martes, 1 de marzo de 2016

HISTORIA DEL PUEBLO GUANCHE III






CAPITULO X

AÑO DE 1497

Organización de la nueva sociedad. Creación del Cabildo municipal de la isla en La Laguna. Institución de la propiedad privada y repartimiento a españoles y guanches de tierras, heredamientos, aguas y ganados. Conducción y retorno de España de los reyes de Tenerife.

Como ya para fines de Julio de 1497 había conseguido el general Lugo casi limpiar de alzados los tres reinos de la Liga, así como los de Icod y Daute, trasladóse a La Laguna como lugar elegido para sentar la capital de la isla y establecer los centros civiles y administrativos indispensables a toda sociedad bien organizada. Nunca mejor aplicadas estas frases de Mr. Mignet:

«Los españoles en su ciclo férreo han peleado como fieras; pero apenas conseguida la victoria la han sistematizado en principios jurídicos que hicieron tolerables a los vencidos la victoria».

Efectivamente, el general Lugo no se dio punto de reposo compartiendo su atención entre los cuidados de la guerra y el emplazamiento de la ciudad capital, trazando sus calles y repartiendo solares; hasta que el 20 de Noviembre del mismo año, renunciando voluntariamente su autoridad omnímoda, constituyó el primer Cabildo o Ayuntamiento de aquella célebre corporación que vinculó en su seno los sacrificios y glorias de la patria; recayendo los cargos en personas de la mayor respetabilidad y nobleza, como así lo declara un asiento de ese mismo día en el libro de Acuerdos. Todos habían concurrido a la conquista con sus armas y caballos. Los elegidos fueron:
Lugarteniente:

Hernando de Trujillo, jerezano, más tarde conocido por el Teniente Viejo.
Alcalde Mayor:
Francisco Gorvalán
Regidores:

El Maestre de Campo Lope Hernández de la Guerra, Jerónimo
Valdés, hijo del desdichado gobernador de Canaria, Pedro de Algaba, ejecutado por Juan Rejón.
Cristóbal Valdespino
Pedro Mejías
Guillen Castellano, personaje de mucha cuenta y lengua que fue durante la conquista.
Pedro Benítez, el Tuerto, guerrero legendario que salvó la vida al general Lugo en la batalla de Acentejo y murió en la costa fronteriza de Berbería en una de las expediciones tinerfeñas.
Jurados:
Francisco Albornoz
Juan Badajoz
Escribano del Cabildo y público de la isla:
Alonso de la Fuente.
Nombraron además una comisión para el estudio y formación de las notables Ordenanzas municipales', dando desde luego comienzo a una meritoria labor en la naciente capital de la isla, bajo la denominación de Villa de San Cristóbal de la Laguna.
Si Fernández de Lugo como general dio pruebas de condiciones excepcionales reduciendo la isla con escasas fuerzas y como hombre de Estado acertó a fundir ambas razas, con iguales muestras de capacidad se nos presenta en su papel de gobernante y organizador de la nueva sociedad. Agraciado por la real cédula del 5 de Noviembre del 96 con los nombramientos de Gobernador y Justicia Mayor, con poder para el repartimiento e tierras, aguas y heredamientos, ejercitó la última facultad con una prudencia y previsión digna de encomio por medio de comisionados rectos e inteligentes, limitándose a ratificar los señalamientos'.

Como el fin que perseguimos nos exime de detalles sobre tan interesante asunto, limitándonos a dar dos o tres ideas generales. No era Casa denominada del Adelantado (en restauración). Tacoronte.

tarea difícil el repartimiento de las tierras bajo el aspecto de lastimar la propiedad privada, porque ésta no existía entre los guanches, pero sí el armonizar las ambiciones de algunos, que aunque pocos no faltaron descontentos, con lo que convenía a la isla por la que tanto bregó el Adelantado y sufrió disgustos. Aparte de unos cuantos repartimientos a favor de personas que moraban en la corte o fuera de Tenerife, que contribuyeron en alguna forma a la empresa de la conquista, tratárase de españoles o guanches, de conquistadores o pobladores, siempre sustentó Lugo el criterio de que las donaciones de terrenos a riego, no solamente habían de ser de muy pocas fanegadas sino que los agraciados para adquirir la propiedad tenían que ponerlas en cultivo dentro de los plazos señalados, so pena de perderlas en favor de los propios de la isla o de un vecino al no cumplir dicha condición.

Medida de tan plausible sentido administrativo levantó un clamoreo entre los lesionados, que ha tenido el privilegio de conmover la sensibilidad de cronistas de tiempos posteriores, por estimarla ¡Vywsta, llegando al extremo de injuriar la memoria de Lugo, que cargó con toda la responsabilidad de los gastos de la conquista por los fórrenos adjudicados a él y su familia, cuando por su mezquindad raya en lo ridículo!

