellos que éste moraba en el cielo, al que decía tigotan, y en tierra, en las cumbres de las montañas llamadas Tedote; y encima de esta hacían sus sacrificios de leche y de mantequilla. (Torriani, pág. 224)

ABORA, nombre dado por los palmero a la deidad Suprema, entre los tuaregs del Adggar argelino el vocablo ARABAD= “adoración”. Por otra parte, en la isla de Chinech, existe el topónimo AROBA, punta en la costa de Candelaria. Visto esto, aventuramos con las debidas reservas, si la denominación divina palmera se trate de AROBA y no ABORA, posiblemente una confusión fonética debido a la metámesis consonántica, por otra parte muy frecuente en los topónimos y palabras de origen guanche. De este modo el Aroba palmero sería “el de la adoración” “el que adora”, cosa nada extraña tratándose de Dios. (F. Pablo De Luca)



Otra interpretación del nombre de la divinidad benaouharita ABORA, es el de: “la luz superior o divinizada”, en clara consonancia con la morada de la deidad, en el cielo al llamaban Tigot o Tigotán. Son numerosas las referencias de antiguos autores que dan a ABORA, la representación del Sol, Dios (o Diosa) de los antiguos canarios. Y también adoraban a la Luna como diosa (Dios) teniendo en cuenta que para los antiguos mazigios canarios el Sol era de genero femenino y la Luna lo era masculino. Los benahoritas sentían una especial veneración por el genio Iruene, Irnene o Haguanrán. El clero implantó su paralelismo religioso consiguiendo asignar el papel de demonio al genio en forma de perro lanudo Iruene, cuando la realidad era que éste había venido siendo adorado como un dios mediador por los antiguos palmeros. 


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