viernes, 16 de enero de 2015

EFEMÉRIDES DE LA NACIÓN CANARIA



UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS

PERIODO COLONIAL 1491-1500

CAPITULO I-XXVII



Eduardo Pedro García Rodríguez

1496. Al finalizar la invasión y conquista llamada realenga, los obispos continuaron siendo religiosos y la imposición religiosa  quedó en manos de los franciscanos. Pero desde mediados de siglo puede observarse su preocupación por la organización de la diócesis, más visible con el obispo Calvetos entre 1431-1436.  El Papado concede el traslado de la sede de Rubicón en Titoreygatra (Lanzarote) a Gran Canaria, y se ordena que los vecinos paguen diezmos y primicias

1496. Alonso Fajardo, gobernador de Santa Cruz de Mar Pequeña, la cual ha pasado a ser realengo, reconstruye la fortaleza alzada por Fernán Peraza, hijo de Inés Peraza, en 1477.

1496. Diego de Muros es nombrado obispo de Canarias el 27 de julio de 1496 por el Papa Alejandro VI.

 (Marruecos y Fez?) hecha a los Reyes Católicos con el título de reyes.

1496, la Católica pudo hacer torre sobre la Mar Pequeña, en rada de Lanzarote, sin temor a ser acusada ante Roma, por meterse en corral ajeno, al no estar amojonadas las islas. El factor de la Peraza, vecino de Lanzarote, residía en el Puerto de San Bartolomé, que lo era de la Mar Pequeña. (L.Al. Toledo)

1496. No tocaba al gobernador de Tamaránt (Gran Canaria) la jurisdicción de las islas menores, pero al ser juez de la corona, Inés de Peraza se acogió a Maldonado, para dirimir cuestión familiar, consiguiendo que demandas interpuestas, para quitar la administración de los nietos a la nuera Beatriz de Bobadilla y por deudas, contra los vecinos de Esero (Hierro), culpables por haber pasado a poder de la Bobadilla, sin protestas, fuesen remitidas a la audiencia de Sevilla. Afectada Beatriz, hizo notar que siendo residente "en la Ysla de Gomera, ques muy lejos e muy apartada de adonde el dicho pleito se sigue y ha de seguir", teniendo la suegra casa en Canarias, era de justicia devolver el asunto a los tribunales insulares, ahorrándole el quebranto económico. Se hubiese complicado las cosas, para la viuda de Fernán, de no pretender Inés hacer torre, en la misma linde de Titoreygatra (Lanzarote) con Tamaránt (Gran Canaria). Intuyendo la reina intención de instalar factoría, a las puertas del realengo, (Mar Pequeña) para absorber los rescates, omitió que la señora de la isla, tenía derecho a construir donde le pareciese, calificando el proyecto de atentado, contra "nuestra preeminencia real". Sin temor a tropezar con demanda ante Roma, por ser imprecisas las lindes, en 1496 ordenó al gobernador de Gran Canaria: "en aquel sitio que ella quería faser la torre, la fagays vos luego faser en nuestro nombre... para que della se pueda en­tender en lo de las parias y rescates, porque estas cosas, como desys, pertenescen a nos e non a otro alguno de nuestros súbditos". A 29 de marzo, haciendo honor a la investidura que como reina de sus posesiones "en África", había recibido del Papa Alejandro  VI, llamó a la torre Santa Cruz de Africa", situándola en la "costa de Berbería", para darle por término, toda "la Mar Pequeña". Presupuestada la obra en 142.170 maravedís, a pagar con cargo al quinto de Tamaránt (Gran Canaria), la realidad rebasó las previsiones, pues costó 633.346[1], siendo conocida la torre como Santa Cruz de la "Mar Pequeña". En el tratado de Cintra, firmado en 1509, "la torre de Santa Cruz, que posee Castilla", aparece ubicada "cabe las islas de Canaria". (L. Al.Toledo)

