lunes, 10 de agosto de 2015

EFEMÉRIDES DE LA NACIÓN CANARIA


UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS
PERIODO COLONIAL 1501-1600
DECADA 1550-1560

CAPITULO VIII-IX


Eduardo Pedro García Rodríguez

1550. El Emperador de las españas Carlos V prohibió las cabalgadas en las Indias de Castilla y la conquista de Portugal, pero al permitir que se continuasen, contra los vasallos del Xarife, siguieron zarpando las armadas. Diversificadas las actividades de los vecinos de Chinet (Tenerife), a 16 de junio de 1556, obtuvieron "permisión" para vender frutos de la tierra en Indias, con prohibición de embarcar pasajeros y previo depósito de 5.000 ducados, en garantía de que no se asentarían en la conquista colombina. Los barcos de Canarias se agregarían a las flotas, a su paso por las islas, yendo en "conserva" hasta Sevilla, donde habían de pagar quinto y avería, en la Casa de la Contratación. (L. Al. Toledo)

1550.

Colonos notables en los primeros tiempos de la invasión de Tenerife

Marcos de Sotomayor

Gallego, natural de Sobroso.
Casó con  Juana Martín, hija de Hernán Martín e Isabel Martín y viuda de Ximón Lorenzo.

Hija: Paula de Sotomayor, mujer de Baltasar de Acevedo.

Conciertos

—Concierto entre Marcos de Sotomayor y su mujer Juana Martín, y Antón Martín, como tutor de los menores dejados por Simón Lorenzo, primer marido de Juana, sobre los bienes multi­plicados dejados por Simón y la dote de Juana que había importado 250 doblas. Gaspar de Sexas, 1550, f. 45. 
—Juana Martín, hija de Hernán Martín e Isabel Martín, heredera de los bienes dejados por su  madre, difunta, con licencia de Marcos de Sotomayor, su marido, dice que ya se hizo partición de  ellos por parte del licenciado Alonso Ruiz y Luis Velázquez, ante Francisco Márquez. Una parte se la había de pagar Hernando Navarro. Juana dio su conformidad a las cuentas. 10 de noviembre de 1556, ff. 499 r-500v. 

Poderes

—Marcos de Sotomayor, marido de  Juana Martín, hija de Hernán Martín e Isabel Martín, dio poder para cobrar su herencia. Hernando Calderón, 1554, f. 290.
—Marcos de Sotomayor, marido de Juana Martín, hija de Hernán Martín e Isabel Martín, difuntos, hermana del escribano público Antón Martín, otorgó poder a éste para resolver la herencia común. Gaspar de Sexas, en 1555, ff. 130, 132 y 134.
—Poder a Antón Martín de su hermana Juana Martín, con licencia de Marcos de Sotomayor su marido, para cobrar la herencia de Hernán Martín e Isabel Martín, padres de ambos. 1555, ff. 133-134.
—Revocación del poder dado por Juana Martín. 18 de enero de 1556, f. 322.  
—Juana Martín, con licencia de Marcos de Sotomayor su marido, otorgó poder a éste en relación a los bienes heredados por Juana de sus padres. 30 de octubre de 1556, ff. 657v-658r.

Tributos

—Marcos de Sotomayor dio tierras a tributo a Melchor Ferreras. Juan de Ponte, 1560, f. 269.

Compraventas

—Marcos de Sotomayor vendió dos pedazos de tierra en Los Silos para viña a Francisco Domínguez por 22 doblas. Juan de Ponte. 1561, f. 550. Anularon la venta en 1562 al f. 291v.
—Marcos de Sotomayor obtuvo data y posesión de sepultura en el convento de  San Francisco de Garachico. Álvaro de Quiñones, 1572, f. 58.

Transacciones

—Juan Clavijo transacción con Marcos de Sotomayor sobre un tributo. Hernando Calderón. 1554, f. 286.

