martes, 3 de noviembre de 2015

AFRICA VERSUS AMERICA LA FUERZA DEL PARADIGMA







Luisa Isabel Álvarez de Toledo, Duquesa de MedinaSidonia

CAPITULO XXXIII



LA VECINDAD INDICIO DE UBICACIÓN

En el siglo XVII, Alonso de Guzmán llamó Isla de la Sal de Cabo Verde, a la Península de Araya, Berbería a Santa Lucía [1] y Fuerteventura a la Martinica. Adscrita a las Canarias sin oposición, porque el rey de España lo era de Portugal, fue la Fogo, límite de la conquista portuguesa por Barlovento, probable Infierno de los expedicionarios de 1393 y Carro de los Dioses de Hannón, sede de la Montaña Pelada, volcán en actividad moderada y constante. Hasta 1580, la primera tierra castellana del archipiélago, era Graciosa o Marigalante. Estaba al norte de la Margarita y Los Testigos. De Cabo de Bojador en Berbería o tierra de moros, a Gran Canaria, había 90 leguas de costa, que no de mar. Situada Hierro a barlovento de Paria, Gomera alcanzabalas Islas y Punta das Canarias. Y Gran Canaria por Mercadis, siendo probable que Madeira se encontrase en la misma tierra, habiendo dejando por recuerdo el Río Madeira, afluente del Amazonas. Según Fernández de Oviedo, Porto Santo ocupaba el delta del Orinoco, limitando al oeste con Calez, provincia de Castilla, que terminaba en Cumana.

Relacionar noticias inconexas, recogidas en diferentes tiempos, ayuda a situar los topónimos, en el espacio. Palma debió estar más alejada o peor comunicada que Madeira, pues de la segunda llegó aviso de 40 velas holandesas, que merodeaban en aguas de la primera, tomando el mar por suyo porque se retrasó Luis Fajardo, con la Armada del Mar Océano[2]. Teniendo "muchas noticias de los puertos de aquella isla los enemigos y siendo el paso de la navegación de las Indias", en 1640, tras la independencia de Portugal, a la que siguió la de Brasil, Felipe IV ordenó pertrechar Palma, temiendo desembarco enemigo, que cerrase la ruta del oro[3]. Los que iban a San Miguel de la Palma, desde el Guadalquivir, llevaban despensa para tres meses[4], siendo suficiente para dos, si se dirigían a la Habana. Con reservas para uno, se llegaba a la Margarita, bastando de 10 a 15 días de vituallas, para alcanzar ciertas islas y radas de Levante.

El supuesto de que perdidas las Canarias, peligraría la Mamora, que estaba en el reino de Fez, indica proximidad[5], siendo evidente que de haber estado alejado Marruecos, al menos en tiempo, Felipe III no hubiese dicho, que teniendo los españoles la isla de Magador, recibirían "mucho beneficio... las islas de Canaria", en su seguridad y comercio[6]. Suspendida la flota de Nueva España en 1630, los mercaderes de Sevilla acordaron formarla por su cuenta. Enterado el rey, impuso armada de 8 navíos y un patache, fletados a cargo de la "avería", es decir, de los comerciantes. En junta de 20 de julio, se decidió que les amparasen al pasar por las Islas de Canaria, Guadalupe, la Dominica y Jamaica, abandonándoles en "Sonda", para subir a la Tercera, donde aguardaba "naveta" de la India, que escoltarían hasta Lisboa. Inhabitual la ruta, 8 marineros, que la conocían, fueron sacados de la cárcel de Sevilla, para servir como pilotos[7].

Las Islas de Cabo Verde se consideran cristianas, pero Juan Castellanos advirtió, en su romance, que el castellano debía tomar precauciones, para acercarse a las salinas de Tepé, por guardarlas musulmanes. En paz con los aborígenes de diferentes credos, europeos y en especial flamencos, la "salina de Araya" se consideró "uno de los fundamentos.., con que estos rebeldes biven y se acrescientan en su riqueza": "sin esta sal", perderían "su pesquería y carne de ceçinas y quesos y mantecas", hundiéndose en la miseria[8]. Conscientes los interesados, cuidaban las relaciones, invitando naturales a Holanda, que les enseñaban la lengua. Para favorecer los contactos, cargaron 12 reales por cahíz, a la sal de los reinos de España, 8 a la francesa de Broaje, dejando franca la de Araya [9]. En 1602 Felipe III, pretendiendo poner "algún freno a los corsarios ordinarios, que suelen acudir a las contrataciones de aquellas Yslas y costas de Tierra Firme", mandó buscar 9 velas "viscaynas y no levantiscas, que traygan dada carena y no sean demasiado grandes". De las Islas de Barlovento "atravesarán.. á Tierra Firme, corriendo toda aquella costa"[10]. Lo desaconsejó el duque de Medina. Para expulsar a las urcas de la sal, que aparecían en abril, bastaba que los galeones de la plata saliesen a su tiempo. Dando un rodeo de tres o cuatro días, se meterían en puerto de la Margarita. Zarpando al anochecer, caerían sobre los intrusos al amanecer, desbaratándolos por sorpresa[11]. Advertidos de que no debían dejarse arrastrar a Levante, en el calor de la pelea, pues corrientes y brisas les pondrían camino de España, partieron a 20 de enero en 1604. Hubiesen llegado a la sal a primeros de mayo[12], de no ir a Canarias. Renovada la información en 1607, para evitar extravíos, la Armada de la Carrera de Indias pasó por Araya. Terminada la limpieza, dejando Las Blancas a estribor y Los Testigos a barlovento, pasaron "por el medio de las dos", poniéndose "en paraje" del que podían navegar, "a donde les pareciere"[13]. Mínimo el daño recibido por las urcas, pero serio padecido por los galeones, Felipe III mandó expertos a cegar las salinas. Se reveló tan imposible, como "romper la pesquería de los rebeldes"[14].