1496. A su cargo elegir el sitio, donde levantar la torre Alonso Fajardo fue a "ver la tierra", en la carabela de Rodrigo de Lisbona, indicando los 23.895 maravedís, pagados por el flete, cerca de dos meses de ocupación. Fue a S. Bartolomé, "puerto de la Mar Pequeña", para "fablar con Diego de Cabrera", vecino de Lanzarote y factor de la Peraza. Invitado a ocuparse, con su carabela, "en fazer las pazes e contratación con los alárabes" o "moros", abandonó a su señora, sirviendo a la corona desde el 20 de septiembre de 1496, hasta febrero del año siguiente, recibiendo vasallajes, concertando parias y organizando rescates, con 12.023 maravedís al mes. Iniciada la obra, cambió de ocupación, sirviendo de transporte en Santa Cruz, durante 7 meses, hasta que le "tomaron los franceses" el barco, "en Lançarote", en el marco de la guerra, por el control de Guinea. Ofuscada muy lógicamente la Peraza, por la invasión de su señorío, dos peones de Lanzarote, contratados en los principios de la obra, se dieron de baja a los quince días, pretextando enfermedad, a todas luces diplomática. Obligado Fajardo a procurarse forasteros, mandó el barco del escribano Cristóbal de la Puebla, a la Gomera, en busca de albañiles. Breve la travesía, costó 5.000 maravedís. Los más de los 24 peones, con salario de 33 maravedís, tenían apellido portugués, siendo canarios un Galdar y un Hierro. Se importaron herreros, carpinteros, serradores, caleros y canteros, ocupando el cargo de lavandera María la Morisca, a 17 maravedís diarios. Empezada la obra el domingo 28 de agosto, el grueso del personal fue licenciado a 5 de diciembre, tras 69 días de trabajo ininterrumpido. Terminada.

Escueta la población castellana, residente en la rada, Fajardo trajo especialistas y materiales de Gran Canaria, trabajando algunos in situ. En los hornos de la "isla" se coció la primera cal, labrando la madera el mercader Gonzalo Segura, que mandó para ensamblar las piezas de la "cepa" de la torre. La barca de cuatro remos, destinada a cargar y descargar los navíos, llegó de Sevilla con 12 redes de torre, tres serones de cinta y un chinchorro. El segundo se hizo en Guiniwada (Villa Real de Las Palmas), aprovechando carcasa, varada en la aldea de San Nicolás. Para abastecer el plato de la gente, se contrataron dos pescadores, en 1.125 maravedís al mes, comprando Fajardo, con cargo a la "avería", radicada en Sevilla, uno de los barcos en que viajó. Debía ser menor, pues lo dieron por 3.370 maravedís. Insuficientes las embarcaciones aportadas voluntariamente, para el trasiego de materiales, se recurrió al embargo. A 7 de julio, Rodrigo Quintero hubo de dejar el transporte de azúcar, para servir a la corona. Su carabela se perdió en la barra de Santa Cruz, el 16 de noviembre. (L. Al.Toledo)

Los ecuderos y peones que habían participado en la primera entrada y más tarde en la construcción y defensa de las torres, cuando la fase inicial del segundo desembarco, reclaman su sueldos al capitán conquistador Alonso de Lugo Carta de comisión  Alonso Fajardo, gobernador de Gran Canaria, para que les administre «entero complimiento de justicia» (inédito)

1496.
Una vez que los castellanos dan por finalizada la invasión y conquista de las tres islas denominadas realengas, la Corona castellana por medio de sus gobernadores y adelantado procede al reparto de las tierras y aguas usurpadas al pueblo canario entre los mercenarios y mercaderes que participaron en la empresa de la conquista tanto desde el punto de vista personal como financiero. El inicio del proceso de colonización, desde las tierras de costa hacia las medianías y cumbres del interior isleño, lleva a la formación en cada una de las islas de los primeros asentamientos de población europea, a los que se van añadiendo otros con el paso de los siglos, hasta configurar los actuales pueblos o ayuntamientos. Su origen obedece a dos factores característicos de la sociedad del Antiguo Régimen: carácter agrario y carácter religioso. La construcción de iglesias o ermitas de la secta católica, más tarde convertidas en parroquias, condicionan y estructuran la concentración del hábitat de los foráneos en torno a ellas, pero al mismo tiempo estos pueblos nacen como necesidad de asentamiento agrícola.

Los núcleos de población que se van configurando en las islas hasta 1700 ascienden a 15 en Tamaránt (Gran Canaria), 10 en Benahuare (La Palma) y a más de 30 en Chinech (Tenerife). A ellos hay que añadir las tres ciudades capitalinas donde residía el Cabildo.