Testamentos

—Juana Martín otorgó su testamento. Declaró encontrarse enferma y ser hija del difunto Hernán Martín, hermana de Antón Martín, el escribano público. Casó en primeras nupcias con Simón Lorenzo, y tuvo dos hijos llamados  Diego y María y, por segunda vez, con Marcos de Sotomayor, con quien procreó a Paula. No se conserva el legajo correspondiente. Gaspar de Sexas. 1552, f. 94.
—Testamento de Juana Martín, en el que declara estar enferma y ordena ser enterrada en el convento de San Francisco de Garachico. Nombró albaceas a su marido Marcos de Sotomayor y a su cuñado Lorencianes de Viana.  Casó primero con Simón Lorenzo y luego con Marcos de Sotomayor. Hijos: fray Diego Lorenzo OFM y María Martín, mujer de Melchor Afonso; del segundo tuvo a Paula de Sotomayor, casada con Baltasar de Acevedo, hijo de Gómez de Acevedo, cuya dote pasó ante Gaspar de Sexas. Gaspar de Sexas,  17 de febrero de 1568, ante f. 216.
—Codicilo de Juana Martín, mujer de Marcos de Sotomayor. Dice que otorgó su testamento ante Gaspar de Xexas. 1568, f 321.
—Testamento de Paula de Sotomayor, mujer de Baltasar de Acevedo, hija de Marcos de Sotomayor y de Juana Martín. Hijos: Francisco y María. Nicolás GzCas, 1575, f. 717.
—Marcos de Sotomayor otorgó testamento estando enfermo y pidió ser sepultado en el convento de San  Francisco de Garachico, en la tumba en la que yace su mujer Juana Martín; Declaró ser natural de Sobroso  en Galicia. Nombró albaceas a Baltasar de Acevedo, su yerno, y a Paula de Sotomayor, su hija. Hijos: Paula de Sotomayor, mujer de Baltasar de Acevedo. Bartolomé Sánchez,  21 de mayo de 1578, f. 611. 
—Testamento de Baltasar de Acevedo, marido de Paula de Sotomayor, hija de Marcos de Sotomayor. Hermano de Gaspar de Acevedo. Pidió que se le dijeran misas en Nuestra Señora de la Luz. Hijos: Francisco, María y Juana. Baltasar de Sexas, 1579, f. 155. 
1550.
El colono Gaspar Fonte de Ferrera, ciudadano de Barcelona y regidor de esta isla, pasó a ella por los años de 1550, con su mujer doña Marina Fonte y Pagés, hija de Galderique Pagés y de doña Seguismunda Pagés, señores de la villa de San Juan en el condado de Rosellón. Fue el primer poseedor del Mayorazgo de Daute como hijo del doctor Jerónimo Fonte y nieto de Rafael Fonte.
Gaspar Fonte hizo donación a la señora Olaya Fonte, viuda del Doctor Ricardo, de la capilla de Ntra. Sra. de los Ángeles en el convento de san Francisco de la Laguna, a mano izquierda, junto a la de los Valcárcel, que habían fundado los señores Miguel y Rafael Fonte, en 1581 ante el escribano Quiñónez al folio 232. Al año siguiente y ante el mismo escribano al folio 429, Antón Fonte, apoderado de los Fonte, arrendó a Gaspar Fonte varias propiedades y entre ellas la sexta parte del Ingenio de Daute, nombrándose en esta escritura a todos los Fontes.
Por su testamento ante Quiñónez, en el 1593 y al folio 710, mientras que el de su esposa, doña Marina, lo tenemos registrado ante el mismo escribano en el protocolo de 1606 al folio 498; ambos  dejaron por hijos a:
a)     Don Miguel Fonte de Ferrera, hijo mayor del anterior, casó con doña Ana de Ponte, hija de Pedro de Ponte, quién dejó por heredero y poseedor del mayorazgo al póstumo que apareciere de su mujer. Murió de Viruelas el martes Santo 16 de abril y el 17 del mismo mes parió su mujer un hijo que se bautizó el día 20 y se le puso por nombre Miguel, regidor y familiar del Santo Oficio el cual casó con doña Francisca de Mesa y Lugo, su descendencia única lo fue doña catalina Fonte y Lugo, que casó con licenciado Sancho Núñez de Aguiar, juez oficial del juzgado de Indias, Brasil, Angola y Guinea, en esta Isla y en la Gomera, los cuales a su vez procrearon a doña Marina Fonte de Aguilar y Mesa, que casó con el capitán don Nicoloso de Ponte y Cuevas y Vargas, el dote de este último matrimonio  en 1643 ante el escribano Mateo del Hoyo, al folio 125.