Mas sólo nos importa inquirir de estos asuntos quienes fueron los agraciados, mejor dicho, si en el reparto de tierras alcanzaron los guanches igual beneficio que los españoles en consonancia con el convenio de Los Realejos. Parece lógico pensar que esta cuestión la esclarecieron de plano los cinco libros de Datas originales y por testimonio que obran en el Cabildo de La Laguna, pero no sucede así por razones que pronto veremos. A pesar de la redacción concisa de las donaciones, en muchas se especifica si el agraviado es conquistador o poblador, a veces sus servicios, si trajo mujer e hijos y la filiación de su nacionalidad, como castellano, portugués, canario de Gran Canaria, bor-goñón, gomero y tal cual ocasión la de natural, o sea indígena de Tenerife; pero en otras muchísimas datas no se expresan ninguna de estas circunstancias, sino que se limitan a decir que da a Fulano en repartimiento o en repartimiento y vecindad; y nosotros entendemos que en tales casos las más de las veces, los favorecidos eran guanches agazapados detrás de los nombres y apellidos castellanos. Abrigamos esta convicción, porque si atendemos por una parte a que el Adelantado procuraba como en justificación de las adehalas especificar por lo menos la cualidad de conquistador o poblador, por otra se ha ido descubriendo por testimonios irrecusables como contratos de matrimonios, de compraventa, testamentos, rendición de cuentas, etc., dados a conocer por D. Miguel Sansón, Mr. Berthelot, García Ramos, Alayón Medina, Perdigón, Serra de Moratín, De Arribas, Díaz Dorta, etc., que gran número de esos datados en que no se determina cualidad alguna y que se creían españoles por sus nombres y apellidos, resultan guanches por ambas líneas. Ya indicamos en otro lugar que dicha confusión ha sido mayor porque los mismos guanches, a excepción de los reyes y proceres, estaban interesados en hacer olvidar un abolengo manchado por el estigma de esclavitud que pesó sobre los villanos de la raza, que era un obstáculo para muchas pretensiones y hasta un gravamen. Ya a raíz de la misma conquista dióse un caso público que tiene estrecha relación con lo que decimos. Como los Reyes Católicos concedieron el privilegio a Tenerife de no pagar durante 25 años ninguna clase de alcabala, salvo la moneda forera de siete en siete años que pechaban únicamente los villanos, el Cabildo formó lista de éstos y parece la pagaron la primera vez; pero al cumplirse o antes de cumplirse el segundo septenario, como consta en documento que hemos leído en el archivo del referido Cabildo, los interesados se amotinaron una noche, asaltaron el edificio y quemaron las listas2. El Adelantado disimuló el suceso pagándose desde esa fecha de los propios por encabezamiento a razón de 30 maravedís por persona.

Pero no obstante la bruma que envuelve este asunto lo penetró a fondo nuestro cronista D. Juan Núñez de la Peña, aunque desgraciadamente fue el primer interesado en ocultarlo por su mismo oficio de preparar informaciones de noblezas. Dice a este propósito el ya citado D. José Rodríguez Moure en el prólogo del poema de Viana:
«Este incansable investigador de los archivos canarios y genea-logista colosal, por las preocupaciones de la época en que le tocó vivir, y hasta por temperamento tenía repulsión a la raza guanche. En su cabeza no cabía que una raza conquistada pudiese ser nobilísima...; así observamos que en las distintas declaraciones que prestó ante los tribunales para informaciones de nobleza, y a las que era llamado como oráculo, siempre huyó de mencionar los troncos guanches que enlazaron con los conquistadores. En una palabra: que en sus tiempos se consideraba afrenta descender de guanches, y si alguno se nombraba en la relación de una que otra prosapia, necesariamente tenía que ser rey, mencey, guanarteme o príncipe; de resto sólo de oprobio servía al que se le probara. De aquí el respeto medroso a la pluma de Núñez de la Peña; de aquí las consideraciones de que se vio rodeado...».

Sábese, como lo confirma fray Abreu Galindo, que más de la mitad del ejército expedicionario abandonó Tenerife cuando se consideró asegurada la conquista; marchándose muchísimos sin esperar recompensas de ningún género, otros renunciando las datas y no pocos vendiéndolas a bajo precio como podían; y es asimismo tradicional, de que aparte de los reyes (2), príncipes, infantes y altos personajes guanches fueron datados por el Adelantado todos los chaureros o jefes patriarcales de familia que pertenecían a la nobleza de segunda clase y que más o menos eran unos 600 en la isla. Como sin embargo del régimen socialista en que vivían, figuraban los referidos chaureros, como propietarios de los auchones con su área tradicional adscrita a cada auchon, semejando cortijos, parece que esta cualidad de terratenientes condicionales o aparceros del Estado sirvió de criterio para las donaciones, como lo comprueba, aunque de modo vago, algunas datas3; pero como al bautizarse tomaron los nombres y apellidos de los conquistadores, como hemos dicho, de aquí lo embrollado de la cuestión. Cuando a los esclavos o villanos, ya porque en su mayoría permanecieron en la rebelión o por las ideas de la época, es lo cierto que fueron pocos los favorecidos a juzgar por lo que se conoce.

Hontíberos, las cuales partió él y el alguacil Fernando de Llarena, los parte el arroyo, a 13 de Julio de 1497; entiéndese si no la ha dado Alonso de Lugo».

«En 27 de Mayo de 99 años. En este dicho día lo mandó a sentar el dicho Al-manza. E yo Alonso de las Hijas e Hernando de Llarena e Cristóbal Carrasco e otros muchos que estaban presentes».

López (borroso el resto). (Datas. Libro 1a. original). Vid. también:

«3.- Juan de Almansa. A todos quantos este alvalá vierdes fago saber como yo
doy a--------------v." desta isla la cueva foradada en Tegeste e más las tas. de arriba
del restroxo de [Hon]tiveros, las quales partió él y el alguazil [Hernanjáo de Llerena. Los parte el arroyo. 13-VII-97 [Sigue traslado]».
[Elias Serra Ráfols. Las Datas de Tenerife. La Laguna - Tenerife: Instituto de Estudios Canarios, 1978; pág. 19].