Eterna la disputa entre Portugal y España por un Levante americano, que no se dejaba dominar por el blanco, los castellanos pretendieron prolongar Nueva Andalucía, hasta la Santa Cruz portuguesa. Anexionado el conjunto con la corona de Portugal, en 1582 Alonso de Guzmán viajó por real orden, de la sal que criaba el Río Ajer, a la sal de Araya. Partiendo de "donde desemboca el Estrecho", seguiría "adelante", tocando en Alarache, la Mamora, Safi y Cabo de Aguer. Candente la guerra secreta del Prior de Ocrato, que ayudado por Inglaterra, Francia y Holanda, pretendía hacerse con el oro portugués, el Guzmán registraría el escenario de las operaciones, sondando barras, calculando la cabida de las radas, la comodidad para carga y descarga, si había madera y sitió donde hacer astillero, las mercancías que entraban y salían, las posibilidades de hacer salina o ampliarla, las poblaciones del entorno, anotando la distancia, las medidas que se usaban, los precios que corrían, las tasas que se cobraban, a nombre de quien, pero sobre todo sí asomaban ingleses, holandeses o franceses y con que géneros traficaban. Zarpando en febrero con bastimentos para tres meses, el Guzmán eligió la chalupa [15]. Regresó en mayo, estando botada la almadraba. De su madre no pudo despedirse. Murió y le enterraron en su ausencia.

Tremecén era de los turcos; los reinos de Fez, Marruecos y Sus, con el Algarbe de Berbería, de los "moros". En 1600, reinando Hamete, Xarife ilustre, Felipe III prohibió a sus vasallos mojar en puerto de infieles. El que fuese a Berbería, habría de tocar en las plazas, "que tengo en aquellas partes"[16]. Confuso el mandato y desobedecido, ordenó el tráfico en 1603: lo que tuviese por destino al Algarbe de la Berbería, pasaría por Ceuta o Tánger; las mercancías remitidas a Marruecos, por Mazagán, pudiendo cargar y descargar para Fez en Sale, puerto de moros por evitar el rodeo[17]. A este reino, pertenecían Alarache, Arcilla, La Mamora y Arguim, disfrutando la Alcazaba y villa de Sale de autonomía, por estar en la frontera con Marruecos. Siguiendo la "vuelta" de Cabo Blanco, se llegaba al Cabo de Aguer, en la boca de la "Huma grande", poblada de islas, anegadas en parte, donde desembocaba el río Ajer. Limitado el arqueo de los navíos, por el calado de la barra, lo remontaban cascos de hasta 100 toneladas. Más allá del Angra o puerto de Santa Ana, se encontraban Azamor, puerto de Marruecos y Mazagán o Mazagâo, a 12 leguas de la desembocadura. A la otra parte del rio, estaba la isla de Mogador, "Magador" o Mogolo, con su imponente puerto a la otra parte. Tuvo por capital Tagaoz, llamada Santa Cruz por los cristianos, como el Brasil de Cabral. Común el topónimo en Indias, en mapas actuales aparece una Santa Cruz, en la isla de Marajo. Sierra abrupta el reino del Sus, el puerto de Safi, último frecuentado por castellanos, en aquella costa, perteneció a esta corona. Hostil Marruecos, los cristianos no penetraron en una Berbería, con 300 leguas de extensión, que anexionó la Guinea de "los Ríos", quedando el primer puerto de moros a 9 leguas de la Canaria, por donde atravesaban las flotas.

Felipe II prestó a la Guinea 500 y hasta 1.000 leguas de costa. Alonso de Guzmán las redujo a 300, porque 700 pertenecían a Brasil y el Conde de Santa Gadea afirmó que el Xarife tenía 300 leguas "de costa de Africa, toda suya". Revelan las fuentes que la influencia del Islam, alcanzó de Bahía al sur de Méjico, penetrando el poder del Xarife en el interior de Sudamérica, hasta dar en el imperio Inca, que se desarrolló al este de los Andes, tras la conquista de Pizarro. Musulmanes vasallos de Hamete se distinguían de los orientales del norte de Africa, llamándose a sí mismos "ponientales". No ignoraban los "conquistadores" la presencia de moros y judíos en Indias, pero sí la de sus topónimos. No convenían al poder que los supiesen, ni a los que saben poco, les interesa aprender. Sobradamente informados los duques de Medina y los miembros cultos del real consejo, los usaron para disociar, en conceptos burocráticos, las Indias del "descubrimiento", supuestamente pobladas por indios animistas, del "Africa" occidental, islámica, de minoría judía y cantera de negros. No convenía a la iglesia, admitir que otros pueblos del libro, se le adelantaron en un nuevo mundo, que por gracia del Altísimo, le correspondía convertir, ni que se adivinase que los esclavos, ofrecidos en el mercado, procedían de continente, regalado por Roma. Disociados los topónimos América e Indias, del Africa o Berbería, que se extendía de la isla de Santa Lucía a Pernambuco, la Iglesia quedaba exonerada de su complicidad en la trata, pudiendo proclamar Castilla que nunca vendió vasallo, por ser el color loro uniforme en su conquista, mistificación que nada tenía de novedoso. Ya en el siglo IV la religión de los esclavos, les traicionó tras su triunfo. Habiendo prometido liberarlos, los que encarnaron el poder cambiaron de opinión. En aras de intereses económicos, inconfesados por inconfesables, les dejaron cómo y dónde estaban, eludiendo la contradicción teórica, con promesa de libertad y paraíso post mortem, ejemplo que siguieron los liberales protestantes, supuestos herederos del humanismo. Cambiada la Guinea en Guayana, se dieron el tráfico, sumando a la cantera de la Sierra Leona occidental, la Sierra del León oriental, mientras construían la democracia.