b)  El capitán don Jerónimo Fonte, que casó con doña Isabel Jorva Calderón, quienes tuvieron por única hija a doña Mariana Fonte Calderón, que casó con el maestre de campo don Bartolomé de Ponte, 4º señor de Adeje.
c)  El capitán don Galderique Pagés, que murió sin sucesión.
d)  Doña Mariana y doña Jerónima Fonte, que también murieron sin sucesión.
e)  Doña Marquesa Fonte y Pagés, que contrajo matrimonio con don Bartolomé de Ponte. No tuvieron Sucesión.
f)   Doña Paula Fonte Pagés, que casó con don Nicoloso de Ponte y Cuevas.  
La casa de don Gaspar Fonte en Daute estaba situada en Garachico, en el solar que hoy ocupa la casa de don Manuel de la Torre, enfrente de la iglesia y de la plaza de la Pila o de González de la Torre, hoy su viuda, señora Báez. Antes esta plaza era la del puerto de Garachico. Desde antiguo esa casa ostentaba, en el frente que daba a la plaza, una hornacina o nicho con una imagen, recientemente derribada por el viento, que según la tradición correspondía a la primera edificación que allí había y era la de la Virgen del Buen Puerto, llamada también Virgen de la Guía. La que guiaba a los navegantes y caminantes.
1550.
Tal como indica el título, nos proponemos hacer un breve estudio sobre las relaciones de la poderosa familia genovesa Ponte y la industria azucarera, que introduce a Canarias en el circuito comercial internacional. Nuestra aportación está basada en fuentes notariales (Archivo Histórico Provincial de Santa Cruz de Tenerife) de las escribanías de Garachico y La Laguna, sobre todo.
Cristóbal de Ponte edifica un ingenio en Garachico, próximo al puerto, a comienzos de siglo. Poco después vende la mitad de ese ingenio al también genovés Cosme de Riberol, formando compañía con él. Este primer intento tiene éxito durante unas décadas, dejando de moler en la primera mitad de siglo en fecha no conocida (posiblemente en la década de los cuarenta). Nosotros vamos a referirnos a la segunda mitad del XVI y principios de la centuria siguiente.
El azúcar y la coyuntura internacional en la 2a mitad del s. XVI.
Es un buen momento: el producto pasa —como señala Mauro — de droga, de producto de lujo, a ser un alimento, un artículo de consumo cada vez más corriente. La demanda aumenta fuertemente, aunque haya subperíodos de estancamiento, y —consecuentemente— crecen la producción y el número de ingenios. Asimismo se registra un alza en los precios: entre 1550 y 1600 Mauro señala un aumento del 100%. En Lisboa este alza es aún mayor. Por último, en los años postreros de la centuria hay una elevación considerable de la producción-exportación, que decae en la primera década del s. XVII.
En teoría, esto debía producir un aumento de la superficie cultivada y del número de ingenios en las islas. Ciñéndose a Tenerife, lo que se produce es una detención del retroceso que estaba experimentando la industria azucarera ante la competencia antillana, atlántica y —muy especialmente a partir de esta segunda mitad de siglo— brasileña, cuya productividad por unidad de superficie y bajo costo hacía que sus
fuesen más bajos que los de las islas del Atlántico oriental. La diferencia de precios entre el mercado brasileño y el de Madera es el doble, sin que los costos de transporte compensasen las ventajas brasileñas. Ello hace que paralelamente a la disminución del número de ingenios en las islas haya un continuo aumento de los mismos en Brasil: 130 en 1585 y 230 en 1610.
A la par que se detiene coyunturalmente la crisis, hay un cierto desplazamiento del cultivo del norte al sur de la isla, como ya había señalado Fabrellas . Se buscan tierras con microclima más adecuado y suficientemente extensas con objeto de buscar una compensación a los elevados costos de producción.