2 Por esto, como en Tenerife no hubo como en la Península « padrones de Pecheros», ni aquella distinción entre el estado noble y el general por ser poseedores de mayorazgos, títulos de Castilla, patronazgos, capillas, casas con armas y blasones en las fachadas, etc.; los Procuradores Mayores del Cabildo eran poco exigentes en las probanzas; y con la conocida competencia de los genealogistas, como el citado D. Juan Núñez de la Peña, a partir del Petrucio o tronco señalado era fácil justificar la nobleza, limpieza e hidalguía de la línea masculina de varón a varón.

1 Data de la hija de Pelinor, rey de Adeje, casada con su tío D. Diego:
«... doy a vos María de Lugo y a vos Diego (borroso), naturales de esta isla de Tenerife, cien fanegas de tierra de sequero en sembradura en término de Adeje, a do dicen Tijoco e han por linderos de una parte el barranco de Erques e de la otra parte el barranco de Tijoco e de la banda de arriba Gasia e de la banda de abajo Venen-cheque... las cuales dichas tierras vos do de repartimiento e por vecindad porque vos e el Diego vuestro marido sois naturales e habéis tenido e tenéis hijos ¡e facienda e campo..,!». (Agosto 15 de 1515. Datas. Libro 3e). Es decir, que tenían auchon y por lo tanto era propietario o noble. Vid. también: «1306- 4.- María de Lugo, mujer de don Pedro, defunto, naturales de esta isla de Tenerife. 100 f. de s. en el término de Adexe, adonde dicen Tijoco, q. han por linderos de una parte el barranco de Erque e de la otra parte el barranco de Tijoco, e de la banda de arriba García e de la banda de abajo Verrenchegne... en vecindad porque vos e el dho. nuestro marido sois naturales della e habéis tenido e tenéis en ella vuestros hijos e facienda e casa poblada Digo q. vos [do] para vos y vuestros hijos 50 f. en el dho. lugar. 13-VHI-1514 [De otra letra: en Tixoco 100 f.]. 9-VI-1556 Andrés de Llerena presentó este título y dijo q. la dha. M. de L. es su madre y él heredero...».

[Elias Serra Rafols. Las Datas de Tenerife. La Laguna-Tenerife: Instituto de Estudios Canarios, 1978; pp. 261-262].

4 Data de Pelinor, rey de Adeje.

Aquí tenemos una de tantas pruebas de que la mayoría de las datas no fueron registradas. De la del rey de Adeje sólo aparece una parte en el Ser. libro de Datas o 1a por testimonio, que publicó Serra de Moratín; pero de casualidad figura en el mismo libro la petición en 20 de Junio de 1508, por el que fue príncipe Moreque y después de bautizado D. Alonso Díaz, ante el gobernador, reformador y juez de residencia López de Sosa, en solicitud de que fuera confirmada la data concedida a su padre D. Diego, rey de Adeje. Dice así:

No vamos a transcribir las muchas datas en que no cabe duda repartió el Adelantado entre los guanches, porque nos alejaría de la brevedad que queremos dar a estos apuntes; pero sí importa aclarar un extremo puesto en entredicho por la gran autoridad del historiador Viera y Clavijo. Aún no hace un siglo que bajo el desdichado capítulo «Lamentable extinción de la nación guanchinesca», precedido de otro en el que al ocuparse de la presentación de los menceyes a los Reyes Católicos insinúa la sospecha de que no regresaron a Tenerife, pregunta entre otros particulares:

«¿Cómo no se vuelve a hacer memoria de ellos en nuestra historia? ¿Cómo no se encuentra habérseles repartido tierras para subsistir con el correspondiente decoro? En los antiguos libros de datas se hallaron diferentes donaciones a favor de muchos guanches particulares... pero ninguna a favor de los menceyes...».

Esta afirmación de Viera y Clavijo sería inexplicable tratándose de tan eximio talento, si no saltara a la vista que su obra en todo lo que concierne al pueblo guanche es una mera glosa de lo publicado por sus predecesores; con la agravante, de que no acudiendo a las fuentes de información para rectificar errores o dar a conocer hechos ignorados, se contentó con hacer un trabajo de segunda mano aventurando por su cuenta deducciones como las que comentamos, faltando a la verdad histórica.

Es imposible saber, no ya a punto fijo pero ni siquiera aproximadamente, cuántas fueron las donaciones hechas por el Adelantado. Las registradas figuran alrededor de 900 según consta en los cinco libros de Datas que obran en el Cabildo de La Laguna, hallándose formadas los dos primeros libros por Datas originales y los tres últimos por testimonio, es decir, mediante un procedimiento que pudiéramos equiparar a los expedientes posesorios del día para sus efectos; y lo mismo unas que otras, pero especialmente las postreras, aparecen por lo general llevadas al registro muchos años más tarde a partir de las fechas en que se expedieron, como si los agraciados cumplieran con este requisito cuando les convenía por alguna circunstancia. Si en la actualidad no obstante las trabas legales y el interés del Fisco, existen numerosos pueblos en Tenerife en que el 80 o 90 % de las propiedades no se hallan registradas, ¿qué acontecería en aquellos tiempos?