En el XVI hubo dos Alaraches. El uno tan cercano, que para asegurarse travesía confortable, bastaba asomar al estrecho. De estar tranquilas las aguas por el Cabo Espartel, lo estaban en destino. Breve la navegación, una armada remataba viaje, "con el viento galerno", en un día y una noche[18]. En 1583, ingeniero disfrazado de marinero, reconoció el Alarache de "la boca del estrecho de Gibraltar"[19]. El caserío ocupaba perímetro de 170 pasos por 280, protegiendo fortificación insignificante la boca de río que desembocaba en el mismo cabo, según el Conde de Santa Gadea[20]. En 1605, dos técnicos espiaron el otro Alarache. Contaba con "muchos hornos de cal y de ladrillo", cerrando la bocana del puerto, que tenía 400 pasos, dos fuertes: Castil de Genoveses y Fornos. La entrada se podía cerrar con pipas y cestones, dejando el río y la mar "por espaldas"[21], proyectando el Conde de Puñoenrrostro, encargado de la conquista en 1607, trinchera de "1.200 pasos" de "mar a mar", que indica península. De encontrar resistencia la prolongaría, rodeando la fortaleza [22].

Despertó el real interés por Alarache billete del alcalde de Tetúan, dirigido al de Arcila, diciendo tener al rey D. Sebastián cautivo. Entregado en Sanlúcar pasados cuatro días de la batalla de Alcazarquivir [23], cuando se supo que el incómodo superviviente fue alojado en Alarache, el topónimo se adoptó por metáfora, para ocultar su personalidad. Lo desvela el propio Felipe II, lamentando en carta de 1583, que entre los cautivos de la jornada, rescatados y remitidos por Diego Marín, no figurase "Alarache". Ofuscado, el rey confundió los tiempos. Olvidando que Muley Moluco, el enemigo cuyo ejército derrotó a los portugueses, murió el día de la batalla, contó que estando en ciernes la guerra, le mandó por embajadores a Gásparo Corso y Diego Marín, para ofrecerle las plazas de Arcila y Mazagán, que aún pertenecían a D. Sebastián, a cambio de "Alarache". Reiterada la oferta al sucesor de Moluco, al negarse en redondo a violar su ley, matando a un prisionero, o entregándolo para que otro lo matase, el Austria quiso tomar la plaza, con huésped incorporado. Desaconsejable revelar la causa, disimuló, magnificando el enclave: "teniendo entendido lo mucho que importa al servicio de Dios y mío, y por consiguiente, al beneficio de mis reynos y súbditos, tener en Africa el puerto, pueblo y fuerte de Alarache..."[24], que la Casa de la Contratación aportase los 10.000 ducados, dilapidados, prueba que el objetivo estaba en Indias. Pero el Adelantado de Castilla, general de la empresa, lo ignoraba. Con las tropas en tierra ordeno a la gente regresar a los barcos, al comprender que se había equivocado de Alarache[25]. Muerto Felipe II, el hijo heredó la fijación. Haber hecho cuartos en Sanlúcar a un D. Sebastián, con visos de autenticidad innegable, en 1603, no le pareció suficientes. Dos años más tarde, quizá temiendo haber ejecutado a un doble, se empecinó en conseguir la plaza. Criticada la iniciativa, por ser la empresa tan costosa como inútil, el rey declaró de urgencia quitar "esas ladroneras", pues teniéndolas los corsarios a su disposición, los corsarios podrían robar lo que "iba y venía a las Indias"[26]. Obstinados los escépticos, la corte lanzó el rumor de que los turcos se preparaban a instalarse, con el peligro consiguiente, pues el fondeadero era "mucho mayor que lo de Argel"[27]. Sin efecto el chisme, los voceros del Austria publicaron que Mauricio de Nassau pretendía fortificarla, con probabilidad de conseguirlo, por estar en excelentes relaciones con el rey de Marruecos [28], que estaba ganando la guerra, yendo de derrota el rey de Fez, propietario de Alarache, se ultimaba la negociación de la compra, cuando 400 "casas" de moriscos expulsos, se instalaron en la plaza [29], sin imaginar la que se les venía encima. Acordado a demanda del vendedor maquillar la entrega con simulacro de conquista, que le salvase la cara ante sus súbditos, se liquidó el pago en 1610, pasando a preparar la representación. Por si las cosas se torcían, Felipe III quiso 5.000 hombres, respondiendo el duque de Medina, que no cabían en Alarache [30]. Celebrada la representación, las huestes de rey de las Españas ocuparon lugar murado, dotado de atarazanas y mezquita, "obra antigua del tiempo de los moros", construyendo españoles almacenes, para grano y pólvora [31]. Con buen tiempo y levantes largos, se podían cruzar a este Alarache en cuatro o cinco días, pero la experiencia prueba que los barcos del socorro, tardaban de 20 a 25. Peligrosa la arribada, de no soplar noroeste o nordeste "bonancible", por estar rivera, "tan poco tratable", como la de Arzila[32], al ser "costa bravísima.., no se puede yr a ella sin mucho riesgo"[33]. Emprender el viaje en invierno, saliendo de puerto que no fuese Cádiz, "era ir a perderse"[34]. El de la plaza estaba en la desembocadura del río Tagadarte, que tenía su nacimiento en sierra, situada a cinco leguas [35].Con "comodidad para pocos navíos"[36], la barra tenía 5 codos [37] de "fondo" en "baxamar". Difícil "quando ay tormenta para que entren las galeras, por lo que enjuga la mar con el temporal"[38], tropezaban con dificultades, incluso en verano, siendo más adecuadas las chalupas y los "barcos redondos", por entrar en todo tiempo [39]. Alonso de Guzmán, que fue a la plaza cuando era de moros, para entrevistarse con el "cautivo portugués", llevó tres pilotos, especialistas de la barra de Alarache [40].