Además de todo lo que dirá acerca de los Ponte, hay otros datos significativos (interés por el cultivo de cañas, venta de ingenios, elevadas sumas por el arrendamiento de éstos, etc.) que ilustran este nuevo —aunque pequeño- renacer. Así, en 1558 Juan de Valverde toma a renta el ingenio que el Adelantado tenía en Los Realejos por un precio “oficial” de 525 mil mrs. y 8 arrobas de azúcar blanco, aunque en una escritura posterior a la de arrendamiento se aclara que en realidad el precio es de 431.250 mrs. Aparte de ser una cantidad respetable, interesa destacar que al final del arrendamiento tenía que dejar plantadas nada menos que 12 cahíces de cañaverales en distinto estado (planta vieja, nueva, zoca...) (5). Pocos años más tarde, en 1569, el Adelantado da poder a un hermano natural para que concierte con Mª de Vergara el tomar a renta unas tierras de ésta para plantarlas de caña en “La Gorvalana” (6). En 1584 se efectúa la venta de la octava parte del ingenio de Güímar y la cuarta parte de tierras de cañas por 1.303.700 mrs.
Los Ponte y la industria azucarera en la 2 mitad del XVI: generalidades.
Aunque una buena parte de la hacienda (como la zona de El Mal-país entre Icod y Garachico) estaba dedicada al viñedo y sostenían un activo comercio de vinos con las Indias, los Ponte —por tradición familiar, relaciones comerciales y agudo instinto para los negocios— deciden aprovecharse de la buena marcha del mercado azucarero. Dadas las fluctuaciones del mercado, actúan de una forma calculada con objeto de no afrontar excesivos riesgos. Pedro Ponte es el ejemplo más acabado de esto. Por un lado, toma a renta varios ingenios por tiempo limitado (9 años), con lo que no se compromete excesivamente. Por otro, construye el poderoso ingenio de Adeje. Veamos a continuación el primer caso.
Hacia mediados de siglo tenía a renta el ingenio y heredamiento de Interián. pagando anualmente 225.000 mrs.; 210 a. de azúcar y 2 a. demelado. El Tiempo de arrendamiento era de años, y en la partición de .1558 declara haber gastado mucha cantidad de maravedís en su explotación. Sabemos que al menos hasta 1579 la familia tenía a medias esa hacienda. Además, Juliana Viña, hija de Mateo Viña, le vende a Pedro de P. en 1558 un tributo perpetuo de 33 a. dé azúcar blanco sobre ese ingenio. En 1669 Pedro de P. pone su atención en la isla con ingenios más importantes: La Palma. Allí toma a renta las tres cuartas partes del ingenio de Los Sauces por 9 años, a cambio del pago anual de 1.425.600 mrs. y 8 a. de azúcar, empezando la explotación en 1561. En este último año toman a renta el ingenio de los Fonte en La Orotava, también por 9 años, pagando al año 300.000 mrs. En realidad, este arrendamiento no se llega a hacer efectivo por pleito entre las partes, pero acabarán —como adelante se verá— con la compra del ingenio por Pedro de P.
Vamos a referirnos ahora en sucesivos apartados a los tres ingenios que construyen o compran los Ponte en este período, dedicándoles más espacio a los dos que más importancia tuvieron y de los que disponemos de mayor documentación.
  3. El ingenio de Adeje.
3.1 Colonización y edificación.
Hasta la década de los 50 la zona sureste de Tenerife estaba prácticamente desierta, como se desprende de la tazmía de 1552. La población se encuentra concentrada en el norte y apenas hay establecimientos urbanos en la zona de Güímar, donde funcionaba un ingenio desde principios de siglo. Si había cultivos debían ser muy escasos; sí había, en cambio, grandes rebaños de poderosas familias, como los de los Ponte.
Las primeras noticias sobre la expansión de éstos por esa banda son de 1553. En septiembre de ese año Pedro de P. da poder a Tristán Calves-te para que en la Corte pida licencia “para qe yo puede mandar hazer en mi hazienda en adexe qe agora nuevamente edefico una casa fuerte para defensa de los enemigos”. En noviembre de ese año se concierta con Antonio Blas, maestro de hacer ingenios, para que le hicieran uno en Adeje, comenzando los trabajos a principios de 1554. Este proyecto lo tenía en mente desde meses atrás, pues ya en junio había encargado el transporte de 7000 formas y 300 signos al puerto de “La Ramada” de Adeje . La primera zafra es la de 1555, pues en 1554 declara que la hacienda era nueva y no había dado ningún fruto todavía. Al mismo tiempo que se cultivan cañas, se ponen en explotación tierras para cereales (tanta importancia posterior), continuándose con la actividad pecuaria y colmenera.