Es evidente que las referidas 900 datas registradas constituyen sólo una parte de las donaciones concedidas por el Adelantado, como también lo declara persona tan perita en la materia como Núñez de la Peña; sin contar que fue práctica corriente respetar como dueño del feudo al que rozara el monte y lo granjeara, siempre que no estuviera comprendido en bienes de propios o del común; en dehesa o adjudicados. Cuéntase, entre otros ejemplos, de que el señorío de Adeje logró extenderse desde el barranco de Erques en Izora a Montaña Gorda en Granadilla ¡algunas leguas!, adquiriendo albalá de esta clase de propietarios. Por otra parte, es razonable la presunción que lo mismo que aquellos que no contaban con otro título de propiedad que el de primer ocupante, como los que no se cuidaron de llevar al registro sus datas, fueran guanches más que europeos por su falta de hábitos oficinescos. Interesado en conocer la opinión sobre tan importante extremo del inteligente genealogista de nuestros archivos D. Rosendo García Ramos, nos escribe entre otros particulares lo siguiente:

«He visto en diferentes manuscritos antiguos que todos los reyes guanches tuvieron datas, y no sólo ellos sino también muchos de sus hijos y otros guanches; es más, he visto precisadas varias, pero no me he tomado el trabajo de copiarlas... Por otra parte, tengo las citaciones de un sin número de documentos públicos otorgados por los indígenas de Tenerife; y como hicieron multitud de testamentos, cartas dótales, compra-ventas, etc., no es muy difícil a los poseedores de índices explicativos de los libros parroquiales y de las escribanías, averiguar la filiación de multitud de guanches. El archivo de tales índices que poseía el Licenciado Casas es muy rico y lo mismo el del finado Afonso Avecilla, que donó a la iglesia de la Concepción de esta capital».
Todas nuestras investigaciones nos llevan a la conclusión, no ya que siendo el número de guanches acogidos al tratado de paz de Los Realejos muy superior en número a los conquistadores, más o menos en la proporción de 10:1, también los repartimientos de tierras fueron entre ellos más numerosos, sino que este importante particular de nuestra historia está por estudiar, no obstante la abundancia de materiales. En una palabra, que es un campo virgen donde los cronistas no se han atrevido poner a prueba su paciencia, dando por hecho no existió lo que ignoraban.

Ésta, por lo menos, fue la conducta de Viera y Clavijo al asegurar que los reyes guanches no habían sido agraciados por el Adelantado, cuando en las Datas registradas se encuentran testimonios de que los atendieron en la medida de los principales conquistadores4; porque si bien las donaciones de todos los soberanos aún no se han descubierto por completo, como se echa de ver en la adjunta nota, aparte de que lo conocido arroja pruebas sobradas para admitir sin violencia de que fueron generosamente agraciados, se da el caso singular de que tampoco se sabe si en los cinco libros de Datas se hallarán los testimonios de los repartimientos que faltan, pues salvo Núñez de la Peña interesado en ocultar la verdad como dijimos, no tenemos noticias de que ningún cronista se haya tomado la ímproba tarea de estudiarlas y si lo han hecho no han dado muestra de ello. Por lo que toca a nosotros necesitaríamos de un paleógrafo para las dos terceras partes de las Datas que no hemos podido descifrar.

En resolución, para desvanecer toda clase de dudas sólo falta quien ponga mano a la empresa patriótica de descifrar las Datas y de estudiar los materiales olvidados en las escribanías y archivos parroquiales; por más que los datos positivos de que hoy se dispone dan la certidumbre rayana a la evidencia, de que no ya los reyes y proceres sino a todos los jefes de familia de la nobleza guanche, les cupo repartimientos lo mismo que a los españoles. Después de todo fue un hecho lógico en consonancia con las bases del tratado de Los Realejos, con la situación del país aún no pacificado que aconsejaba no lanzar desesperados a la rebelión y con el plan político del Adelantado de despertar en los guanches el interés por la propiedad territorial; máxime cuando había mucho que desmontar, exceso de terrenos, sobrado campo donde desenvolver sus actividades, por más repartos que se hicieran entre indígenas, conquistadores y pobladores.

A pesar de los esfuerzos de D. Alonso de Lugo en sus 28 años de gobernación para amansar la intrincada selva de la isla y abrir su seno virgen a la fecundidad del arado, el cordón costanero que formaban sus nacientes poblaciones aparecen como abrumadas por los bosques maravillosamente exuberantes. ¡Tal era la falta de brazos y por lo tanto de propietarios, solicitados dentro y fuera de Tenerife!

A pesar de que en el libro de Acuerdos del Cabildo se hace constar de que en 1497 existían en la isla muchos alzados en armas, como la antigua sorda animosidad entre los siervos y sus señores llegó a tal grado que hizo desechar todo recelo de que volverían a entenderse, no abrigó temor alguno el Adelantado de marchar a fines de ese mismo año a la península, para presentar a los Reyes Católicos los vencidos Hontíberos, las cuales partió él y el alguacil Fernando de Llarena, los parte el arroyo, a 13 de Julio de 1497; entiéndese si no la ha dado Alonso de Lugo».

«En 27 de Mayo de 99 años. En este dicho día lo mandó a sentar el dicho Al-manza. E yo Alonso de las Hijas e Hernando de Llarena e Cristóbal Carrasco e otros muchos que estaban presentes».

López (borroso el resto). (Datas. Libro 1a. original). Vid. también:

«3.- Juan de Almansa. A todos quantos este alvalá vierdes fago saber como yo
doy a--------------v." desta isla la cueva foradada en Tegeste e más las tas. de arriba
del restroxo de [Hon]tiveros, las quales partió él y el alguazil [Hernanjáo de Llerena. Los parte el arroyo. 13-VII-97 [Sigue traslado]».

[Elias Serra Ráfols. Las Datas de Tenerife. La Laguna - Tenerife: Instituto de Estudios Canarios, 1978; pág. 19].