Sufrió la guarnición hambre y abandono, pero vivió en paz hasta que en 1619. los moros se ofuscaron. Dejaron de poner puesto en la plaza y servir leña [41], anunciando males mayores. Mientras los reyes de Fez y Marruecos atacaban la Mamora, el Morabito cayó sobre Alarache. A los muertos se sumaron 70 cautivos. Igualado el rescate en 800 reales por cabeza, Felipe III se olvidó de pagar. Presentaron los compañeros justa queja, siendo acusados de conspiración. Ahorcados dos soldados, por el ejemplo, los restantes se pasaron en bloque a los moros, abrazando el Islam [42]. Encargado del caso Jerónimo de Villanueva, eludió el proceso, pretextando que al haber sucedido los hechos "en parte tan distante", no era posible recoger testimonios, completando las probanzas [43], disculpa que hubiese sido inconcebible, de esta Alarache al otro lado del Estrecho. El topónimo se identifica con la Lixus fenicia, asiento del Jardín de las Hespérides, que Caboto y Oviedo sitúan en América. Albergue de corsarios conquistado por Alfonso V de Portugal, lo tomó Mahamete. Comprado por Felipe III en 1610, el último emperador de Marruecos recuperó definitivamente la plaza, en 1689. La trinchera de mar a mar y la distancia que la separa del Cabo de Orange, donde debió estar La Mamora, indican que Alarache pudo estar en Cayena. Fueron las Guayanas tierra poco frecuentada, que España incluyó en Nueva Andalucía. Desde el siglo XVII, primó la presencia holandesa e inglesa, siguiendo la francesa. Objeto de reparto político a finales del siglo XVIII, la penetración de los franceses en su Guayana, no fue posible antes de la segunda década del XIX.

Al Larache doblado, sigue una doble Arcila o Arcilla. A cuatro horas por mar del río de Alarache, no tenía puerto pero sí dos embarcaderos, aptos para chalupas: Benaceyte y Venado[44]. Conquistada por Alfonso V, la derrocaron los Utasi, recuperada por Mahamete, el interprete Pablo de Santa María, presumía de haberla entregado al rey D. Sebastián, "sin costar una sola pequeña gota de sangre"[45]. Tras intentar cambiarla al Xarife por "Alarache", formando lote con Mazagán, Felipe II la perdió entre 1587 y 1588, por abandono según todos los indicios, pues los portugueses marcharon llevando los cañones a cuesta. En 1621 Muley Hamete, rey de Fez, ofreció a Felipe IV a cambio de armas y dinero, para recuperar el trono, Arcila y Sale, con licencia para hacer fortaleza en Tetuán. Quiso aceptar el Austria, pero sus consejeros le disuadieron [46]. Arrepentido Olivares en 1634, se habló de aviso, recibidoa través de Ceuta, de que el Xarife ponía artillería en las murallas, para complacer a los tucos, que se proponían instalar un segundo Sale, con ayuda de renegado, técnico en la construcción de bergantines de remos "estancos", capaces de enfrentarse a los galeones de Indias[47]. Siguiendo los pasos de su padre, Manuel Alonso de Guzmán restó importancia a la noticia: Arcilla "no es puerto sí no playa", inadecuada para barcos de alto bordo, aprovechando para insistir en que bastaría ordenar a la Armada del Mar Océano, que se alargase a las costas de Berbería cada año, como lo hacía Fadrique de Toledo, para que no hubiese corsario que se acercase a las flotas, ni en las costas de España, por la parte de Indias[48]. En vena conquistadora el Conde - Duque de Olivares, pretexto que los barcos del socorro de Alarache y La Mamora, recibían daño de los corsarios de Arcila[49], para aceptar la oferta de Muley Hamete, que acababa de apoderarse de Alcázar, "lugar que está cerca de Alarache". Entregada Arcila en el plazo de dos meses[50], los cristianos la perdieron definitivamente a manos de Muley Ismail, en 1691. Se dice que la cedió a la gente del Rif, estando asociada a la Zilis púnica, Idrissa para los árabes.

Al ser la "navegación" prolongada y problemática, para ir a las plazas se buscaban "bajeles pequeños, que a media marea puedan entrar en el puerto"[51], "de cubierta" y con vela latina, por hacerlos más ligeros y "capaces", a la entrada en los ríos [52]. Luengos los de avisos, los transportes solían ser masteleos medianos [53]: pataches[54], zabras[55], saetías[56] y bergantines[57]. Los pocos mercaderes que asomaban [58], preferían la carabela pequeña, con capacidad de carga igual a la de seis o siete tartanas [59], el barco más seguro para navegar en invierno. Al esfumarse con los pescadores franceses, Felipe IV quiso suplir en 1637, encargando en Lisboa, por ser donde sabían hacerlos, dos carabelones de guerra de 100 toneladas "y más", con capacidad para cargar los bastimentos y 40 soldados [60]. A punto de perderse en la barra convoy, formado por urcas, fueron desechadas. La Mamora tuvo por barco de servicio un bergantín ingles [61], escoltando las galeras al convoy del socorro, en los veranos. Hacían el viaje de ida y vuelta sin escalas, por no cruzar la barra [62]. Raro que entrasen galeones, los hizo el San Ignacio con compañía de soldados bisoños, remolcado por 6 bajeles [63].

