jueves, 19 de febrero de 2015

EL CORAZÓN PARTIDO DE LA VERDELLADA




El mito de Araguy (nombre aborigen de La Verdellada (Tenerife) y su barranco, que indica el lugar por donde bajan las aguas) sostiene que, en la época prehispánica, existía una colonia consolidada de aborígenes que se dedicaba al pastoreo. Estos guanches han dejado diferentes "huellas" en el barranco en forma de grabados rupestres, así como restos de lo que fueron cabañas o cuevas habitadas. La leyenda afirma que, durante la Conquista de la Isla y durante una batalla entre aborígenes y conquistadores en esta zona, fue abatido un joven guanche llamado Güy al borde del barranco, cayendo al fondo, donde se encontraba su amada Ara, refugiada de los conquistadores junto a su rebaño de cabras en una pequeña cueva. Al ver la escena, Ara gritó de tal forma que, según el mito, se desprendió una gran laja de piedra del risco por el que cayó muerto su amado. Supuestamente, tras esta laja apareció un corazón pétreo partido a la mitad por el amor perdido, en una nueva y clara prueba del romanticismo que caracteriza a muchas leyendas populares canarias.


Esta historia siempre se consideró puro mito, un cuento de abuelos, ya que casi nadie había visto nunca el corazón y los pocos que dicen o han dicho que lo han visto en su infancia en el barranco pensaban que había desaparecido con la canalización en la zona de la Casa del Barco. Sin embargo, en 2009, y después de la limpieza a fondo del cauce tras décadas sin hacerlo, apareció la imagen de la foto. Los vecinos consideran el descubrimiento "sorprendente e histórico, que da pie a los románticos para creer en la leyenda".

El corazón apareció justo en el acantilado, en la entrada al barrio y frente al molino de agua. "Su forma natural es tan clara y bella -afirman los vecinos-, que da pie a inspirar cualquier leyenda de amor. Haber estado oculto durante décadas, ha permitido que la forma geológica, aparte de quedar más protegida y conservada, presente una coloración espectacular". (M. H.Acevedo)

Publicado por María Gómez Díaz. Febrero de 2015.


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