2 Por esto, como en Tenerife no hubo como en la Península « padrones de Pecheros», ni aquella distinción entre el estado noble y el general por ser poseedores de mayorazgos, títulos de Castilla, patronazgos, capillas, casas con armas y blasones en las fachadas, etc.; los Procuradores Mayores del Cabildo eran poco exigentes en las probanzas; y con la conocida competencia de los genealogistas, como el citado D. Juan Núñez de la Peña, a partir del Petrucio o tronco señalado era fácil justificar la nobleza, limpieza e hidalguía de la línea masculina de varón a varón.

1 Data de la hija de Pelinor, rey de Adeje, casada con su tío D. Diego:

«... doy a vos María de Lugo y a vos Diego (borroso), naturales de esta isla de Tenerife, cien fanegas de tierra de sequero en sembradura en término de Adeje, a do dicen Tijoco e han por linderos de una parte el barranco de Erques e de la otra parte el barranco de Tijoco e de la banda de arriba Gasia e de la banda de abajo Venen-cheque... las cuales dichas tierras vos do de repartimiento e por vecindad porque vos e el Diego vuestro marido sois naturales e habéis tenido e tenéis hijos ¡e facienda e campo..,!». (Agosto 15 de 1515. Datas. Libro 3e). Es decir, que tenían auchon y por lo tanto era propietario o noble. Vid. también: «1306- 4.- María de Lugo, mujer de don Pedro, defunto, naturales de esta isla de Tenerife. 100 f. de s. en el término de Adexe, adonde dicen Tijoco, q. han por linderos de una parte el barranco de Erque e de la otra parte el barranco de Tijoco, e de la banda de arriba García e de la banda de abajo Verrenchegne... en vecindad porque vos e el dho. nuestro marido sois naturales della e habéis tenido e tenéis en ella vuestros hijos e facienda e casa poblada Digo q. vos [do] para vos y vuestros hijos 50 f. en el dho. lugar. 13-VHI-1514 [De otra letra: en Tixoco 100 f.]. 9-VI-1556 Andrés de Llerena presentó este título y dijo q. la dha. M. de L. es su madre y él heredero...».
[Elias Serra Rafols. Las Datas de Tenerife. La Laguna-Tenerife: Instituto de Estudios Canarios, 1978; pp. 261-262].

4 Data de Pelinor, rey de Adeje.

Aquí tenemos una de tantas pruebas de que la mayoría de las datas no fueron registradas. De la del rey de Adeje sólo aparece una parte en el Ser. libro de Datas o 1a por testimonio, que publicó Serra de Moratín; pero de casualidad figura en el mismo libro la petición en 20 de Junio de 1508, por el que fue príncipe Moreque y después de bautizado D. Alonso Díaz, ante el gobernador, reformador y juez de residencia López de Sosa, en solicitud de que fuera confirmada la data concedida a su padre D. Diego, rey de Adeje. Dice así:

«Dn. Alonso, hijo del rey de Adeje e presentó auto título de repartimiento por el cual pide a su merced que le confirme un barranco que se dice Mazca, con todas sus tierras e aguas, salvando tres fanegas de tierra que le fueron dadas a Pedro de Tala-vera.
... pide más que le confirme cien fanegas de tierra de sequero en sembradura que son en Itapo abajo deArjos...

... pide más que le confirme treinta hanegas de tierra de riego que son en el reino de Adeje que se ha de regar con el agua del Río que dicen Chasna que son a do se parten los términos de entre Abona e Adeje».

Además de los centenares de cabezas de ganado de las reservas de los Estados que le correspondió y solares en La Laguna, y sin contar lo concedido a sus hijos, familiares, etc., tal fue la data de D. Diego de Adeje; debiendo observar que el valle de Mazca, aunque accidentado, es fértil y abundoso en aguas, y que las cien fanegas de tierra de sequero en sembradura son equivalentes a 300 fanegadas castellanas de cordel.

Aunque Serra de Moratín dice que D. Diego otorgó una escritura de partición en 31 de Enero de 1524, dividiendo sus tierras del valle de Santiago « entre Andrés de Llarena, guanche casado con una hija de dicho rey y Juan de Bonilla, también indígena casado con una nieta,hija de Dn. Alonso Díaz» , la anterior solicitud parece confirmar la tradición citada por Arribas, de que el rey de Adeje murió en Berbería en una de tantas expediciones organizadas por el Adelantado. Tal vez se refiera a otro Diego, de la familia del mencey, la partición de que habla Serra.

Data del rey de Daute:

De este monarca, llamado después de bautizado Diego de Ibaute, sólo hemos podido reconstituir de su data lo siguiente:

«Doy a vos Diego de Ibaute... en vecindad y repartimiento un valle que se dice agora el Valle de las Yeguas e se decía primero Adanoro, en que puede haber un cahíz de tierra poco más o menos, e dos cuevas, la una en el mismo término se llama Tinexa y la otra en el barranco del Puerto de los Caballos que se dice Benchivo y otra cueva arriba... que se dice Ejineza...». (Datas. Libro 4°. Su fecha 17 de Marzo de 1525). Vid. también: «1447-31.- Diego de Ibaute [en el texto Gonzalo de Ibaute] Un valle que se dice agora el valle de las Yeguas que se decía primero Adanoro en q. puede haber un c. de ta. y dos cuevas, la una en el mismo término, que se llama Tinexa y la otra en el barranco del puerto de los Caballos, que se dice Benchino y otra cueva arriba de Santa Cruz q. se dice Exineza. Digo q. vos do las dhas. tas. y cuevas. 17-111-1525». [Ibidem, pp. 300-301].
Además, el valle de Ibaute, hoy de San Andrés, en Santa Cruz, y 60 fanegadas de tierra en Acafio por los Henetos de La Laguna (Datas. Libro 5a y 3S. Su fecha 11 de Diciembre de 1509).