Los barcos del socorro no solían entrar por la barra de Alarache. Transbordaban las vituallas de la plaza en la mar [64], continuando a La Mamora, que estaba 20 leguas al sudeste por agua y a 15 por tierra [65]. Siguiendo la costa se encontraban Cabo de Aguer, Magador o Santa Cruz y Safi [66]. Los oficiales que fueron con los barcos del Almirantazgo, por caso excepcional, se asombraron por los muchos corsarios que encontraron, siendo la Mamora el puerto de Berbería, más cercano a España [67] en aquel tiempo. Partiendo del Guadalquivir, los navíos solían tardar 25 días [68], quedando constancia de barco de avisos, que en 1627 atravesó en 10 días [69]. En tiempo de borrasca se interrumpían las comunicaciones, pues enviar barcos a la Mamora en invierno, era "mandarlos a perderse"[70]. De convoy que salió en enero de 1631, no se supo en Sanlúcar hasta finales de abril [71]. Embarrancado por los moros al completo, en el río de Alarache, el que zarpó hacia La Mamora, en noviembre de 1636, el duque de Medina se enteró del desastre a 18 de enero de 1637[72]."Los mayores ríos del reino" de Fez, morían en el de La Mamora [73]. "Muy fondeable" en su desembocadura, formaba puerto capaz para albergar "1.000 bajeles holgadamente", según el Conde de Santa Gadea [74]. La bocana de "tierra a tierra", tenía un tiro de arcabuz. La barra 24 palmos de fondo, en aguas vivas [75] y de 18 en muertas o de 3 brazas[76] y media a cuatro[77]. Pasaban sin riesgo cascos de 100 toneladas, admitiéndolos con 5 a 6 codos de calado[78], pese a las frecuentes "mudanzas" de la canal[79], peligrosa "con mala mar" pues "embebía", quedando "poca agua"[80]. Los barcos de quilla larga entraban desahogados, por hacer "alcance de dos olas de tres, que cada vez hace la mar en la barra"[81],

"Fuera" no había "ninguna playa ni sitio" donde desembarcar. El fondeadero estaba en banco o punta de arena, en la misma barra, "como se entra". Había "mucha hondura y subida razonable"[82]. Para bloquear el puerto bastaba poner dos velas a la entrada [83], teniendo los moros por costumbre hacerlo con cuatro [84]. Sobrando piedra de sillares y cal, se podía fortificar a poco costo [85], levantando torreón a la orilla del río[86] y fuerte en el "morro" de la opuesta, junto al camino de Sale, "antes que se llegue donde la tenían los portugueses"[87]. De la fortaleza de Arguim, adquirida por Felipe II con la corona de Portugal, en 1581, se conservaban las ruinas.

Archipiélago, bahía e isla, para los navegantes del siglo XV, habituales de la Guinea, exportó oro, esclavos y especies, quedando en señorío del conde de Tourigia, en su decadencia. La perdió su alcaide en un descuido, a manos de piratas vulgares. Recuperada por Luis Fajardo con La Mamora, su escasa rentabilidad aconsejó devolverla al conde con su término, previo pago del gasto hecho en la conquista [88]. No queriendo subvencionar guerras ajenas, Tourigia se abstuvo de aceptar [89]. La historia oficial sitúa Arguim en el Cabo Blanco mauritano. Al no haber huella de fortaleza, lo reduce a banco de pescadores.

Los avisos con destino a Mazagán y Marruecos, transitaban por La Mamora [90]. Inmediato su río al de Sale, se confundían con frecuencia. En 1581 Bernardino de Mendoza, embajador de Felipe II en Londres, informó de asiento firmado por Hamete, rey de Fez y Marruecos, con la reina de Inglaterra. A cambio de prestarle los puertos de Berbería, Isabel le facilitaría técnicos y madera labrada para hacer tantas galeras, que hubo de recurrir a Holanda, para cubrir el pedido. Habitual que los enemigos del Austria abasteciesen al Xarife, la novedad de haber mandado Francia tablazón para 10 galeras, hizo temer el Austria que se esfumasen 20 años de paz, firmados con Hamete. El secretario Zayas le tranquilizó. Complicado el transporte, el supuesto era absurdo, porque "en Africa sobra mucha [madera] y muy buena". En marzo se confirmó que en el río de la Mamora hacían 8 galeras, bajo dirección de maestros ingleses [91]. Trasladado el astillero al río de Sale, por informadores [92], en 1586 cartas de Mazagán, confirmaron que en el de la Mamora, se construía "gran número" de galeras. Cansado de contradicciones el rey hizo mandar espía, en chalupa de pescador o carabela de bonetero, disfrazado a conveniencia [93].

Apenas tuvo Alarache, Felipe III, deslumbrado por su puerto, quiso la Mamora. Aunque no albergaba más de diez o doce velas corsarias, de las que 6 eran inglesas[94], acudiendo 20 cuando mucho, declaró la rada "ladronera" de peligrosidad excepcional, considerando que debía apropiársela, "por quitar enemigos de nuestra vecindad". Consejeros sensatos se opusieron al regio capricho, alegando que carecía de valor estratégico, no siendo capaz para navíos de armada. Irrebatible el argumento, el rey apeló a la opinión, expandiendo rumores. Corrió que yendo Muley Xeque de derrota, el hermano menor, Muley Cidam, lo pondría en manos de los turcos, por ser su aliado [95]. Pudiendo ancorar "a vista" de cuanto "navega a Indias y biene de ellas", tan cerca del Cabo de San Vicente, que "en un día y una noche" irían a desbaratar las flotas, vendiendo las presas en puerto próximo, sin dilapidar tiempo en travesías prolongadas, siguió rumor de que "olandeses y otras naciones" construían fortaleza, con intención de darla a los piratas [96]. El ingeniero Carro Martínez, capitán en Flandes, ofreció inutilizar La Mamora, desfondando en la canal un par de urcas, de 200 y 700 toneladas, con carga de piedras y hormigón. Aprobada la idea por el rey e informado Alonso de Guzmán, la calificó de "risa". Al ser río caudaloso y con fondo de arena, ganaría profundidad. Puesta en práctica se alteraron las corrientes. Y la barra tuvo un codo más de fondo [97]. En 1612 se publicó que el rey de Fez armaba 6 barcos y 2 pataches, para tomar San Juan de Ulúa con 700 hombres. Increíble el supuesto, en lugar de socorro se mandó aviso a Nueva España, exhortando a la defensa [98].