La fecha de este establecimiento es significativa, pues en 1552 muere Cristóbal de Ponte. Dado que los bienes habían permanecido proindiviso y Pedro no disfrutaba de mayorazgo, es lógico que pensase en tener hacienda propia. Pero otros motivos debieron pesar en la colonización:
a) la buena coyuntura del azúcar, a la que se ha aludido; b) las tierras productivas de la zona norte, sobre todo de la Isla Baja, con destino a cultivos de exportación estaban explotadas o pertenecían a otros terratenientes no interesados en su venta, en tanto el sur ofrecía grandes extensiones incultas en zona cálida propicia para la caña; c) la existencia de calas para mantener relaciones comerciales y la lejanía de la estrecha vigilancia que había en otros puertos más importantes (Garachico, La Orotava); d) el afán de poseer un señorío —deseo en el que se funden cuestiones de mentalidad con otras de interés mercantil—, que en principio le es negado, aunque logre la licencia para la casa— fuerte .
Desde el mismo inicio de la puesta en explotación comienzan las desavenencias familiares, pues Pedro de P. no accedía a que esta nueva hacienda entrase en la división de bienes, argumentando que la estaba fabricando a sus expensas. En cambio, M. de las Cuevas entendía que debía repartirse dado que parte del capital invertido en ella procedía del cuerpo general de bienes de Cristóbal de P. Convienen al fin en que los dos tercios serían para Pedro y el resto para la otra parte, siempre que ésta contribuyese proporcionalmente a las deudas y futuros gastos. Este tercio se subdivide en cinco partes, de las que dos las posee Ma. de las Cuevas y las otras pasan a sus hijos. Posteriormente, mediante enlace matrimonial y trueque se logra unificación de la hacienda e ingenio. Este estaba situado junto a la casa-fuerte, encima del lugar de Adeje. Su estructura era similar a la de otros ingenios, disponiendo la casa de prensas de 3 prensas y la de calderas de 7. Su envergadura era superior a la del ingenio de Daute y al que la familia edificará en Garachico. Aunque Frutuoso hable de dos ingenios, en ningún inventario se hace mención a un segundo ingenio.
3.2. La administración y vicisitudes.
Corre a cargo de Pedro de P. hasta su muerte en 1569, encargándose tanto de la gestión de sus dos tercios como de la parte correspondiente a otros miembros de la familia. Es el caso del arrendamiento que le otorga W. de las Cuevas en 1557 por 6 años, estipulándose la participación de ésta en los gastos y la cantidad y calidad de suertes de caña que había de dejar Pedro al fin del arrendamiento. Es de destacar la renta anual por ese tercio: 375.000 mrs., lo que supone que los beneficios para el conjunto tenía que superar bastante el millón de maravedís, en el cuarto año de explotación, cuando todavía había tierras por limpiar y plantar de cañas. Por otra parte, aún continúa el proceso de expansión mediante sucesivas compras de tierras y agua.
A la muerte de Pedro, su viuda —Catalina de las Cuevas— queda como usufructuaria del mayorazgo y demás bienes, cediendo sus derechos a Nicoloso de P. a condición de que éste se hiciera cargo de las deudas y obligaciones y a cambio del canon anual de 750.000 mrs., 20 a. de azúcar, 400 fa. de trigo y un cuarto de la seda. La renta era elevada, lo que confirma el alto valor de la hacienda, si bien en esta cesión también figura el disfrute de los azúcares de Los Sauces (23). Sin embargo, esa cesión se queda en proyecto debido a la prematura muerte de Nicoloso, por lo que su viuda —Ana de Vergara— pide se anule la escritura (24). Hasta su muerte en 1583 Catalina llevará directamente la administración, si bien asesorada por un personaje a quien más adelante nos referiremos: el vizcaíno Domingo de Emparán. A partir de esa fecha pasa el ingenio y hacienda a Pedro de P. (hijo de Nicoloso) y, a la muerte de aquél en 1612 a Bartolomé de P.