Testó dos veces ante Antón de Vallejo, en 1510 y 1511 al folio 567, y volvió a testar en 1516 ante Sebastián Páez, folio 740; según De Arribas.
Data del rey de Abona:

Nació este monarca a la vida civilizada con el nombre de Gaspar Hernández. Afirma García Ramos que fue datado según consta en el libro lu de Datas originales, cuaderno 11, folio 7; en el libro 2a, cuaderno 10, folio 53, y en el libro 3a o primero por testimonio al folio 311.

Testó dos veces: la primera en La Orotava en 1504, ante Diego de Andrada, folio 538, « ...para pasar a Berbería»; y la segunda en La Laguna a 4 de Octubre de 1527, ante Alonso Gutiérrez, al folio 528 o 529, según las respectivas opiniones De Arribas y de Serra Moratín. Tal vez tengan ambos razón.

Aunque procuramos la mayor brevedad de estos aspectos no reproduciendo datas de la nobleza indígena, para que se comprenda la confusión a que pueden dar lugar el que muchísimos guanches tomaran unos mismos nombres y apellidos de los conquistadores, publicamos a continuación la data adjudicada a Da. Elvira, hija del rey de Abona:
«Yo Dn. Alonso... digo que porque vos Elvira Hernández hermana de Pero Bueno e de Gaspar Hernández, mis criados, naturales desta isla, sois mi ahijada e vos queréis casar e por buenos servicios que me han hecho, vos doy e hago merced de cuatrocientas fanegas de tierra en Abona, alinda por arriba una montaña que se llama Enaydan...». (Datas. Libro 3Q. Su fecha 10 de Noviembre de 1505). En las Datas publicadas por Serra Ráfols, en el cuad.° n.° 11 sólo aparece un Gaspar Ferrandes, v.° de Santa Cruz, quien recibe un solar en el camino de Ntra. Sra. de La Consolación. [Ibídem, pág. 112].
«1326-24.- Elvira Hernandes, hermana de Pero Bueno e de Gaspar Hernandes, mis criados, naturales desta isla; sois mi ahijada e vos queréis casar e por buen servicio q. me han hecho vos doy 400 f. de ta. en Abona, alinda por arriba una montaña q. se nombra Erraydan aguas vertientes a la mar e por un lado el barranco q. va de Chasna con las fuentes de Chipeucho e por abajo la montaña de Thamage hasta A usa con las cuevas e manantiales q. en ellas estuvieren. Digo q. vos doy las dhas. 400 f. 10-X-1505. En 5-1-1562 lo presentó Ana Gutiérrez [traslado]. Vuelto: 13-V-1562, Jorge Castellano, v.° presenta ante Juan López de Acoca, escr. mayor del Concejo, un mandamiento compulsorio del Gobernador Ldo. Plaga para q. entregue el original de Elvira Hernández y haga copia. Lo pide Castellano por sí y sus sobrinas Ana Gutiérrez y Grigoria Castellana». [Ibídem, pág. 266].
Dedúcese de esta data que el rey de Abona llevó el mismo nombre y apellidos de Gaspar Hernández que uno de sus hijos.

Data del rey de Tacoronte:
Llamado Fernando Tacoronte después de bautizado, según García Ramos tuvo repartos de tierras en Tegueste, como consta en el Libro 1a. original, cuaderno 10S, folio 41; en el Libro 2S original, cuaderno 12a, folio 6, y en el Libro le. por testimonio al folio 298. Y también en Igueste y Arona, según De Arribas. Murió en La Laguna testando ante Alonso Gutiérrez a 1a. de Marzo de 1520, folio 499; declarando que otorgaba su testamento hallándose «en las casas de su morada» y ordenando se le enterrara en la iglesia de la Concepción.
«29. 1520, marzo, 1:

Fernando Tacoronte, v." y natural, hace testamento: fórmulas de fe. Manda que le entierren en la iglesia de Ntra. Sra. de la Concepción; los clérigos le digan sendas misas y sus 9 días; a la Cruzada, a la Merced y a las ermitas acostumbradas a cada una 5 mrs.; le digan 1 vigilia y su cabo de año. Dice que, como tiene pocos bienes y muchos hijos, deja a su mujer y le encarga que cumpla por su alma; además que le digan 5 misas a la Pasión de Ntro. Señor Jesucristo. Cobren: de Mateos, vaquero de Pedro de Lugo, 3.750 mrs. que le debe por un contrato que está ante Alonso de Llerena; de Leonor de Tacoronte, mujer de Fernando Esteban, 2 gallinas que le debe con las rentas que pudieren merecer de 8 años a esta parte; de Francisco Suárez 1.000 mrs. de cierta escarda que le hizo y fuese con ellos; de Benito, sobrino de Hernán Guerra, 45 marranas por un contrato que está en su caja; de Francisco de Flandes por un contrato que está ante Juan Márquez 120 cabrillas, pagaderas por septiembre de 1522. Deudas que debe: a Alonso de Herrera lo que pareciere por un contrato que pasó ante Juan Márquez, y dice que, como tiene otros contratos con él y le tiene pagado mucho de ello, se averigüe la cuenta y se muestren sus finiquitos y lo que pareciere que se le debe que se lo paguen; a Alonso de Herrera 2 1/2 fanegas de trigo a 200 mrs.; a Yebone Fernández 2 castrados puercos; a Gonzalo Díaz, yernos de Velázquez, 1.080 mrs.; Bastían de Icod, porque recaudó de Pedro Mación por él, 3 doblas, dice que Pedro Mación resta debiendo a Bastían de Icod 1 dobla, ya que eran 4; a Juan de Adeje 7 reales que cobró por él; a Juan de Abona 2 1/2 reales. Dice que la mitad de la casa en que vive es de Diego de Güímar, primo de su mujer, difunto, y la tiene porque le hace bien por su alma, ya que cada sábado es obligado a encender 1 candela, y así ha de ser para siempre a todos los que después de él la heredaren. Que todas las otras deudas que vinieren en buena verdad hasta 100 mrs. con juramento que las paguen. Nombra albaceas a su mujer María de Güímar y a Gaspar Fernández. Nombra herederos a María Fernández, su mujer, y a sus hijos Francisco, Juana, Catalina, Mary, Luis y Ana Fernández, y a Fernando y Antón, por iguales partes, después de sacada la mitad de la hacienda de su mujer. Otorgado en las casas de la morada de Fernando Tacoronte.— Ts. Diego Gómez, Juan González, Miguel Castellano, Martín Muñoz y Baltasar Afonso, vs. y ests.— Por no saber: Diego Gómez». [Manuel Lobo. Protocolos de Alonso Gutiérrez (1520-1521). La Laguna: Instituto de Estudios Canarios/Aula de Cultura de Tenerife. 1979; pp. 53-54].
Data del rey de Anaga:

Solamente sabemos de este soberano, llamado después de bautizado Pedro de los Santos de Anaga, lo que nos dice en carta D. Rosendo García Ramos, de haber leído «en el archivo de Afonso Avecilla los datos del rey de Anaga y de su hijo Dn. Enrique».

Según tradición este D. Enrique era de muy pocos años; confirmando esta noticia los sucesos históricos de dicho reino, relacionados con la interinidad del trono durante la enajenación mental que sufrió Beneharo.

Data del llamado rey de Tegueste:
Conocido más tarde por Juan Tegueste, murió a poco de la conquista. Según De Arribas se le hizo reparto de tierras. Dejó por tutor de su hijo Juan Teguaco, al conquistador e intérprete Guillen Castellano.

Data del rey de Taoro:

Benytomo, hijo primogénito del Rey Grande o Bencomo después de bautizado tomó el nombre de Cristóbal Hernández de Taoro. Según dice Serra de Moratín se estableció en La Orotava y fue agraciado con datas de consideración. En opinión de Arribas, testó en La Orotava en 1553 o 1556 ante Grimón, ordenando fuera enterrado en la iglesia de La Concepción (de La Orotava).

Todo induce a creer no se tienen noticias exactas de este personaje.
Data del rey de Güímar:

Llamado después de su bautismo Juan de Candelaria, a pesar de ser el más querido de los españoles, como acontece con Benytomo, se ignora de ambos las particularidades de su vida ulterior. Cuanto se ha dicho hasta ahora de los dos son meras suposiciones sin fundamento serio.

5 No puede ponerse en duda de que los reyes fueron llevados a la corte de España. En la información de nobleza de la casa Jovel en 1508, figura en el interrogatorio la pregunta 14, que dice así:

«ítem si saben que el dicho Adelantado cuando llevó los nueve reyes que conquistó y ganó en esta dicha isla de Tenerife personalmente a sus altezas los Reyes Católicos Dn. Fernando y D3. Isabel, de gloriosa memoria, llevó consigo al dicho Jaime Jovel fueron ambos a los presentar a sus altezas y el dicho Jaime Jovel anduvo en la corte real e le comunicaban e hallaban muchas veces sus altezas».

Diego de Madrid, entre otros testigos, lo afirma y declara le vio en la corte por aquella época.

6 Tampoco caben dudas de que retornaron a Tenerife como lo acreditan los diversos instrumentos públicos de que hemos hecho mención, así como que fueron ennoblecidos. Respecto a este particular reproducimos la contestación del venerable anciano D. José Alayón Medina, natural de Chasna y muy conocedor de nuestros archivos, que dio a Serra de Moratín refiriéndose al mencey de Adeje, Pelinor:

«El capitán Dn. Diego Martínez de Alayón, vecino de La Orotava, en virtud de probanzas instrumentales y otros recuerdos, ante el Teniente Maestre de Campo Dn. José Pérez de Valcárcel, Corregidor y Capitán a Guerra de Tenerife y La Palma y escribano Antonio Calderón y Oquendo en auto de 2 de Julio de 1674, fue declarado y amparado con la posesión de Caballero hijodalgo notorio, etc.

Entre los méritos que alegó para obtener el declaratorio mencionado, fue uno, el de ser descendiente de Pellinor, último mencey de Adeje, quien habiendo pasado a España, con los ocho que el Adelantado remitió a los Reyes, habiéndolos honrado, dieron e hicieron merced a cada uno de las divisas de sus armas; y las que le impusieron al dicho Dn. Diego (el mencey), fueron en campo de oro dos palmas verdes cruzadas con una corona de oro encima y a los lados de las palmas al derecho una Ry ala siniestra una D y en la parte media del escudo dos rejas abiertas por medio con tres ovejas blancas por dentro de cada una y al pie dos lobos blancos con collares rojos; de las cuales han usado (habla el peticionario) públicamente sus ascendientes, como actualmente con las demás del apellido Martínez se ven en la capilla colateral, a mano derecha, esculpidas en el convento de San Francisco de dicha villa (La Orotava) del que es patrono; y en el lugar de Icod en las casas de sus abuelos en el oratorio público que hay en ellas».