Considerando al público trabajado, Felipe III inició gestiones de compra, con el rey de Fez, mandando espías a reconocer la costa. Regresaron sin haber visto enemigo ni huella de la construcción defensiva, que se suponía en curso [99]. Pero embajada de Cidam, detectada en Holanda, renovó la alarma. Los aduladores corearon al rey, desafinando la voz de Alonso de Guzmán. Con un pie en la tumba, escribió que al "Conde Mauricio" le serviría de poco la plaza, aun dotándola de fortaleza [100], porque los navíos de alto bordo no pasaban la barra [101]. El corsario inglés Capitán Baax, ofreció entregar La Mamora previo pago. Aceptó el Austria, encargando la gestión al presidente de la Casa de la Contratación, que en 1612 embarcó en saetía disfrazada de mercante, con 60.000 ducados de la "avería" y licencia para mejorar la puesta, por ser voluntad real que se pagase "muy bien" al pirata [102]. De no haber estado la plaza en el continente americano, la operación no hubiese corrido por mano de oficial de la Contratación ni a cuenta de sus fondos [103]. Tampoco se hubiese ocupado de la guarda de las plazas y la costa de Berbería la Armada del Mar Océano [104], la Armada Real de la Guarda de Indias y los Galeones de la Plata[105], acudiendo su Infantería y destacamentos del tercio de la Armada de la Carrera de Indias[106], pues sólo en urgencias, que sorprendieron el presidio de Cádiz sin gente, se embarcaron las milicias locales.

Luis Fajardo ocupó La Mamora en agosto de 1614, con la Armada del Mar Océano. Al mediar acuerdo con Baax o el rey de Fez, su propietario, no hubo resistencia [107]. Estando a 5 leguas de Sale, no había población ni edificaciones, siendo su seña de identidad el alcornocal, que poblaba el cerro de Pedro [108]. Por evitar sorpresas, los castellanos talaron el campo, a la redonda de la plaza [109], respetando la arboleda [110], que les abastecía de leña. Sirvió de refugio a los moros, cuando dejaban de abastecer el mercado, aprovechando la demanda de la guarnición, para divertirse hostigando a los castellanos. Proyectado fuerte de piedra, que cerrase el puerto a los "bárbaros aláraves", quedó en fortín de madera, levantado con los materiales embarcados, para la fallida expedición a la Mina [111]. Conociendo el clima, Alonso de Guzmán advirtió: "las aguas del invierno, han de arruinar mucha parte de la fábrica"[112]. Los hombres no le creyeron, pero los elementos le dieron la razón. En 1619, los reyes de Fez y Marruecos se reunieron en el río fronterizo, a 5 jornadas o 150 millas de la plaza. Bajando cada uno por su orilla, cayeron sobre La Mamora, quemando plataforma y trincheras [113]. Los castellanos apreciaron las escalas de los alárabes, "más pulidas que las de Flandes" y tan amplias, que subían tres hombres en línea [114]. La artillería de Cidam [115] derribó la torre de San José, que protegía el pozo de la "marina", que abastecía a la plaza de "agua muy buena"[116]. Salvó al enclave muerte repentina y natural del rey de Fez. Levantando tiendas y almahalas, el heredero se alejó por el camino de Sale, dejando enterrados dos cañones, que aprovecharon los españoles [117].

De tierra tapia la muralla, "como cerca para huertas lo más"[118], los temporales no tardaron en llevarse varios paños [119], dejando "en el suelo" el fuerte de Ntra. Señora de las Nieves [120].

De Andalucía mandaron tablas, pinos clavazón [121] y 200.000 ladrillos, para reforzar "las esquinas y cordones de la muralla", por no estar las finanzas para meterse en cantería[122]. Y otro duque de Medina repitió: "mientras no se crezcan murallas de piedra y se escusen murallas de madera", el chorreo de dinero y materiales sería constante, por no haber construcción endeble, capaz de resistir al "rigor" de aquellas aguas[123]. En 1639, "por haverlas llevado las tormentas", se rehicieron las estacadas y la plataforma de Santa Ana, que cayó al foso con la artillería [124].

No siendo el calor tan constante como imaginaban en la Península, deduciendo por los barcos que al excederse, navegando por región, regresasen con las maderas abiertas por el sol, "los fríos" y la humedad exigieron dotar a la tropa de albergue y ropa de abrigo[125]. Lo pidió el gobernador, sin ser escuchado. Los soldados continuaban durmiendo al sereno[126] en 1632, cuando epidemia inevitable invadió la plaza. Imposible separar a los enfermos de los sanos, por la falta de espacios cubiertos[127], se consiguieron tablas y clavos, para hacer barracas[128], que se llamaron pomposamente cuartel, cuando eran tan escasos los soldados, que hacían la guardias civiles[129], avecindados en arrabal surgido extramuros[130]. En 1634 había iglesia, tahona, hospital y se hicieron "magazenes"[131]. Malos los inviernos y peor la construcción, en 1640 no
había donde poner a resguardo las pipas de harina, bizcocho y pólvora, porque se llovían los techos. Siguió envío de tejas y cal, desconocida entre los naturales, advirtiendo el gobernador de la urgencia, pues durante el invierno era imposible trabajar, a causa de los aguaceros [132].