En Tamaránt (Gran Canaria), los pueblos existentes a fines del XVII son, además de la ciudad de Winiwuada (Las Palmas), Agaete, Agüimes, Aldea, Arucas, Artenara, Firgas, Gáldar, Guía, La Vega, Moya, San Lorenzo, Telde, Tejeda, Teror y Tirajana. En la isla de Benahuare (La Palma), además de Tedote (Santa Cruz), tenemos Puntallana, San Andrés y Sauces, Barlovento (en1589 se separa del anterior), Garafía, Puntagorda, Tijarafe, Los Llanos, Mazo, Las Breñas (separada en 1561 de Tedote (Santa Cruz) y que en 1634 se divide en Breña Alta y Baja. En Chinet (Tenerife) prácticamente existían la mayoría de los actuales municipios, salvo Arona y San Miguel (Vilaflor), Fasnia (Arico), y Arafo (Candelaria). Sin embargo, también tenían ese rango Abikure (San Andrés), Taganana, Chikayka (La Esperanza), Tejina y Valle Guerra, hoy pertenecientes a los municipios de Añazu (Santa Cruz), El Rosario y Eguerew (La Laguna). En Chinet (Tenerife), el ejemp1o más significativo de lucha por obtener la independencia del Cabildo de Eguerew (La Laguna) lo protagoniza La Orotava, que en 1648 fue declarada villa exenta y se la dotó de un alcalde mayor. El rasgo que los distingue como núcleos de población con entidad propia frente a otros pagos que se convierten en pueblos independientes en el siglo XIX, es la existencia de un alcalde real en cada uno de ellos. No en todos, la parroquia precede a lo que podríamos llamar el «municipio». Este es el caso de pueblos como la Aldea o Artenara (más bien Acusa y Artenara) que, aunque cuentan con alcalde desde el siglo XVII, no se erigen en ayudas de parroquia independientes de Tejeda o Gáldar hasta mediados del siglo XVIII. Lo mismo ocurre con Firgas, cuya dependencia de la parroquia de Arucas hasta el año 1845 no le impide contar con un alcalde real que en materia de jurisdicción ordinaria actúa con absoluta independencia del nombrado para Arucas. (Vicente J. Suárez Grimón; 1991)


1496. Una vez pactada las denominadas paces de Los Realejos, Pelinor creyó estar a salvo de los desmanes de los invasores ya que él había contribuido a la invasión aliándose con los mismos. Poco tiempo tardó en darse cuenta de error y del poco honor que daban los invasores a sus compromisos aunque estos hubiesen sido contraídos en nombre de su dios. Su menceyato fue uno de los primeros en ser victima de la insaciable sed de rapiña del mercenario esclavista Alonso de Lugo y su horda de mercenarios. Según Arribas. “Fué Adeje no solo uno de tantos Menceyatos que se formaron con motivo de la rebelión que mermó a Tinerfe el grande su poder omnímodo sino el centro mismo de éste. Quedó el gran Tinerfe reducido á este menceyato, pues su cuarto hijo Albitocazpeyel fué el único que no se rebeló, por lo que heredó pacíficamente el territorio; sucedióle su hijo Pelinor, que bautizado por el rito católico se llamó Diego de Adeje, siendo su padrino Don Diego de Muros, obispo de Canarias.

Fué por los españoles muy considerado y no por eso dejó de tener que ir á Berbería con sus parientes más cercanos, donde parece que murió. Su mujer apadrinada por el dicho Obispo tomó el nombre de Catalina Murillo.

Hubo repartos de tierras y además se le concedió Don y el escudo siguiente de armas: "En campo de oro dos palmas verdes cruzadas con una corona encima, de oro; aliado derecho una R y al siniestro una D; en la parte media del escudo dos rejas abiertas por medio y en cada lado tres ovejas blancas por la parte de adentro y al pié dos lobos blancos con collares rojos". Hubieron los hijos siguientes:

12 Fernando Díaz (alias Alonso) fue uno de los que confirieron poder para no ir á Berbería por ante Vallejo en 1512 fólio 715; siguió un pleito contra el Adelantado sobre la pertenencia de 200 cabras, que se tranzó. Véase para saber de esta familia, un documento de la partición de bienes entre sus hijos, ante Antón Martín en Garachico el año 1533 en 15 de Septiembre, como así mismo el testimonio de 1541 ante el referido escribano.

22 hijo fué María de Lugo, tomando el apellido de su padrino el Adelantado, á la que dotó; casó primero con  Diego de Adeje su tío y en segundas nupcias con Andrés de Llarena, indígena de Güimar. Fueron hijos del D. Diego referido; 12 Alonso Díaz Llarena. -22 Márcos Díaz. -32 Fernán Pérez. - 42 Diego Díaz. -52 Juan de Regla que casó con Luisa Delgado. -62 Isabel Pérez que casó con Juan Doramas e1 2º. -Hijos del segundo matrimonio ósea de Andres Llarena; 12 Andrés de Llarena e12, casó con Margarita González. - 22 María Diaz, casó con Juan Gaspar. 3er hijo fue Isabel Díaz y Pérez y fueron hijos; 12 Juan Díaz. -22 Estéban. -32 Alonso, casó con María Trujillo. -Anna Roquesa, casada con Pedro Hernández. -52 Ángela Gómez. -62 Melchora Bonilla. -72 Julián Gómez. -82 Isabel Díaz, monja en Garachico.