Los descendientes del mencey de Daute que subsisten en su mayor parte en Icod, según De Arribas, tienen escudo de armas o blasón propio con un árbol genealógico muy extenso. De los demás menceyes ningún cronista, que sepamos, se ha cuidado de hacer averiguaciones.

Claro es que con frecuencia se tocarán dificultades por los muchos guanches que tomaron unos mismos nombres y apellidos de los conquistadores. Así, por ejemplo,¿se trata o no del primogénito del rey Pelinor en la siguiente data? Por varias consideraciones creemos que no, pero no podemos afirmarlo.

Data a favor de Alonso Díaz «natural y maestro de azúcar de una tierra de sequero en el término de Agüymar en la Lomada deArtiz». Linda por abajo con un colmenar de Juan Mayor «e de la parte de Sta. María de Candelaria un pino y tres moca-nes e de la parte de arriba los riscos de la sierra de Garatermo».

Más otra data al mismo maestro de azúcar de «tres cahíces de tierra que son en la montaña de Gíiímar que son de linderos un camino que va de tiempo de los guanches... e de la otra banda el barranco de Higa...». (Data. Libro 4Q. Su fecha 8 de Abril de 1.511).

ANOTACIONES

(1) Por Real Cédula se concede escudo de armas a la isla de Tenerife, otorgada en Madrid por D. Fernando El Católico, el 23 de Marzo de 1510. Destaca la figura de San Miguel sobre unas llamas de fuego, la isla de Tenerife y un león. La orla lleva la siguiente inscripción: Michael Arcángel veni in adiutoriun populo Dei Thenerife me fecit. (Salón de Plenos, del Ayuntamiento de San Cristóbal de La Laguna).

(2) Vid.: [Leopoldo de La Rosa Olivera. «Notas sobre los reyes de Tenerife y sus familias», en Revista de Historia. La Laguna: Universidad de La Laguna, Julio-Di-ciembre, 1956 (n.™ 115-116); pp. 1-17; y Buenaventura Bonnet. El mito de los nueve menceyes. Santa Cruz de Tenerife: Imp. Católica, 1940].

(3) El texto de esta data señala que: «Don Diego Rey. Yo don Alonso Fernandes de Lugo, Adelantado de Canaria e Governador de Tenerife e de San Miguel de La Palma, doy a vos Don Diego, Rey q. érades de Adexe, un barranco q. se llama Masca con todas sus tas. y aguas para vuestros ganados e para q. fagáis vuestras heredades salvado 3. f. q. di a Pedro Talabera, y lo demás de estas 3. f. vos do y vos fago merced dello e más os do 100 f. de sembradura de s. q. es en Taxo abajo Arjo, y por ésta os do para vos y para vuestros herederos e supseQores y al escriuano mando q. lo siente en el registro. Fecha a V días de otubre de M dtij años. Q. mando q. se vos asiente si no es dado. El Adelantado». (Archivo Histórico Municipal de San Cristóbal de La Laguna. Libro de Datas I, cuada. ns. 17. Vid.: [Elias Serra Ráfols. Las Datas de Tenerife. La Laguna: Instituto de Estudios Canarios, 1978, pp. 174-175].

(4) Sobre la supervivencia de los menceyes de Tenerife plantea el prof. Rumeu de Armas lo siguiente:

«La fase postrera de la conquista culmina con la rendición de los menceyes de Tenerife, hecho de extraordinaria resonancia por su alta significación y simbolismo... De esta manera, fueron cuatro los monarcas que se presentaron en el campamento del Realejo, en los primeros días del mes de mayo de 1496, para hacer acto público de sumisión a los soberanos de Castilla don Fernando y doña Isabel. Mandaban, respectivamente, sobre los bandos de Tacoronte, Tegueste, Icod y Daute... Una vez que la sumisión se comunicó con el ceremonial propio de la época, Alonso de Lugo convocó a los cuatro monarcas aliados —Güímar, Abona, Adeje y Anaga—, a los que ordenó se dispusieran a trasladarse a la corte de España, para rendir pleitesía a sus poderosos soberanos. El viaje del capitán-conquistador a la metrópoli en compañía de los menceyes guanches es un hecho de cuya veracidad no es posible discrepar...

Sabemos por una carta que el embajador de la república de Venecia, Francisco Capello, dirige a la Señoría, el 10 de junio de 1496, que por aquella fecha ya habían hecho una entrada en la corte los reyes de Tenerife, lo que nos obliga a fijar el viaje de Alonso de Lugo alrededor del 15 de mayo de dicho año... La civilización de los men-ceycs nos lleva a proponer un bautismo en el seno de la corte. A nuestro juicio, en una de las iglesias de Almazán, regularmente la de San Miguel, por ser la más próxima al palacio de los Mendoza, recibieron las aguas redentoras del bautismo los monarcas isleños... siete reyes de Tenerife, hemos visto comparecer en Almazán para rendir homenaje, comunión y pleitesía a los Reyes Católicos y a los primeros menceyes de reinos de paces, con la libertad personal garantizada por los tratados, indiscutiblemente volvieron a la patria chica, integrándose en la nueva sociedad que alboreaba, con cierto rango peculiar. Señalemos, en apoyo de este aserto, que como particular distinción a ellos y a sus inmediatos descendientes no les solía anteponer el título de don».


[Antonio Rumeu de Armas. La conquista de Tenerife, 1494-1496. Santa Cruz de Tenerife: Aula de Cultura de Tenerife, 1975; pp. 295-296, 301, 340-341]:

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