Condenados los residentes en las plazas a la depauperación, por ser parcos los socorros, Manuel Alonso de Guzmán propuso, en 1621, que se permitiese a los residentes en la Mamora, comerciar con la alcazaba de Sale y otros puertos de moros [133]. Haber corrido el año anterior que el Xarife preparaba bajeles de remos, para hacerse con las plazas, aviso de 200 barcas de remos, "no tan grandes como pinazas, ni tan pequeñas como chalupas", que preparaban en Flagelinas para hacer "gran desembarcación" en "los ríos", a medias con Cidam[134], hizo que se mantuviese la prohibición. Poco amigo de sorpresas Fadrique de Toledo, capitán general del Mar Océano, que sucedió a Fajardo, mandó a las plazas al Marqués de Santa Cruz de turno, con 4 galeras de la
Armada Real de la Guarda de Indias [135]. Pasado el susto, Felipe IV permitió en 1625, que de la Mamora tratasen con Sale, no sin reticencia, pues temía que a través de la plaza, entrasen en España productos de rebeldes [136]. El resultado fue óptimo. La villa creció, rentando la aduana 10.000 ducados, en el año [137] y la dieta se enriqueció con bacalao de Terranova, adquirido en Sale, donde entraba por octubre [138]. Pero la peste saltó en Berbería. Cerrada la plaza a los "moros de paz"[139], la tropa guisaba los caballos, cuando el maestre de campo Diego de Escobedo, cargó barco de pescada en Sale, para venderlo en España. De pura misericordia dejó 400 quintales, al pasar por la plaza. Denunciado el negocio, respondió directamente al rey, diciéndole que los furrieles de su ejército hacían la compra cada mañana, en plaza abastecida por moros del contorno. Consecuente Olivares, mandó dinero en lugar de vituallas, para que pudiesen pagar al contado en los puestos [140]. Informado de Felipe IV de urca que "dio al través", cuya carga de azúcar se repartieron vecinos y guarnición, se abstuvo de reclamar la parte de la corona [141], en atención a las circunstancias.

En noviembre de 1626, el Austria convirtió la Mamora puerto franco, "por el tiempo que fuese voluntad del rey", con promesa que de cambiar de idea, daría un año de plazo a los mercaderes, para que pudiesen sacar "sus haciendas". Permitido tratar y contratar por mar y tierra, sin pagar derechos de entrada o salida[142], Felipe IV exigió como contrapartida, que con independencia de la nacionalidad del propietario, las mercancías en tránsito entre Berbería y Europa, se registrasen en la plaza. Desobedecido por los propios, la captura de barco castellano, que se escurría sin pagar el quinto, debió ser excepción[143], contemplando oficiales impotentes el paso de "cantidad" de velas francesas, sin intención de detenerse, con carga de trigo, adquirido en Fadala o Anafé[144]. En 1631, Cidam planificó la recuperación de la plaza, encargando a renegado francés "pintura" o plano de las construcciones de españoles[145]. Al arreciar las críticas por el gasto que causaban las plazas, sin reportar beneficio, el rey alzó la voz, con acentos de Casandra: "si la Mamora se pierde, por allí se puede tener cierta la pérdida de España", pues sería robado "cuanto
iba y venía de las Indias", quedando en gran peligro las Canarias, por tener el puerto cabida "para cuántos navíos quisieren entrar"[146]. Hoy se conoce por Mamora bosque de alcornoques, al sur de Larache, por el que discurre modesto río. En sus inmediaciones se encuentra Mehdiya, dotada de playa y caserío antiguo, con kasba y mezquita. Se dice que la Thymiaterion de Hannón estuvo en la Mamora, aunque parece más razonable identificarla con Rabat. Ocupada por tribu beréber en el siglo X, fortificada por el almohade Abd el Mumen, sería entonces cuando adquirió el nombre de
"la muy poblada" o Mamora. Lugar de la ruta del oro, fue recuperada por Muley Ismaïl en 1681, emperador que no pudo imaginar un Marruecos, reducido a su Algarbe y poco más.

Fez la Nueva, cabeza de Mauritania bajo los Benimerines, fue fundada por Abeacob en 1276, dos millas al oeste de la capital de Tremecén. El oficialista León el Africano, nos dice que un río la separaba de la Fez del Algarbe de Berbería, mencionando sus mezquitas, escuelas y baños. Las tuvo probablemente, a más de molinos, a los que se refieren en 1579 pescadores de Huelva, habituales de los caladeros de Guinea. Debieron estar junto a la muralla, por la que pasaba el Río Orga, afluente del río de la Mamora, separada de la capital por seis jornadas de "camino llano, de muy pocas sierras", que representaba 40 o 45 leguas, pues en esto no se acuerdan las fuentes[147]
. Según el Conde de Santa Gadea, que describe la costa de Levante, quizá conociéndola de oídas, a otras 40 leguas de Fez se encontraba la "laguna de Melilla", en contorno deshabitado, pues los "lugares", "están lejos"[148], puntualización que excluye la albufera de Nador, en las inmediaciones de una Melilla, con ciudadela y ciudad habitada por entonces.


[1] ADMS. 2404. No ha cambiado de nombre, ni San Vicente, Granada y Testigos. Se conservaron, siendo identificables: Angra o Puerto Caballos, en el Golfo de Honduras, hasta el siglo XVIII, Punta de la Galera, en la isla de Trinidad, ambas mencionadas en la Crónica de Zubara; Santo Tomé, en el Orinoco; Mazagán y Puerto o Angra de Santa Ana, en el Amazonas; Santa Cruz, en la isla de Marajo. Y en Colombia: Tenerife, La Palma, San Miguel y San Cristóbal, así como las Islas de Canarias, al nordeste del Brasil.
[2] ADMS. 2406. Año 1605.
[3] ADMS. 2418. Año 1639. [4] ADMS. 2397. Año 1582. [5] ADMS. 2413. Año 1626. [6] ADMS. 2411.
[7] ADMS. 2414. Año 1630. [8] ADMS. 2409.
[9] ADMS. 2404.