Los nobles y plebeyos del distrito de Adeje separadamente con fecha 8 de Enero de 1511 dirigen al Adelantado la siguiente petición firmada por Andrés de Güimar, D. Pedro, y D. Alonso, hijos del Mencey de Adeje, Francisco de Aponte, Alonso de Bonilla, Fernando de Ossorio y Juan Delgado, indígenas. Solicítase que en atención á haberse mandado por pregón que todos vengan á vivir á poblado en el término de seis meses y digan donde oyen misa, se revoque la orden, por ser corto el plazo y tener mujeres é hijos, ó se amplíe; y pidiendo además que en atención á que en Icod y Daute todo el territorio son heredades, se les señale la antigua corte de Adeje por residencia. El
original existe en el oficio 1º  de cabildo. Otra solicitud se halla así mismo en dicho año dirigida al consistorio de Tenerife por Guanches y Gomeros, en el que se expresan todos los guanches que hay en la isla y donde oyen misa; y apelan porque de Adeje pocas veces pueden venir por impedírselo sus ganados. (B. de la S.E.A. del P.)” (Cipriano de Arribas y Sánchez; 1993)

1496. Según Arribas en la época de la invasión europea de la isla Chinech (Tenerife): “El Mencey de Abona, tenía su residencia habitual en Vilaflor en el territorio de Adjoña. Ocupó este reino el tercer hijo de Tinerfe llamado Adguajoña, sucediéndole á su muerte su hijo Adjoña, que luego bautizado llamóse Gaspar Hemández y su mujer Catalina Francisca zapata. Recibió sus correspondientes repartos. Pasó á combatir á Berbería. Hubieron los hijos siguientes:

11 Juan Gaspar, casó en primeras con Maria Díaz y en segundas con María Benítez. -21 Catalina Gaspar casó en primeras con Alonso González y en segundas con Rodrigo Pérez. -3º Anna Hemández, -41 Elvira Hernández casó con Juan Romano. -51 Juana Hernández entenada del Rey. Adjoña volvió de Berbería falleciendo en Candelaria donde residía.” (Cipriano de Arribas y Sánchez; 1993)

1496. El Mencey de Daute que gobernaba este distrito al tiempo de la conquista se llamaba Romén, después del bautismo Diego Ibaute, el que casó con Barbola García en primera nupcias y en segundas con Juana González la hidalga natural de la punta de Anaga y fueron sus hijos: 1º Luís Ibaute y 2º Gonzalo Ibaute que casó con Francisca Delgado.

El Romén testó ante Sebastián Pérez en 1516 fólio 740. El Luís murió soltero y el Gonzalo testó ante Miguel García en 1528 fólio 347 y dejó los hijos siguientes: 1º Catalina González que casó con Juan Afonso. -2º Juana González que casó con Francisco Díaz. -31 Cristóbal González casado con Inés Delgado. -41 Isabel González que casó con Bartolomé Hernández. 51 Francisco González.

1496. El territorio de Icod constituyó el menceyato de Icoden, rigiéndole en el momento de la invasión y conquista Belicar, que asímismo sometido, le fue impuesto bautismo por el rito católico, bautizado con el nombre de Blás Martín. Residía en las cuevas de Artaos, (Sanguiñal) las que fueron donadas con dos fanegas de tierra al canario conquistador Pablo Martín Buendía, como consta en el título 16 de Mayo de 1503, folios 40 y 48 y libro 21 original, cuaderno 18 folios 18 y 35.

1496. La Villa de La Orotava en Chinech constituía parte del Menceyato de Taoro, uno de los nueve reinos guanches en que se encontraba dividida la isla de Chinech (Tenerife) hasta 1496, año en que los castellanos dieron por finalizado el proceso de invasión y conquista de la isla. A partir de entonces el esclavista y conquistador Alonso Fernández de Lugo inició el reparto de tierras y aguas como botín de guerra entre los mercenarios beneficiarios de la invasión y conquista así como entre  colonos y mercaderes que habían prestado el dinero para la opración, hecho que originó múltiples conflictos, dados los intereses creados en torno a un territorio caracterizado por la fertilidad de sus suelos y por la abundancia de sus aguas.

Al igual que sucediera en las islas de Tamaránt (Gran Canaria) y Benahuare (La Palma), en el caso del reparto de las tierras usurpadas de Taoro se sucedieron ante la Corte de Castilla y Aragón la las reclamaciones por parte de gran cantidad de beneficiarios de los despojos del botín de guerra, que denunciaban las irregularidades en la distribución establecida por el Adelantado.
Imagen: Firmas de los Menceyes Guanches, según Lepoldo de la Rosa Olivera.




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