Si se ha dicho que las rentas eran cuantiosas, éstas mermaron a partir de la década de los 80 debido a dos tipos de razones, unas exógenas y otras endógenas. Entre las primeras cabe citar la competencia brasileña y las invasiones piráticas. Tenemos que recordar que en los primeros tiempos, durante la gestión de Pedro de P. (el viejo), hubo excelentes relaciones con los piratas ingleses y Adeje se convirtió en lugar de refugio y aprovisionamiento de los mismos. Las dificultades empiezan algo más tarde: Rumeu de Armas relata la invasión de 1586, a resultas de la cual el ingenio resultó destruido . Apenas recuperado de este incidente, en 1589 una catástrofe natural daña la hacienda, argumento que se esgrime en una transacción diciendo que aquélla “a benido en mucha disminución respecto de los muchos temporales e tormentas de agua e viento que en el año pasado de ochenta e nueve sucedieron y binieron en el dho. heredamo de adexe con los quales rrescibieron los dhos bienes mucha pérdida e ruina ansí de casas del yngenio qC cayeron como en las canales y rueda del dho yngenio como en las canas de asuccar que tenía para moler por cuya causa no obo molienda ni safra en el dho heredamo de adexe” . No sabemos si se reparó debidamente y luego hubo otro temporal, lo cierto es que en 1612 sabemos que estaban derruidas las casas de prensa, de purgar y de mieles, estado en que aún se encuentran en 1618 . No obstante, las labores se seguían haciendo en otras dependencias. (Por ejemplo, las lonjas del granel servían como casa de purgar). Parte de los edificios se restauran en la década de los 20 del siglo XVII, efectuándose otras reparaciones como cercamiento de tierras de cañas y otros cultivos,  constatación de que esta industria seguía siendo interesante económicamente para los Ponte ya avanzado el siglo, cuando sólo funcionaban en   la isla este ingenio y el de Daute, si bien éste tenía una producción muy inferior.
Entre el segundo tipo de causas que condicionan el disfrute normal de beneficios están las derivadas de las duras cláusulas de obligaciones anejas al mayorazgo. Citemos como muy gravosa el pago en concepto de dote a Catalina y Ana de P., que tenían que percibir cada una 6.336.000 mrs. Como es lógico, esto dará lugar a pleitos y transacciones. (28). A esto tenemos que unir los elevados costos por fuerza de trabajo: al principio había 80 esclavos, si bien parece que su número disminuye rápidamente conforme avanzan las dificultades, y se habla en repetidas ocasiones en los testamentos de los numerosos trabajadores temporáles con los que había que ajustar cuentas. Por último, señalemos los elevados préstamos y censos a que recurren los poseedores del mayorazgo. En la primera quincena del s. XVII se citan como principales deudas: un censo al redimir (de 1.478.400 mrs. de principal) a favor del flamenco Pedro Huésterlin y su esposa; otro de 528.000 mii. a pagar al cap. Diego Martín de Angulo; una deuda con el mercader Juan Texera que ascendía a 1.574.640 mii; otra con Bartolomé Doble, por diversos préstamos, que sumaba 723.024 mii.
Los Ponte podían haber optado por una mayor expansión de los cañaverales, pero los elevados costos y la fluctuación de la demanda —además de la agresiva competencia sudamericana— no hacían viable esa salida. Al final, se optará por un mantenimiento de la producción azucarera y un aumento de la vitícola y cerealera.

Continua en la entrega siguiente.



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