[10] ADMS. 2403. 2421. [11] ADMS. 2409.
[12] ADMS. 2404. [13] ADMS. 2407. [14] Ibídem.
[15] ADMS. 2395. 2397.

[16] ADMS. 2404. Año 1600. [17] Ibídem.
[18] ADMS. 2403. [19] ADMS. 2407.
[20] ADMS. 2399. 2421. [21] ADMS. 2397.2406. [22] ADMS. 2397.
[23] ADMS. 2603. [24] ADMS. 2399. [25] ADMS. 2397.
[26] ADMS. 2412. Año 1625. [27] ADMS. 2407.
[28] ADMS. 2406. [29] ADMS. 2408. [30] ADMS. 2403.
[31] ADMS. 2411. Año 1621. 2416. Año 1634. [32] ADMS. 2421.
[33] ADMS. 2403.2404. [34] ADMS. 2397.
[35] ADMS. 2409. [36] ADMS. 2421.
[37] ADMS.2403.2404. Un codo equivale a 418 milímetros. El codo real, a 574 milímetros.

[38] ADMS. 2397.

[39] ADMS. 2411.Año 1619. [40] ADMS. 2403.
[41] ADMS. 2411. Año 1619. [42] ADMS. 2415. Año 1631. [43] ADMS. 2421.
[44] ADMS. 2403.

[45] ADMS. 2411. 1619.
[46] ADMS. 2411. Año 1621.

[47] ADMS. 2416. Año 1634. [48] ADMS. 2411. Año 1622. [49] ADMS. 2411. Año 1620. [50] Ibídem.
[51] ADMS. 2407. Año 1614. [52] ADMS. 2417. Año 1637. [53] ADMS. 2413. Año 1627. [54] Ibídem.
[55] Ibídem.

[56] ADMS. 2418. Año 1639. [57] ADMS. 2416. Año 1634. [58] ADMS. 2417. Año 1637. [59] ADMS. 2415. Año 1631. [60] ADMS. 2417. Año 1637. [61] ADMS. 2415. Año 1631. [62] ADMS. 2415. Año 1631. [63] ADMS. 2421.
[64] ADMS. 2411. Año 1619. [65] ADMS. 2408. Año 1610. [66] ADMS. 2410. Año 1616.
[67] ADMS. 2412. Año 1625. 2421. [68] ADMS. 2413. Año 1627.
[69] Ibídem.

[70] ADMS. 2421.

[71] ADMS. 2415. Año 1631. [72] ADMS. 2417. Año 1637.
[73] ADMS. 2404. Año 1603. 2408. Año 1610. [74] ADMS. 2408. Año 1610.
[75] Un palmo igual a unos 21 centímetros.

[76] Una braza igual a 2 varas o 1'6718 metros. [77] ADMS. 2404. Año 1600. 2408. Año 1612. [78] ADMS. 2404. Año 1600. 2417. Año 1637. [79] ADMS. 2408. Año 1610.
[80] ADMS. 2411. Año 1620. [81] ADMS. 2408. Año 1610. [82] ADMS. 2408. Año 1612. [83] ADMS. 2415. Año 1631.
[84] ADMS. 2404. Año 1600. 2417. Año 1637. [85] ADMS. 2415. Año 1631.
[86] ADMS. 2404. Año 1600.

[87] ADMS. 2412. Año 1625. 2421. [88] ADMS. 2404. Año 1600.
[89] ADMS. 2412. Año 1625. [90] ADMS. 2421.
[91] ADMS. 2397.2399.

[92] ADMS. 2397.Año 1581. [93] ADMS. 2399.Año 1586. [94] ADMS. 2408.Año 1610. [95] ADMS. 2407.Año 1607. [96] ADMS. 2408.Año 1610.
[97] ADMS. 2408.Año 1610. Año1611. [98] ADMS. 2408.Año 1612. [99] ADMS. 2407. Año 1614.
[100] Ibídem. [101] Ibídem.
[102] ADMS. 2408. Año 1612. [103] ADMS. 2421.
[104] ADMS. 2411. Año 1619. [105] ADMS. 2415. Año 1632. [106] ADMS. 2413. Año 1627.
[107] ADMS. 2407. Año 1614.

[108] ADMS. 2415. Año 1631. [109] Ibídem.
[110] Ibídem.

[111] ADMS. 2408. Año 1612. Año 1614. [112] ADMS. 2421.
[113] ADMS. 2411. Año 1619. [114] ADMS. 2415. Año 1631. [115] Ibídem.
[116] ADMS. 2404. Año 1600. 2415. Año 1632. [117] ADMS. 2411. Año 1619.
[118] ADMS. 2415. Año 1631. [119] ADMS. 2412. Año 1625. [120] ADMS. 2421.
[121] Ibídem. [122] Ibídem.
[123] ADMS. 2412. Año 1625.

[124] ADMS. 2418. Año 1639. [125] ADMS. 2414. Año 1630. [126] ADMS. 2415. Año 1631. [127] ADMS. 2415. Año 1632. [128] Ibídem.
[129] Ibídem. [130] Ibídem.
[131] ADMS. 2416. Año 1634. [132] ADMS. 2419. Año 1640. [133] ADMS. 2413. Año 1626. [134] ADMS. 2411. Año 1621. [135] ADMS. 2411. Año 1620. [136] ADMS. 2414.
[137] ADMS. 2412. Año 1625. [138] ADMS. 2416. Año 1634. [139] ADMS. 2413. Año 1626.
[140] ADMS. 2413. Año 1626. Año 1627. [141] ADMS. 2413. Año 1627.
[142] ADMS. 2413. Año 1626. [143] Ibídem.
[144] ADMS. 2413. Año 1627. [145] ADMS. 2415. Año 1631. [146] ADMS. 2417. Año 1637.
[147] ADMS. 2404. Año 1603. 2408. Año 1610. [148] ADMS. 2421.

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